Galardones

Los 'fantasmales' Irene Solà y Andrés Barba, y Nadia Hafid se alzan con los Premios Finestres

Irene Solà: "Las tinieblas no tienen por qué ser malas y dar miedo, son espacios de libertad, magia y placer"

Nueve autoras de cómic se reivindican en el CCCB

Irene Solà, durante el anuncio de los Premios Finestres.

Irene Solà, durante el anuncio de los Premios Finestres. / ELISENDA PONS

Anna Abella

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Irene Solà, con su ‘Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres’, y Andrés Barba, con ‘El último día de la vida anterior’, dos novelas con trasfondos fantasmales, ambas publicadas por Anagrama en 2023, han ganado este martes los Premios Finestres de narrativa en catalán y en castellano, respectivamente. 

También se ha hecho público el veredicto del 3er Premio Finestres de Cómic en catalán, que reconoce el proyecto presentado por Nadia Hafid, ‘Mala olor’, una historia de terror psicológico y acoso laboral de tintes surrealistas, que se editará en marzo de 2025. La obra, ha apuntado la dibujante catalana, contiene un componente de "crítica al clasismo y el racismo de la sociedad además de a otras injusticias transversales como la que tiene que ver con el género".

Nadia Hafid, antes de hacerse público el Premio Finestres de cómic.

Nadia Hafid, antes de hacerse público el Premio Finestres de cómic. / ELISENSA PONS

Junto a estos tres premios, dotados con 25.000 euros, se ha concedido también una Mención al talento novel de cómic, dotada con 15.000 euros, a Lignit’, de Emma Casadevall, un proyecto de no ficción que indaga en el mundo de las explotaciones mineras de Catalunya y la dura realidad de sus habitantes.  

Irene Solà (Malla, Osona, 1990), que en 2019 tras ganar con ‘Canto jo i la muntanya balla’ el Premi Llibres Anagrama se convirtió en un fenómeno con más de 100.000 ejemplares vendidos en catalán y casi 50.000 en castellano, traducido a 26 idiomas, continúa su escalada con el aclamado ‘Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres’.

Los fantasmas de Solà

"Es una historia de fantasmas y de mujeres, que habitan una casa y recuerdan y explican su historia y la de las montañas de las Guilleries. Es una novela plagada de personajes fantasmagóricos pero también muy carnal, con interés por lo matérico y con alusiones constantes a las personas, a los cuerpos, a los olores, los sabores, los colores, el paisaje", ha comentado Solà, insistiendo en que los personajes le permitieron "reflexionar sobre cómo narramos el recuerdo y cómo al narrarlo lo transformamos".

Es una novela que, según el jurado, muestra un universo "poético y evocador, luminoso, pero también caótico y tenebroso". Sobre ello, la autora, ha señalado que pivota "entre dos oscuridades, y en medio de ambas aparecen todas las posibilidades del color durante el día en que transcurre". "Hay tinieblas, desde el mismo título, y lo podemos asocial con algo que nos da miedo, pero también muestra que, depende de con los ojos con que las mires, te permiten ver otras cosas que no son oscuras".

Andrés Barba, este martes, Premio Finestres de narrativa en castellano.

Andrés Barba, este martes, Premio Finestres de narrativa en castellano. / ELISENDA PONS

Los fantasmas de Barba

Como en la de Solà, en la novela ganadora de Andrés Barba (Madrid, 1975) también hay presencias fantasmales. "Significó mi regreso a la ficción tras una crisis literaria importante relacionada en parte por la pandemia y por una idea que me había ido acompañando: la imagen de una mujer que entra en una casa y se ve a sí misma haciendo lo mismo que había hecho el día anterior. Contenía una metáfora. Estábamos encerrados en nuestras casas como un fantasma literario y nuestra vida se había convertido en real, nos mirábamos en el espejo y no sabíamos quiénes éramos. Eso me llevó a buscar las claves del género de la novela de fantasmas", explica el autor de ‘El último día de la vida anterior’. Como en la pandemia, y ojo, aclara que "no es una novela de pandemia", "vivimos en un bucle traumático del que solo podíamos salir ayudados por otra persona. En las historias de fantasmas alguien atrapado en un episodio traumático solo puede salir de él con la ayuda de otro".

A raíz de ello, reflexiona Barba sobre cómo "tras el ‘boom’ de la literatura del yo y de la autoficción, durante el que la ficción había caído en descrédito, ahora se ha regresado a la ficción y se ha revitalizado la literatura de género, que impone unas reglas propias. Demuestra que la ficción puede apelar a lo real tanto como la autoficción".

Vivir del cómic

Por su parte, Nadia Hafid (Terrassa, 1990), trabaja en ‘Mala olor’, su tercera obra tras ‘El buen padre’ y ‘Chacales’ y la primera en catalán -"mi lengua materna"-. "La mayoría de autores de cómic no pueden vivir de ello y deben dibujar en su tiempo libre -ha lamentado-. Gran parte de mi trabajo es como ilustradora". El título del cómic ganador, ha comentado Hafid, "es el desencadenante de la historia, donde a la protagonista, una trabajadora de una empresa le hace ver el mal olor de sus zapatos y su falta de higiene. Tiene que ver con la asepsia y estandarización como herramientas de control de las empresas y alude también a que la sociedad tiene una base podrida que huele mal".     

Montse Terrones, responsable de la editorial Finestres de cómic, ha destacado que tanto la de Hafid como la Mención al talento novel para ‘Lignit’, de Casadevall, tienen en común "la preocupación de dos autoras jóvenes por temas que van más allá del narcisismo, el ego y la evasión y destacan por un compromiso social y político".