CONCIERTO

Nils Frahm, en busca de la emoción intangible

El compositor alemán nos habla de 'All melody', la cumbre de su mezcla de clásica contemporánea y electrónica, que presenta el martes en L'Auditori

Nils Frahm

Nils Frahm / periodico

Juan Manuel Freire

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'All melody' es el mejor disco de Nils Frahm, lo cual es decir mucho. El tacto orgánico del (relativo) disco de directo 'Spaces' ha dado pie a algo más elaborado y depurado, y a la vez abierto e infinito. "Desde luego, no había puesto el mismo empeño en ninguno de mis anteriores discos", explica el compositor alemán, adalid de la combinación de clásica contemporánea con electrónica. "Tampoco había tenido el tiempo, atrapado como estaba en los ciclos de las giras y los compromisos sin fin. Siempre tenía alguna excusa para no hacer el disco que quería hacer".

Como no tenía el tiempo, Frahm se lo buscó. Dijo 'no' a las giras por una temporada. Rechazó compromisos. Y se entregó, primero, a una especie de necesaria desintoxicación de la música: "Cuando se lo explico a la gente, no lo entiende, pero realmente necesitaba alejarme de ella. Ni siquiera la escuchaba. Me importa tanto la música que necesitaba huir de ella y poder volver a verla con ojos frescos".

Al volver a ella, explica Frahm, quería probar nuevas cosas, huir un poco de su propia sombra -la de un Satie de la era digital- y volver a emocionarse con el sonido. "Incluso de algo que te gusta mucho te puedes acabar hartando. Prueba a ir cada día a tu restaurante favorito; acabarás aburrido. Con la música pasa exactamente igual".

Una parte esencial de su reformulación fue el marco de trabajo. Frahm tiene un nuevo estudio analógico en Funkhaus Berlin, el mítico edificio que fue estación central de radio de la República Democrática Alemana. En concreto, en la sala 3, antes reservada a la grabación de música de cámara. Fueron nueve meses de trabajo, pero valió la pena. "Durante la preparación del disco, fue mi estudio y mi casa. Muchas noches dormí allí mismo".

A veces se llevó a amigos, como el grupo vocal Shards, la chelista Anna Müller o Sven Kacirek, maestro de la marimba, el nuevo instrumento favorito de Frahm. 'All melody' debe de ser su disco más colaborativo hasta la fecha. "Es el que tiene más voces distintas, eso desde luego. Pero ha sido sencillo unificarlas todas. Más que nada porque suelo trabajar con músicos que saben de dónde vengo y no necesito explicarme mucho".

LA BANDA SONORA DE 'VICTORIA'

Entre lo último que habíamos oído de Frahm estaba su banda sonora para la película 'Victoria', famosamente filmada en una sola toma continua, de casi dos horas y media, con Laia Costa metiéndose en líos en Berlín. Cierto aroma cinematográfico recorre los surcos de 'All melody' pero, para Frahm, el trabajo de hacer música de cine y el de hacer música propia no pueden ser más diferentes. "En el primer caso trato de reflejar una emoción que viene dictada. En el segundo, el director soy yo, y la emoción que busco es difícil de explicar. Debe ser algo intangible, algo que solo se pueda conseguir con música".

En su concierto de L’Auditori del martes, día 20, se dirigirá solo a sí mismo. "Hay una emoción particular en el hecho de actuar solo. Se consigue una energía especial. Además, me permite reelaborar las piezas a mi antojo durante el propio directo", explica. Quienes lo hayan visto en vivo recordarán cómo la música parece nacer allí mismo ante nuestros oídos, visceral, ruidosa, perfecta.

Frahm es un hombre amante del cambio… Menos con el café. En el tiempo transcurrido desde nuestra última entrevista (cuatro años), este antiguo barista sigue en las mismas. "Bebiendo solo expreso, porque soy un purista en este sentido. Como mucho, añado unas pocas gotas de leche, pero muy pocas". Alquimista sutil del sonido y el café.