Testimonios de la historia

Barcelona 1939, la crónica gráfica de los vencedores de la Guerra Civil

El historiador Francesc Vilanova reúne en un libro numerosas fotografías que avalan el discurso franquista de la caída de la capital catalana en manos del ejército rebelde

Francisco Franco encabeza, a bordo de un descapotable por la avenida de la Diagonal, el Desfile de la Victoria del 21 de febrero de 1939. A su derecha, el general y ministro de la Guerra del bando nacional Fidel Dávila.

Francisco Franco encabeza, a bordo de un descapotable por la avenida de la Diagonal, el Desfile de la Victoria del 21 de febrero de 1939. A su derecha, el general y ministro de la Guerra del bando nacional Fidel Dávila. / Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona

Anna Abella

Anna Abella

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Una fotografía enseña cómo el 26 de enero de 1939 bajan las tropas franquistas por la Diagonal de Barcelona. Se cruzan con numerosos civiles, uno de ellos un hombre con una maleta. Sigue andando, como si no los viera ni oyera. "No todo el mundo participó en el recibimiento entusiasta. Buena parte de la ciudad (la intuimos a partir de la cartografía histórica) estaba quieta, silenciosa", constata el historiador Francesc Vilanova i Vila- Abadal en ‘Barcelona, gener de 1939: La caiguda’ (Ajuntament de Barcelona), crónica gráfica y documental de la caída de la capital catalana. El volumen, profusamente ilustrado y con textos inéditos, es la historia de los vencedores de la Guerra Civil, concreta el autor.

En los testimonios de aquellos días, en que el Ejército y los líderes republicanos ya habían emprendido la ruta del exilio, se refleja, por un lado, el "entusiasmo quintacolumnista de los franquistas de primera hora", escondidos durante meses, y por otro, la alegría contenida de los civiles, no necesariamente afectos al nuevo régimen, que veían que la caída de Barcelona significaba "el fin de la guerra, de los bombardeos y la llegada de comida y otros productos básicos". Los hostiles al bando rebelde se quedaron en casa y cerraron ventanas y balcones.

El franquismo y la prensa, afín, construyeron el relato de los vencedores. "Todo el pueblo de Barcelona se lanzó a la calle para festejar el feliz acontecimiento del final de la guerra y para dar las gracias al Altísimo por el rotundo triunfo de las armas españolas", se leía en ‘El Correo Catalán’ el 4 abril. Por eso, escribe Vilanova, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en este libro "no están los vencidos, los depurados, los represaliados, los perdedores. No aparecen en ninguna fotografía, en ninguna narración oficial o testimonial", reflejo de que "la dictadura impuso un silencio radical y una invisibilidad completa de los vencidos". 

"Si eran invisibles, no existían”

El libro reproduce una imagen aérea de prisioneros republicanos en el puerto de Barcelona; otra del cadáver de un combatiente caído en los últimos enfrentamientos del 26 de enero. Pero son excepción. No existen apenas fotos de los vencidos, ni de la Modelo o la prisión de mujeres de las Corts, ni del campo de concentración de Horta o las ejecuciones en el Camp de la Bota. El franquismo dejaba claro que “quedaban excluidos de la nueva vida pública que se quería construir en el ‘Nuevo Estado’”. "Si eran invisibles, no existían”. 

Deja constancia Vilanova de cómo se preparó y ejecutó la toma de Barcelona, de "los nuevos amos de la ciudad, sus uniformes, sus símbolos y ceremonias de ocupación y celebración de la ‘liberación’ y el final de la guerra", que no sería oficial hasta el 1 de abril, con el último parte radiofónico, firmado por Franco -"En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". 

Salvoconductos y armas

Reúne Vilanova, con la ayuda de la historiadora Mireia Capdevila como documentalista, imágenes de las celebraciones que hasta mayo salpicaron el calendario y las principales vías, del paseo de Gràcia a la plaza de Catalunya o la avenida de Maria Cristina, con el despliegue del Desfile de la Victoria del 21 de febrero, que contó con la visita del propio Franco. Pero, apunta el autor, se nota la ausencia de testimonios gráficos de lo que ocurría, por ejemplo, en Sant Andreu, el Poblenou o las callejuelas de Ciutat Vella.

El historiador reproduce también el plan franquista para las 24 primeras horas de ocupación, según el cual nadie podía entrar o salir de la ciudad sin salvoconducto, debía realizarse una entrega de armas en las comisarías justificando su tenencia o elaborarse un censo provisional de residentes. No falta tampoco la maquinaria de depuración desplegada en todos los ámbitos, cuyo objetivo refleja claramaente la cita del teniente de alcalde de Cultura José Bonet del Río: "Hay que aniquilar a los que, incapaces de ser convencidos a nuestros ideales y haber manchado sus manos con la mácula del delito, son indignos de vivir con nosotros". 

Seis fotos de la Barcelona derrotada

libro bcn 1939 La tarde del 26 de enero algunos civiles se mezclaban en la plaza de Catalunya con los primeros militares franquistas que la ocuparon, aunque tenían órdenes de no entrar en la ciudad. De estos, los temidos "moros" acamparon en aquel "espacio descuidado, sucio y dejado" y sacaron provecho de intercambiar y vender productos de primera necesidad.

libro bcn 1939 La tarde del 26 de enero algunos civiles se mezclaban en la plaza de Catalunya con los primeros militares franquistas que la ocuparon, aunque tenían órdenes de no entrar en la ciudad. De estos, los temidos "moros" acamparon en aquel "espacio descuidado, sucio y dejado" y sacaron provecho de intercambiar y vender productos de primera necesidad. / Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Los primeros en entrar

La tarde del 26 de enero de 1939, algunos civiles se mezclaban en la plaza de Catalunya con los primeros militares franquistas que la ocuparon, aunque habían recibido órdenes de no entrar en la ciudad. De estos, los temidos "moros" acamparon en aquel "espacio descuidado, sucio y dejado" y sacaron provecho de intercambiar y vender productos de primera necesidad. En solo dos días el control franquista sobre la ciudad "era absoluto".

Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Icono desaparecido

Durante la guerra, la fachada del Hotel Colón, en la plaza de Catalunya, fue la sede del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Las omnipresentes pancartas y consignas comunistas, que se convirtieron en un icono de aquellos años convulsos, aún se pudieron ver durante unas horas durante el despliegue franquista del 26 y 27 de enero de 1939.

Arxiu Municipal del Districte de Sant Martí

Fusilamientos

Tres jóvenes del Regimiento de Caballería Numancia, ante el parapeto en la playa, entre Sant Adrià del Besòs i el Poblenou, que se utilizó para los fusilamientos en el Campo de la Bota desde el 10 de febrero de 1939. Revela Vilanova el testimonio de Maria Rosa Casanovas, que recuerda cómo muchos iban a verlo: "Unos para estar hasta el último momento al lado de aquellos desafortunados y otros por pura curiosidad morbosa". El padre del soldado del centro fue fusilado allí mismo unos años antes.

Las tropas franquistas que desfilaron por la Diagonal bajaron por el paseo de Gràcia (en la imagen), pero también por el paseo de Sant Joan.

Las tropas franquistas que desfilaron por la Diagonal bajaron por el paseo de Gràcia (en la imagen), pero también por el paseo de Sant Joan. / Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya / Matarranz

Desfile de la Victoria

El 21 de febrero, en el Desfile de la Victoria, las tropas franquistas que bajaron por la Diagonal se bifurcaron por el paseo de Gràcia (en la imagen) pero también por el paseo de Sant Joan.

Los números 508-510 de la avenida Diagonal, entre las calles de Tuset y Balmes, que albergaron a Franco y a su círculo de confianza y a los principales invitados del nuevo poder civil y militar, con los balcones a rebosar de afectos al régimen.

Los números 508-510 de la avenida Diagonal, entre las calles de Tuset y Balmes, que albergaron a Franco y a su círculo de confianza y a los principales invitados del nuevo poder civil y militar, con los balcones a rebosar de afectos al régimen. / EFE

El nuevo poder

Los números 508-510 de la avenida Diagonal, entre las calles de Tusset y Balmes, albergaron a Franco, en su visita del 21 de febrero para el Desfile de la Victoria, a su círculo de confianza y a los principales invitados del nuevo poder civil y militar. Desde los balcones saludos, brazo en alto, de los afectos al régimen, entre ellos, industriales, aristócratas, alta burguesía y financieros. 

libro barcelona 1939

libro barcelona 1939 / Arxiu Fotogràfic de Barcelona / Pérez de Rozas.

La Iglesia

Reflejo del poder que tendría la Iglesia en la dictadura que vendría y de su alianza con poder militar y político, el Cristo de Lepanto, en un altar en la plaza de Catalunya, el 5 de marzo, presidió una de las misas de campaña. Leyó su discurso a los ciudadanos el general Eliseo Álvarez-Arenas, jefe de la Jefatura de los Servicios de Ocupación, ante (a la izquierda) el jefe provincial de Falange, Mariano Calviño, el alcalde franquista Miquel Mateu y el conde de Montseny (que representaba a los grupos de poder local y provincial). Sus palabras llamaron a una "España libre de todos sus enemigos" e instaron a todos a ser "buenos españoles, buenos católicos, buenos cristianos" y evitar recaer en "los desvíos que nos han conducido a la gran tragedia".

El libro de Vilanova cierra la trilogía publicada por el ayuntamiento tras 'Topografia de la destrucció: els bombardeigs de Barcelona durant la Guerra Civil (1936-1939)', de Laia Arañó y Mireia Capdevila, y 'Barcelona en postguerra: 1939-1945', de Eulàlia Pérez i Vallverdú.