Feminismo

De 'Misión Imposible' a 'Fast&Furious': las mujeres se empoderan en el cine taquillero

Phoebe Waller-Bridge, Rebecca Ferguson, Léa Seydoux o Michelle Rodríguez han dejado de ser comparsas o parejas complacientes para erigirse en personajes proactivos de sagas como Indiana Jones, Misión imposible, James Bond y Fast & Furious.

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Quim Casas

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Los filmes de James Bond, Indiana Jones y 'Misión imposible' han subvertido los modelos femeninos del pasado. Algo instructivo tienen, ya que son productos muy vistos y rentables. No han sido los únicos ni los primeros, pero si los que lo han hecho mejor. Jason Statham ('Fast&Furious') continuará repartiendo tortazos, pero el héroe masculino de una pieza, estilo Bruce Willis en ‘Jungla de cristal’, está en crisis o desuso. La películas de Jason Bourne y John Wick, aunque sin personajes femeninos de verdadera entidad, también han desacralizado al ‘action hero’.

En ‘Indiana Jones y el dial del destino’, estrenada el pasado 28 de junio, la joven ahijada de Indy, Helena Shaw, es quien lleva las riendas del relato. En ‘Misión imposible: Sentencia mortal–Parte 1’, que llega a las pantallas el próximo miércoles, Ilsa Faust, la exagente británica convertida en némesis y redentora a la par del protagonista masculino de la saga, Ethan Hunt, ha adquirido ya una consistencia dramática que no tenían las mujeres de las cuatro primeras películas de la franquicia. La evolución positiva del personaje femenino en el cine de acción e intriga de gran presupuesto es clara y significativa, así como lo que aportan las actrices encargadas de representarlas entre centenares de imágenes de sofisticada pirotecnia digital.

Phoebe Waller-Bridge es una actriz de vis irónica y particular magnetismo. Su elección para encarnar a Helena en la quinta entrega de Indiana Jones es un acierto enorme. Porque el Indy ochentón al que da vida Harrison Ford no aguantaría por sí solo todo el generoso metraje del filme. Waller-Bridge le da la réplica y la contra-réplica, lo devora en muchas escenas –y la mirada maravillada de Ford cuando contempla sus actos y acciones parece muy sincera– y, sobre todo, toma las decisiones más lógicas en un relato que podría haber caído en la cinefilia referencial y la autocomplacencia. 

Si Ford pone su rostro y parte del corazón, Waller-Bridge es el verdadero pulmón de la película: toda la última parte del relato es lo que es gracias a ella, por lo que los guionistas la hacen decir y por cómo la actriz potencia ese empoderamiento cada vez más arraigado al teórico cine ‘mainstream’. Otra cosa son sus emolumentos, pero esa guerra aún no ha sido vencida por las actrices. 

No olvidemos, además, que Waller-Bridge, creadora y protagonista de la icónica serie ‘Fleabag’ –un ‘one woman show’ que asume las características de un monólogo perpetuo–, participó en el guion de ‘Sin tiempo para morir’, el cierre definitivo del ciclo James Bond representado por Daniel Craig y el final de toda una mitología masculina tal y como la hemos visto desde que Ian Fleming escribiera la primera novela sobre 007. La escritura de Waller-Bridge fue esencial en ese proceso de humanización del agente con licencia para matar, proceso aceptado por muchos fans y rechazado por otros tantos. Podríamos decir que, como guionista, ella fue una de las que mató a James Bond.

Matices distintos

El cometido de Ilsa Faust es distinto en la saga de ‘Misión imposible’. Apareció en la quinta película, ‘Misión imposible: Nación secreta’, y puso de inmediato las cartas sobre la mesa. El personaje interpretado por Tom Cruise había tenido antes compañeras efímeras, como Emmanuelle Béart en el primer filme; una rival seductora y finamente seducida, la Thandiwe Newton del segundo’, y adversarias en crudo como la asesina a sueldo que incorporó Léa Seydoux en ‘Misión imposible: Protocolo fantasma’.

A partir del quinto filme, y con las facciones de Rebecca Ferguson, Faust otorgó a los conflictos emocionales del agente Hunt matices distintos. Y no solo eso. Ilsa no es lo que es en función de Hunt, a su sombra, sino que su propia historia surge impetuosa en medio de las misiones imposibles que asume el grupo protagonista. Ninguna heroína de la saga había poseído la ambigüedad que Ferguson otorga a su personaje. ¿Aliada o enemiga? ¿Ama o engaña? Más allá de conflicto sexual no resuelto, algo en lo que Cruise se ha especializado al interpretar desde hacer años tipos desclasados y solitarios, Ferguson –protagonista y productora de la serie postapocalíptica ‘Silo’– aporta una mirada divergente en el marco del cine de acción y espionaje.

Ferguson es de origen sueco. Béart es francesa. Waller-Bridge nació en Londres y su sentido del humor es el propio de la comedia negra británica. Seydoux también es francesa y, como Béart, ha destacado en el cine de autor. No es casualidad que este modelo de actriz culta, europea y estilosa se haya erigido en foco de atracción de unos ‘blockbuster’ que buscan, además del impacto en la taquilla, una cierta respetabilidad y romper con anquilosados códigos de otras épocas. 

Una 'chica Bond' distinta

Porque además de su malvada asesina en el filme de ‘Misión imposible’, Seydoux es la actriz que dio un giro radical a la imaginería femenina de los filmes Bond a partir de ‘Spectre’, el penúltimo largometraje del ciclo con Daniel Craig. En este y en ‘Sin miedo para morir’, Seydoux encarna a la siquiatra Madeleine Swann –como si surgiera de un libro de Marcel Proust–, hija de un enemigo de 007. Ambivalente, escindida entre dos mundos, se trata de un personaje repleto de recovecos bien explotados en las dos películas hasta la inmolación final de James Bond.

Nada que ver con lo que durante tantos años se conoció como ‘las chicas Bond’ (Ursula Andress, Honor Blackman, Jill St. John, Jane Seymour, Britt Ekland, Barbara Bach, Tanya Roberts) y que los responsables de la etapa con Craig intentaron normalizar sin perder, por supuesto, el atractivo erótico de la saga, pero con reacción antes que sumisión al macho. El cometido de Eva Green como antagonista y amor trágico en ‘Casino Royale’ ya iba en esta línea.

Cara a cara con Vin Diesel

Hasta en una franquicia fundamentada en el vértigo de la velocidad y la testosterona, la de ‘Fast & Furious’, el personaje interpretado por la díscola Michelle Rodríguez compite de tú a tú con Vin Diesel en hacer trombos, saltar puentes o destrozar automóviles. Se acabaron los tiempos de ser el complaciente reposo del guerrero hasta en las historias más virilizadas. El efecto se hizo notar en otras sagas de indudable éxito. La última trilogía de ‘Star wars’ tiene como principal personaje a Rey (Daisy Ridley), la primera mujer Jedi con entidad en toda la narrativa galáctica de George Lucas, y en ‘Mad Max: Furia en la carretera’ la guerrera Imperator Furiosa (Charlize Theron) es mucho más expeditiva que el propio Mad Max que interpreta Tom Hardy.

 Y qué decir del cine de superhéroes, que siempre ha sido muy coral (grupos como Los Vengadores, X-Men, Los 4 Fantásticos) pero con predominio de los héroes sobre las heroínas. Viuda Negra, encarnada por Scarlett Johansson, maduró a la sombra del resto de vengadores hasta protagonizar su propia película, de las mejores de las últimas fases de Marvel. Sin ser ninguna maravilla, los filmes DC consagrados a Wonder Woman tienen más agarraderas que los protagonizados por Batman y Superman. Quizá no sea muy relevante, pero si resulta significativo.

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