Juicio por asesinato
La acusación contra la madre que mató a su hija en Sant Joan Despí: "La maldad existe y no le pongamos el disfraz de enfermedad mental"
El fiscal asegura que la muerte de la pequeña Yaiza, de cuatro años, fue un "acto de perversidad" y advierte al jurado de que "puede asustar que algo tan terrible sea verdad"
La madre de Sant Joan Despí que mató a su hija, a su exmarido: "Ahora te quedas sin la niña"
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
"La maldad existe y no le pongamos el disfraz de enfermedad mental". Contundente ha sido la primera intervención de la abogada Mireia Gómez, que ejerce la acusación particular en el juicio con jurado que ha empezado este lunes en la Audiencia de Barcelona contra Cristina Rivas, que ahora tiene 38 años, a quien tanto ella como la fiscalía reclaman la prisión permanente revisable por el asesinato de su hija, la pequeña Yaiza, de cuatro años, el 31 de mayo de 2021 en Sant Joan Despí (Baix Llobregat).
Las cartas de suicidio que dejó escritas para su expareja, Sergio Peiró, sus padres y su abuela son una prueba de cargo contra la procesada que, además, admitió ante el juez tras ser detenida que había acabado con la vida de la niña asfixiándola con una bolsa de plástico tras sedarla con unas pastillas. Después, intentó suicidarse ingiriendo medicamentos.
Las acusaciones sostienen que Cristina Rivas era consciente de sus actos y no padece ninguna patología metal y por eso reclaman prisión permanente revisable
Con un tono didáctico hacia el tribunal popular, pero también taxativo, el fiscal Félix Martín (el mismo que se encargó del juicio por el crimen de la Guardia Urbana de Barcelona), ha subrayado que matar a un hijo es "un acto de perversidad" y ha avisado al jurado de que le puede "asustar que algo tan terrible pueda ser verdad".
La defensa, Alba Escoda y Eugenia Sobrino, ha argumentado que la acusada tenía como objetivo "acabar con su vida, era su propio blanco", a la vez que ha arremetido contra los medios de comunicación por la, a su entender, "campaña difamatoria" contra su clienta.
Cristina Rivas, vestida con una chaqueta blanca y unos pantalones oscuros, ha permanecido cabizbaja durante la primera sesión del juicio, que se prolongará durante toda la semana. Ella declarará en último lugar, tras el interrogatorio de los testigos y de las pruebas periciales.
En el móvil de la acusada se han hallado búsquedas sobre asesinato de menores a manos de sus progenitores y sobre sobredosis con fármacos
En las primeras intervenciones del fiscal y de las abogadas, tanto la que representa al padre de la menor y a los abuelos paternos de la niña, como las dos de las defensas, ha quedado patente que la principal batalla entre ellos será la pericial psicológica y psiquiátrica de la procesada. Las acusaciones sostienen que Cristina Rivas era consciente de sus actos y no padece ninguna patología metal y por eso reclaman la máxima, la prisión permanente revisable. Mientras, las letradas que defienden a la mujer solicitan que se le apliquen dos eximentes, la de trastorno mental y la de miedo insuperable, y reclaman la absolución. Y es que hay un hecho irrefutable: que la acusada acabó con la vida de su hija tras una "separación turbulenta", según el fiscal, de Sergio Peiró. "Aunque sea terrible, estas realidades pasan", ha agregado.
Las facultades mentales
"Las facultades mentales de Cistina Rivas serán el gran debate en este juicio", ha admitido el fiscal que, a su vez, ha explicado al jurado que su veredicto sobre este asunto "se traducirá" en la imposición de una pena o de otra. "No estar bien anímicamente no es sinónimo de alternación o anulación de las facultades mentales", ha precisado. También ha destacado las notas escritas de suicidio que dejó a su expareja y en las que confesaba que había matado a su hija. "Si le hubiera ido bien su plan, (la acusada) no estaría aquí", ha recalcado.
"A mi hija me la llevo conmigo, que para eso la he parido yo y no te la vas a quedar tú", escribió la mujer a su exmarido
Pero hay otras pruebas, a su entender, relevantes: el análisis del teléfono móvil de la procesada. En él, los investigadores han hallado que la acusada buscó en internet informaciones sobre el documental 'Contar la verdad para seguir viva', de Rocío Carrasco, el asesinato de menores a manos de sus progenitores o parejas de ellos, o sobre sobredosis con fármacos. "El teléfono es un notario, un chivato de lo que hacemos", ha insistido el fiscal. "Les va a afectar el contenido del teléfono --ha advertido--es un viaje emocional muy impactante".
La venganza hacia la expareja
A las cartas de suicidio se ha referido la abogada de la acusación particular y, sobre todo, a la afirmación contenida en ella en la que la acusada daba a entender que tenía derecho a acabar con la vida de su hija porque la "había parido". A su expareja le escribió: "A mi hija me la llevo conmigo, que para eso la he parido yo y no te la vas a quedar tú". Para la letrada, ese sentido de la posesión supone una "deshumanización de un hijo" y es un comentario "horroroso", pues convierte al menor "en un arma contra el padre". "Matar a un hijo por venganza es un hecho abominable", ha incidido. "Hay madres que piensan que los hijos son un objeto porque los han parido", ha concluido.
La defensa reclama un "juicio justo" y afirma que "Cristina es víctima de ella misma"
La defensa de Cristina Rivas ha centrado su turno de alegaciones en denunciar lo que ella considera "campaña de difamación" y en la petición de que se celebre un "juicio justo", en el que se respeten los derechos constitucionales de su representada. En su alocución, ha hecho comparaciones con otros procesos de asesinatos de menores, como el caso de José Bretón, que fue condenado a 40 años de prisión (solo cumplirá 25) por el asesinato de sus hijos Ruth y José en 2012, con la intención de que a la procesada no se le imponga la prisión permanente revisable. Cuando se juzgó a Bretón, sin embargo, no existía esa pena de prisión permanente revisable. "Cristina no podía más e intentó quitarse la vida, y casi lo consigue (...) Es víctima de ella misma", concluyó.
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