Gran exposición en el KBr

El fotógrafo del color y lo cotidiano: William Eggleston en Barcelona

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'Untitled [Sin título], de la serie 'Los Alamos' (1971- 1974).

'Untitled [Sin título], de la serie 'Los Alamos' (1971- 1974). / William Eggleston. Cortesía Eggleston Artistic Trust y David Zwirner

Anna Abella

Anna Abella

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La trasera de un coche matrícula de Louisina. Está atado a un tronco de árbol con una cadena. En el suelo, latas, vasos de plástico, un cartón con un logo del mismo color del auto, basura varia. Esta imagen, que refleja la pobreza y decadencia del suburbio donde está tomada, es un ejemplo de la detallista "mirada sobre lo cotidiano" de William Eggleston (1939) y de cómo el estadounidense "conseguía una capacidad narrativa a través del color. Sus fotos son como pequeños poemas que construyen un relato de la sociedad de su época (los años 60 y 70) en su Memphis natal y otras ciudades del sur de Estados Unidos", constata Carlos Gollonet, conservador jefe de la Fundación Mapfre, ante la mayor retrospectiva de esta leyenda viva de la fotografía, que puede verse hasta el 28 de enero en el centro KBr de Barcelona. 

En los 70, la fotografía artística solo se concebía en blanco y negro. El color, usado en fotos familiares, de viajes, en publicidad... era despreciada y considerada vulgar y comercial. Pero Eggleston fue uno de los pioneros en empezar a utilizarla desde 1965 con fines artísticos. Con esa voluntad, logró un hito: su buena relación con colegas como Diane Arbus, Lee Friedlander y Garry Winogrand le abrió las puertas del MoMA de Nueva York y, en 1976, sus fotos en color protagonizaban una exposición individual. "Fue un bombazo y un escándalo. Público y crítica la calificaron de banal e indigna de un museo como este. ¡Hasta Cartier-Bresson le envió una carta diciéndole que se estaba equivocando!", explica Gollonet.

'Untitled' [Sin título], de la serie 'Los Álamos', (1965- 1968),

William Eggleston. Cortesía Eggleston Artistic Trust y David Zwirner

Decía que tenía una "mirada democrática", porque para él, hasta lo más banal y cotidiano merecía ser fotografiado. ‘William Eggleston. El misterio de lo cotidiano’, comisariada por Felix Hoffmann, revela el interior de un horno casero, un lavamanos, una botella de Coca-Cola sobre la mesa de un bar, un congelador abierto, coches en inhóspitas gasolineras, autos circulando o aparcados, carreteras secundarias, desgastadas vallas publicitarias, unas vinagreras, hombres jugando en máquinas del millón, una mujer de gesto hosco ante un fondo que es una explosión de colores... fotos enigmáticas y algo misteriosas, tanto por el detalle de lo cotidiano y los motivos recortados como por la luz. 

'Untitled' [Sin título], de la serie 'The Outlands' [Las afueras], (1970-1974).

William Eggleston. Cortesía Eggleston Artistic Trust y David Zwirner

Como la que ilumina la de un chico pelirrojo que empuja varios carritos de supermercado recogidos en el párking de un centro comercial. Con esta última inauguró su primera gran serie, ‘Los Álamos. 1965-1974’ (2.200 fotos hechas en Tennessee, Nueva Orleans, las Vegas y el sur de California), y definió su estética marcada por la luz del atardecer que tanto le gustaba y que utilizó en muchas otras de sus imágenes. "Tenía en la cabeza un nuevo sistema de exposición: sobreexponer la película para que salieran todos los colores. Y, Dios mío, todo funcionó", recordaba sobre aquel día Eggleston, hoy retirado.   

'Untitled' [Sin título], de la serie 'The Outlands' [Las afueras], (1970-1974)

William Eggleston. Cortesía Eggleston Artistic Trust y David Zwirner

Creció en una familia sureña que cultivaba algodón, en una nueva sociedad de consumo de una clase media emergente, que aún recordaba su pasado esclavista y de conflictos racistas. Aficionado al jazz y asiduo de clubs que también fotografió, asistió al funeral de un músico donde todos eran negros menos él. De ahí la foto de una chica negra que se gira hacia él. "Su mirada parece decirle: ‘¿Y tú qué haces aquí?’", apunta el conservador jefe.

'Untitled' [Sin título], de la serie 'Los Álamos', (1965- 1968)

William Eggleston. Cortesía Eggleston Artistic Trust y David Zwirner

Marcado por la obra de Cartier-Bresson y Walker Evans, antes de pasarse al color en 1965, empezó con fotos en blanco y negro. La muestra cuenta con una selección de las pocas copias de época existentes que no se habían expuesto antes. Pasó por varias universidades y, aunque no acabó la carrera, en 1973 y 1974 dio clases en Harvard, donde descubrió el sistema de transferencia de tintes que le permitió alcanzar esos niveles de saturación de color no vistos.

Cierra la exposición su otra gran serie, ‘The Outlands, 1969-1974’, sobre los suburbuios. Son copias en gran formato, del mismo tamaño en el que se proyectaron como diapositivas en la del MoMA de 1976, y tal como las mostraba el propio Eggleston cuando las enseñaba en su casa. El motivo: en la época era muy caro imprimirlas a color en papel.