Novela negra

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La británica Janice Hallett y el australiano Benjamin Stevenson.

La británica Janice Hallett y el australiano Benjamin Stevenson. / JORDI COTRINA / PLANETA

Anna Abella

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La tercera novela del humorista australiano Benjamin Stevenson empieza así: "Todos en mi familia han matado a alguien [de esa frase toma el título]. Algunos, los más eficientes y productivos, hemos matado a más de uno". Por su parte, ‘El código Twyford’, de la británica Janice Hallett, rinde tributo a Enid Blyton a la vez que invita a descifrar un misterio exclusivamente a base de grabaciones de audio. Ambos autores, cada uno con sus propias e ingeniosas armas, vienen a abonar una tendencia editorial que empezó a experimentar un ‘revival’ durante la pandemia apelando a un lector que buscaba evasión: el ‘cozy crime’, ‘cozy mistery’ o 'cosy crime', la variante ‘amable’ de la novela policiaca que toma como referente a la Miss Marple de Agatha Christie, bebiendo de la era dorada del género, en los años 20 y 30 del siglo XX. 

La llegada del verano ha reavivado el lanzamiento de nuevos títulos que se suman a este subgénero ‘acogedor’ del 'noir', donde reina el conocido como whodunit-el reto de adivinar quién es el asesino siguiendo, al igual que el detective de turno, normalmente aficionado, las pistas que deja el autor-, pero la mayoría buscan dar una vuelta de tuerca a las clásicas novelas enigma y de estilo Cluedo. Ya abrieron el melón, en la ‘rentrée’ de 2021, el alemán David Safier -y su detectivesca Miss Merkel (Seix Barral)-, la británica S. J. Bennett -que en ‘El nudo Windsor’ (Salamandra) también convirtió en investigadora a la reina Isabel II- y el cómico inglés Richard Osman -que empezó con ‘El club del crimen de los jueves’ (con sus ancianos metidos también a detectives; Espasa / Columna)-.    

La peculiar familia mafiosa de Stevenson

"Sentía que el mundo tenía tanta oscuridad que no quería añadir más a mis libros, así que miré con afecto hacia la edad de oro del crimen. A mí, escribir un ‘misterio de habitación cerrada’ como este me divirtió y puede ayudar al lector a escapar un poco del mundo real, a reír y emocionarse", explica Stevenson en entrevista desde Australia. En ‘Todos en mi familia han matado a alguien‘ (Planeta / Columna), que los productores de ‘Big Little Lies’ convertirán en serie para HBO, congrega en un aislado hotel de montaña, donde irán apareciendo cadáveres, a los Cunningham, "grandes triunfadores en el campo de los asesinatos" y en realidad una familia peculiarmente mafiosa.  


Al protagonista, Ernie Cunningham, que escribe libros sobre cómo escribir novelas policiacas, su familia le hace el vacío porque en el pasado denunció a su hermano a la policía, acusado de homicido y que acaba de salir de prisión. "Cuando Ernie piensa en voz alta o habla al lector intentando resolver el misterio, ¡en realidad soy yo, el autor, resolviendo la trama yo mismo!", señala el australiano. A través de Ernie, rompe ‘la cuarta pared’ y crea un juego metaliterario con el lector, al que le hace resúmenes de los implicados y, ya en el prólogo, le detalla en qué páginas encontrará las distintas muertes. "Primero pensé que muchos irían directamente a esas páginas, pero sorprendentemente, la mayoría no lo hace. No pasa nada si saltan a ellas, ¡yo diseñé el libro así! Pero sí parece que a la gente le gusta ir hacia atrás una vez que llegan a esas partes, para comprobar si hago trampas", dice divertido.

Precisamente porque no hacer trampas era uno de los 10 mandamientos de la ficción detectivesca que Ronald Knox fijó en 1929 para los autores desde el Detection Club, del que formaron parte Agatha Christie, Gilbert K. Chesterton o Dorothy L. Sayers. El propio Stevenson escribe el decálogo al inicio del libro. "Pero no hay que seguirlos al pie de la letra. Sirven para escribir solo la novela de misterio de ‘juego limpio’. Ernie siempre dice ‘su’ verdad", apunta quien admite "disfrutar ideando métodos creativos y diabólicos para que sus personajes se despachen unos a otros. Aquí, el asesino, La Lengua Negra, utiliza una antigua técnica de tortura persa". 

Agatha Christie. 

Agatha Christie.  / EL PERIÓDICO

Más allá de la trama detectivesca, Stevenson transmite la idea de que "le damos demasiada importancia a tener la misma sangre en las venas. Ernie aprende a aceptar que el lazo invisible de la sangre no es tan poderoso como el rodearte de los que quieres para formr tu propia familia".

La escritora británica Janice Hallet, en un hotel de Barcelona.

La escritora británica Janice Hallet, en un hotel de Barcelona. / JORDI COTRINA

El homenaje a Enid Blyton

A Janice Hallett, gracias la aplaudida ‘La apelación’, ‘The Times’ la bautizó como "la Agatha Christie del siglo XXI". En 2021 fue el segundo debut de novela negra más vendido tras otro ‘cozy crime’, ‘El club del crimen de los jueves’ de Richard Osman, y ultima la versión televisiva. En aquel resolvía un asesinato en un pequeño pueblo a través de correos electrónicos y whatsaps. Su nuevo libro, ‘El código Twyford’ (Ático de los libros), que acaba de ganar el Book of the Year: Crime and Thriller Award 2023, que otorga la revista británica ‘The Bookseller’, también tiene un formato narrativo inusual: se suceden las transcripciones de 200 grabaciones de audio hechas con el móvil de un exconvicto desaparecido, Steven Smith, que llegan a manos de un policía. "Durante mucho tiempo fui guionista de cine y tv y mi trabajo con el diálogo y con ‘emails’, audios, mensajes… se ha canalizado a las novelas. Eso me permitía potenciar a los personajes", explica durante su visita a Barcelona la autora, que asegura que sus novelas son menos ‘amables’ y que todos los ‘cozy crimes’, como el caso de los suyos, contienen "oscuridades, aunque sin centrarse en lo ‘gore’ o desagradable y sí en resolver el misterio".        


Y ‘su’ misterio, mejor dicho, el que el lector sabe que investiga Smith gracias a sus audios, es la desaparición de su profesora 40 años atrás durante una excursión escolar. Con ella compartió una novela de una famosa autora infantil, Edith Twyford, que se cree que ocultaba pistas en sus libros con un misterioso código. A través de ella, Hallett rinde "homenaje a Enid Blyton", la autora de series juveniles como 'Los Cinco'

Fascinada por todo tipo de códigos, riza el rizo con su rompecabezas intelectual, su manera, cree, "de dejar una marca en el género", a la vez que intenta liberarse de "las comparaciones con Agatha Christie evitando personajes estereotipados". Y ahí está Smith, un hombre nacido en una familia desestructurada, con un pasado delictivo, que avisa de que es un mentiroso y marcado por la no-relación con un hijo del que desconocía la existencia. "Es un superviviente con buenas intenciones, que se ha quedado sin opciones. Se plantea cómo habría sido su vida si hubiese tenido educación". Plantea Hallett cómo "la lectura es el catalizador para salir de la delincuencia. En Inglaterra, el 50% de los presos son analfabetos y tienen dificultades para leer o escribir. El conocimiento les puede dar más oportunidades al intentar reinsertarse para lograr un trabajo y no se vean forzados a delinquir".  

Censurar a Agatha Christie y Enid Blyton

Tanto Stevenson como Hallett se muestran deudores de Agatha Christie y, en el caso de la británica, también de Enid Blyton, dos autoras vapuleadas por la cultura de la cancelación, que reclama eliminar de sus libros las referencias sexistas, racistas, imperialistas... Para el australiano, "No hay nada malo en apreciar los textos tal como se escribieron en el contexto de su época. Lo que hay que hacer es comprender que el lenguaje y las actitudes evolucionan". "Sin Blyton yo no estaría aquí, pero reconozco sus partes negativas -opina Hallett-. Es una pena que borren y pierdan las palabras de autores, como ha pasado también con Roald Dhal. No estoy a favor de reescribir todas las obras pero también es cierto que hay que adaptarse a los nuevos tiempos".    

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