DISCO DE LA SEMANA

Anohni and the Johnsons, a corazón abierto contra las agresiones y la incomprensión

La artista antes conocida como Antony reaparece con ‘My back was a bridge for you to cross’, un brillante álbum en el que ofrece un refugio emocional ante el peso de los prejuicios, la insensibilidad social y los ataques al medio ambiente

Anohi

Anohi / Nomi Ruiz

Jordi Bianciotto

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'My back was a bridge for you to cross'

Anohni and the Johnsons

Soul-rock

Rough Trade-Popstock

★★★★ 

Hace 20 años que Antony Hegarty paseaba por los escenarios europeos de la mano de Lou Reed, que creó un lugar para él y su voz portentosa en los conciertos de presentación de ‘The raven’. Luego llegó ‘I am a bird now’ (2005), el segundo álbum de Antony and the Johnsons, proclamación de un talento que cantaba a la vulnerabilidad con el trasfondo de la identidad transgénero. Ahora, Antony es Anohni, figura de la que hay que hablar en femenino, y vemos cómo sus fantasmas siguen ahí, y el dolor por el mundo, y por el medio ambiente, en esta obra bella, sufrida, cuyo poético título nos habla de una espalda erigida en puente de diálogo y afecto.

Un álbum en el que retoma, de un modo evolucionado, las sonoridades practicadas por aquellos Antony and the Johnsons, si bien los trazos pop de cámara ceden ante el tacto de las guitarras, cálidas o embravecidas, y el fondo soul un tanto ‘vintage’, ya perceptible en la primera vida del grupo. Ya entonces, Nina Simone formaba parte del marco inspirador, y ahora su estela cobra más fuerza, fundiéndose con otro influjo, el del Marvin Gaye de ‘What’s going on’, tanto por la vibración sonora como por esos textos con vistas al pacifismo y la ecología. Anohni se distancia así de la arquitectura de sintetizadores dominante en sus discos sin los Johnsons, ‘Hopelessness’ (2016) y el epé ‘Paradise’ (2017).

En memoria de Marsha

 Seis años después de esta, su última noticia, recompone el grupo con nuevos efectivos y despliega una obra envuelta en una tensa intimidad. La portada rinde tributo a uno de sus grandes referentes, la activista ‘queer’ Marsha P. Johnson, fallecida hace dos décadas en inciertas circunstancias y a cuyo apellido se arrimó un día el joven Antony.

De su entente con el productor Jimmy Hogarth, que acompañó a la primera Amy Winehouse, sale ahora una sonoridad orgánica donde flota una digestión serena del soul (no muy alejada de producción más negra de unos Tindersticks) y que muestra sus cartas en la primera pieza, ‘It must change’. Anohni suplica ahí un cambio de mirada en su amante, y se presiente un peso que condiciona y dificulta la plena realización: “este va a ser un lugar solitario para nosotros”.

Vuelve esa voz de visos celestiales, que conecta con lo más hondo tanto si se alza en un mar de guitarras encrespadas (‘Go ahead’) o si reposa en la mágica evocación de una conversación con Reed, en sus últimos días, acerca del alivio que le daba lamer un cubito de hielo (‘Silver of ice’). Y que cabalga sobre los esbeltos ‘crescendos’ de ‘Can’t I’ y ‘Rest’, camino de la pieza más larga, ‘Why am I alive now?’, con sus cuerdas embriagadoras y sus impotentes alusiones a la naturaleza, que “se desvanece y suspira”. Ante ese desamparo mundano, el de Antoni sigue siendo un puente sólido, fiable, en el que andar buscando el cobijo. 

OTROS DISCOS DE LA SEMANA

'Atom'

Román Gil

Discos Belamarh

Rock orquestal

★★★★

Ignorando deportivamente el mercado de tendencias opera Román Gil, barcelonés que nos embarca en una peripecia vivencial a lomos de refinadas dinámicas orquestales (Lisa Bause, Brossa Quartet de Corda) y desvíos bucólicos, ecos del spaghetti western y el rock cósmico, guitarras ‘free’ y canción burlesca con humor negro. El protagonista del relato perece de enfermedad terminal, pero ‘Atom’ le sobrevivirá dejando un rastro de fascinante obra rara, más bella que pretenciosa. J. B.

'Sensación de calor'

María Escarmiento y Fran Laoren

Mix veraniego

Cycling Records

★★★

María Escarmiento y Fran Laoren se han juntado para hacer un EP que, si fuese comestible, sería algo así como un helado Frigopie. Un trabajo -con una introducción clásica de radiofórmula más seis canciones- de clara inspiración en esos recopilatorios veraniegos de los 2000 repletos de pachangueo y géneros prácticamente estacionales como el electrolatino. Claro el sonido, banda sonora de chiringuito, las letras juegan irónica y exageradamente en este verano fiestero. Y lo hacen divertido (ellos, seguro, también se han divertido). ¿Quién hace sino una canción llamada 'Aventura en el crucero'? Ignasi Fortuny

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