30 años

Adictos al Sónar: tres historias de entusiasmo por el festival

La comisaria de arte Rosa Pera, el actor Nao Albet y Fernando Cucchietti, del Barcelona Supercomputing Center, explican sus experiencias en la muestra

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combo / El Periódico

Ramón Vendrell

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Rosa Pera: "El Sónar equilibra descubrimiento y diversión"

Claro que había vida creativa rara en Barcelona antes del Sónar. Pero una cosa es arrancar al ayuntamiento la cesión del espacio Transformadors para celebrar el festival, con perdón, multidisciplinar Salvar Júpiter y otra que el recién inaugurado Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) te ponga la alfombra verde para hacer el primer Sónar. Ambas cosas sucedieron en 1994 y en ambas estuvo Rosa Pera, comisaria de arte, que desde entonces no se ha perdido ni una edición del Sónar. Tampoco del Salvar Júpiter: no volvió a celebrarse.

Destaca Pera del Sónar que siempre ha sido un festival que ha equilibrado "el descubrimiento y la diversión". Que es para listos y para salvajes, vamos. Desde las campañas promocionales hasta el césped artificial o el escenario "rojo Lynch" del SónarHall, pasando por la programación, es la muestra a la vez icónica y desconcertante, considera. Nadie sabe muy bien a qué atenerse en el Sónar porque mezcla circuitos artísticos por lo común estancos. "No hay nada igual", considera Pera.

Como creación redonda, en la que concepto y resultado van de la mano igual que en el Barça de Guardiola, el equipo del Sónar ha creado y mantenido una propuesta "total". El equipo son los directores, claro está, pero también sucesivas hornadas de jóvenes que hasta ahora han mantenido el pulso, remarca Pera.

En una primera etapa el Sónar civilizó Barcelona vía importación. Hace tiempo, no obstante, que la muestra exporta una imagen de Barcelona como ciudad "creativa e innovadora", opina Pera.

Nao Albet: "Va más allá de lo normal"

La imagen de padre e hijo en comunión en un concierto de los Rolling Stones o Bruce Springsteen es un clásico y seguramente la representación más clara de que el rock no pinta nada como fuerza rebelde. Igual ya se ha sumado la nieta a la foto. En el Sónar también hay público familiar, más allá de los niños con auriculares protectores de los oídos.

El padre del actor Nao Albet (1990) es David Albet, exdirector artístico del grupo de música contemporánea BCN 216. En más de una ocasión colaboró el conjunto instrumental con espectáculos del Sónar. Y en más de una ocasión fue Nao con sus padres al Sónar. Como la cosa más natural del mundo. A los progenitores les gustaba el Sónar y llevaban a Nao. "A los Beastie Boys [2007] aún los vi en familia y fue épico", dice el también autor y director teatral.

Primero le llevaban al Sónar de Día, después al Sónar de Noche y más tarde ya iba Nao adonde quería.

El intérprete frecuenta asimismo el Primavera Sound y el Cruïlla, pero el Sónar le parece una cita que va "más allá de lo normal". 2manydjs le entusiasmaron, debía de ser en el pase de 2005. Este año no irá porque está en el teatro Valle-Inclán de Madrid representando la obra 'Falsestuff. La muerte de las musas', escrita y dirigida por él en comandita con Marcel Borràs.

Fernando Cucchietti: "La tristeza ha crecido en el Sónar a lo largo de los años"

Mientras el mundo contiene el aliento ante la irrupción popular de la inteligencia artificial (IA), Fernando Cucchietti lleva una década pasándoselo bomba con los experimentos que el Sónar le invita a hacer con la IA y aledaños. El vaticinio del líder del equipo de Análisis y Visualización de Datos del Barcelona Supercomputing Center (BSC) es: "En el fondo no será más que un cambio de herramientas creativas". Del mismo modo que la artesanía analógica de George Martin como productor y arreglista de los Beatles es una virguería ya superada, cree Cucchietti, los estándares de producción musical serán sencillamente propulsados por la IA. El factor humano seguirá mandando, pronostica. Aunque, eso sí, con una brecha entre quienes sepan usar la IA y quienes no.

Fríos como el progreso, Cucchietti y su equipo han metido en un motor experimental de IA 40.000 canciones con letra de más de 1.000 de los 2.600 artistas que han actuado en el Sónar en 30 años. Un experimento ceñido al ámbito "lírico" para mostrar en datos cómo funciona la "caja negra" de la IA. Ya puestos, han extraído unas cuantas conclusiones. Por ejemplo, que "la tristeza ha ido creciendo en el Sónar a lo largo de los años", marcadamente desde la entrada en la programación de las músicas urbanas. Con todo, el nivel de alegría de las canciones es muy superior al del habla normal. Puedes comentarlo en una sobremesa o tenerlo en cuenta para tú sabrás qué.