Paulina Rubio: 15 minutos de empatía en el Pride Barcelona

No fue exactamente un concierto, sino una verbena que abarrotó la avenida de Maria Cristina y que proclamó y celebró el orgullo LGTBIQ+ a golpe de estribillo euforizante y compartido a lo grande. Carrusel de voces de reconocida complicidad con la causa, Paulina Rubio en lo alto del cartel, con mucha base sonora pregrabada, actuaciones breves y un mensaje político en la voz de la presentadora, Sharonne: “queridos, queridas, ‘querides’, recordad que el día 23 tenemos que ir a las urnas para que no decidan nuestro futuro cuatro rancias”.

Ambiente sanamente festivo, este sábado por la noche en la falda de Montjuïc, en una avenida que ya no se podía llenar más. Dar un par de pasos llegaba a constituir un acto heroico (y altamente sudoroso). ¿Habrá que ir pensando en un recinto más grande para el Barcelona Pride? Pero no se percibían gestos de agobio o enojo entre la concurrencia, más bien de júbilo, precisamente por eso, por ser tantos, estar juntos y compartir sensibilidades, desahogos, pulsión reivindicativa. Mensajes sencillos, naíf incluso: “¡sed felices!”, invitó la ‘triunfita’ de primera hora Rosa López.

El eco de Mari Trini

Costó reconocerla: pelo corto de color rosa, modelito de hombreras angulosas y aire retrofuturista con vestigios de ‘Ziggy Stardust’. Lució vozarrón y recorrió un breve cancionero en el que nos vino a decir que las apariencias engañan (“Yo no soy esa”, de Mari Trini), evocó su experiencia eurovisiva (‘Barna’s living a celebration’) y cantó a la normalización trans en ‘1930’, recuerdo de la persona que, ese año, fue la primera en someterse a una cirugía de cambio de sexo (la danesa Lili Elbe).

El hilo musical entre ‘sets’ no daba tregua: ‘Follow the leader’, ‘Paquito el chocolatero’, ‘Yo quiero bailar’… Y dio continuidad al jolgorio la greco-albanesa Eleni Foureira, que presumió de su ‘Fuego’, segundo puesto (por Chipre) en Eurovisión 2018, y que, sin manías, combinó ‘Seven nation army’ con ‘Papichulo’.

La complicidad LGTBIQ+ con el certamen eurovisivo estuvo presente en todo el Pride. El viernes ya había actuado la sueca Loreen, y el sábado la sesión incluyó al cantante rumano conocido como wrs, cuyo mayor hito presenta, al igual que Foureira, un título en castellano, ‘Llámame’ (segundo puesto de este año). De hecho, esta lengua está muy presente en su primer álbum, ‘Fiesta ‘23’, que ofrece un contenido, nos aseguró, “lleno de canciones del verano”.

Vista y no vista

Todas las actuaciones fueron cortas, media hora a lo sumo, pero fue extraño que la más breve fuera la de quien encabezaba el programa, Paulina Rubio, que no superó el cuarto de hora. Acompañada de cuatro bailarines y tres músicos (guitarra, bajo y teclados), con batería pregrabada (entre otras pistas), luciendo una chaqueta con flecos de los colores del arco iris, la mexicana arrancó con la eficaz tonada pop de ‘Ni una sola palabra’ (tema de Xabi San Martín, de La Oreja de Van Gogh) y recorrió al galope otros cuatro temas (incluyendo ‘Lo haré por ti’ y ‘Yo sigo aquí’, del ‘hit maker’ colombiano Estéfano). Apenas se detuvo a dar juego más allá de un “I love you, Barcelona” y “Te amo, Catalunya”, dejando una sensación de visto y no visto algo dolorosa para sus fans, después de tantas horas de danza. Pero en ese entorno centelleante del Pride, quejarte es casi de mal gusto.

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