El manifiesto contra la "privatización" de Sant Jordi suma un centenar de apoyos: "Es una fiesta popular, no una feria de pago"

El Sant Jordi de pago que impulsó la Cambra del Llibre hace unas semanas ha provocado malestar en cierto sector del libro, que ve con malos ojos los 96 euros que costará (como mínimo) tener una parada en la calle el 23 de abril. Aunque muchos libreros ven con buenos ojos sufragar parcialmente los gastos que implica cortar el centro de Barcelona, otros rechazan la medida frontalmente y este martes han presentado un manifiesto “contra la privatización” de Sant Jordi que ya han apoyado más de un centenar de editoriales y escritores como Alpha Decay, la Associació Cultural del Raval, La Tribu Llibreria, Enric Casasses, Bel Olid, Blanca Llum Vidal, Joan Todó o Ana Polo. 

Los impulsores del manifiesto describen la medida como una “absoluta desvirtuación” de una “fiesta popular” y ven en el copago “un mecanismo de privatización” de una Diada que este 2024, aseguran, estará más dividida que nunca: entre el espacio de pago y el gratis, entre los profesionales y los no profesionales, entre agremiados y no agremiados, entre los que se lo pueden permitir y los que no. Los editores de Virus, Deskontrol y la librería Acció Perifèrica de Virrei Amat piden que se revierta la medida, han anunciado acciones futuras y no descartan “acciones legales” contra una medida que, en su opinión, expulsa a los más pequeños y precarios del sector.

En su opinión, el modelo empezó a implementarse con el anterior gobierno municipal liderado por En Comú, que “abrió un proceso de externalización de la gestión del espacio público excusándose en el contexto pandémico”, algo que ha ido “naturalizándose” año tras año. "Está claro que entre el ayuntamiento y los gremios están sustituyendo lo que era una fiesta popular por una lógica de recinto ferial que se parece poco al espíritu histórico de la celebración", lamentan los impulsores del manifiesto, que prevén una Diada “más excluyente, más uniforme y más mediada por la capacidad económica de los participantes, augurando un futuro de exclusión y apropiación por criterios puramente de mercado".

“¿Quién puede entrar en la superilla?”, se pregunta Miguel Martín de la editorial Virus. El manifiesto es muy crítico con la transformación de Sant Jordi sin debate público previo, usando “una lógica de recinto ferial”, “tergiversando su espíritu, empobreciéndolo, usurpando su carácter popular y convirtiéndolo definitivamente en una feria de pago”.

Los impulsores del manifiesto acusan además al Gremi del Llibre de favorecer a los agremiados no solo porque el precio estipulado por parada es más ventajoso, sino porque recibieron antes la información del cambio de modelo. Un “decalaje” que ha provocado que algunos hayan podido realizar antes las inscripciones. “El 11 de marzo, que es cuando se podía entrar en la página web donde se gestionan las paradas, era como entrar en la web de Ticketea o del Primavera Sound, veías todo el mapa de Barcelona lleno de puntitos, la mayoría negros, ya ocupados”. 

Entre el centenar de firmantes figuran Virus Editorial, ContraEscritura, Descontrol Editorial, Ediciones Sin Fin, Ona ediciones, Libros de La vorágine, Acció Perifèrica, Ed. La Magnífica, Associació Cultural del Raval, Alpha Decay, La ciutat invisible, La Tribu Llibreria, Llibreria Murmuri y el Ateneu Enciclopèdic Popular.

También apoyan el manifiesto escritores como Enric Casasses, Bel Olid, Blanca Llum Vidal, Joan Todó, Núria Martínez Vernis y Caryanna Reuven, periodistas como Dani Vilaró, Ana Polo y Marta Roqueta-Fernàndez, el ilustrador Lluís Farré o el diputado de la CUP en el Parlament Vidal Aragonés.