ALTA GASTRONOMÍA

El agua que sorprende a los sumilleres

El Agua Vilajuïga no deja a nadie indiferente cuando la prueba: gracias a sus características, marida a la perfección con los platos de los mejores chefs del país

Ferran Centelles y Clara Antúnez

Ferran Centelles y Clara Antúnez

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Desde 1904 han cambiado muchas cosas, pero hay una que se ha mantenido inmutable ante el inexorable paso del tiempo: el Agua Vilajuïga. Procedente del manantial de Vilajuïga (Alt Empordà), en los pies del Parc Natural del Cap de Creus, se mantiene fiel a su composición organoléptica original. Sus propiedades la convirtieron rápidamente en un elixir extremamente popular y, en nuestros tiempos, sigue posicionándose como una de las mejores aguas minerales naturales con gas del mundo. Esta agua, saludable y gastronómica, no pasó desapercibida por personalidades del norte de Catalunya, como Salvador Dalí y, de la misma forma, tampoco pasa desapercibida por los sumilleres más reconocidos en la actualidad.

“El primer día que la probé, de pequeña, pensé que era una agua diferente, que picaba. Poco después, con el criterio que conceden los años, reconocí la exquisitez y sutileza de su carácter”, recuerda Clara Antúnez, sumiller, experta en formación y conocedora del territorio tanto en productos alimentarios como en aguas y vinos, y fundadora de La Gastronómica. Es, sin duda, una agua que no deja indiferente: “es imperceptiblemente salada, porque lleva poco sodio, flúor y litio, minerales que ayudan a que sea diurética; en cambio, tiene mucho calcio y magnesio, que ayudan a fortalecer el esqueleto”, analiza. “Gracias a sus burbujas finas y elegantes es como un susurro en el paladar”, concluye con acierto Antúnez.

Su opinión coincide con las propiedades que destaca de esta agua Ferran Centelles, miembro de elBullifoundation. “El Agua Vilajuïga tiene una sensación carbonatada muy delicada, una textura única que envuelve el paladar con suavidad y un sabor que respeta al máximo las elaboraciones culinarias gastronómicas”, explica Centelles. El que también fue sumiller de ElBulli, también destaca al respecto: “Vilajuïga aporta una sensación alcalina en boca que es única y muy valorada y que le aporta un sabor virtuoso que acompaña de forma excepcional las elaboraciones culinarias gastronómicas”.

Maridaje de alta cocina

Su sabor único y singular es fruto de los minerales y bicarbonatos que el agua recoge en su camino hacia el acuífero del Alt Empordà. Los estratos geológicos locales aportan diferentes minerales, que son los que dan a Vilajuïga sus características organolépticas destacadas. El suave gas carbónico que obtiene de su paso por el subsuelo ayuda a limpiar el paladar, lo cual permite que las papilas gustativas puedan apreciar todos los matices de las bebidas. Gracias a ello, tiene una gran capacidad para maridar con vinos, cavas, champán, vinos dulces, cafés e infusiones, convirtiéndose así en un agua imprescindible en las mejores cartas de alta cocina. 

Un agua natural, saludable y con propiedades únicas

Tipología: Sin añadidos

Agua mineral natural carbónica natural, sin gas añadido. Doblemente natural: es una de las pocas aguas carbonatadas ‘no elaboradas’.

Composición: Fiel a sus orígenes

Mantiene la composición de 1904. Agua de mineralización media, ligera y fresca.

En vista: Delicadeza

Limpieza muy alta, poco brillante, transparencia media, efervescencia equilibrada, con burbuja de aguja abundante, muy fluida.

En nariz: Con carácter

Frescura, intensidad, fuerte acidez y tierra

En boca:

Entrada y paso: sensación alcalina ligera, carbonatada muy delicada, ligera y fresca, minerales, tierra; dulzor, salinidad, amargor y acidez suaves y equilibrados.

Posgusto: persistencia escasa, poco posgusto, no altera ningún sabor en boca, ni se impone, lo que la convierte en muy gastronómica.