Crítica de 'Un amor': las decisiones del deseo

Con la esperada adaptación de 'Un amor', magnífico libro de Sara Mesa, la directora Isabel Coixet se suma a una de las tendencias más interesantes del momento (tanto a nivel cinematográfico como literario): el pensamiento y la representación del deseo femenino. Sobre la relación que se establece entre una mujer (Laia Costa) que abandona la ciudad y se va a vivir al campo y uno de sus nuevos vecinos (Hovik Keuchkerian), un hombre rudo y solitario, 'Un amor' es especialmente interesante en la representación física del deseo de la protagonista. Es difícil encontrar en el cine contemporáneo, sobre todo español, escenas de sexo y seducción rodadas con la franqueza, la osadía y la potencia de las de 'Un amor'. Y aún más contar con la complicidad y la entrega física y emocional de dos actores magníficos. Son esos algunos de los puntos fuertes de la película. Otro, la capacidad de su directora para describir un universo creíble, lo que no es ninguna tontería: la casa es de verdad, el espacio es real, las personas que los habitan (salvo por la descripción un tanto esquemática de algún personaje) son verosímiles. Sin embargo, pese a ser una adaptación fiel y respetuosa con la novela, Coixet incorpora algunos cambios que ponen en peligro la comprensión de las decisiones de la pareja protagonista y de las dinámicas de su relación, y la idea del deseo como algo incontrolable no es suficiente para justificarlas.