Estreno en Filmin

Los recuerdos en Super 8 de Annie Ernaux

Filmin estrena el próximo viernes 16 ‘Los años de Super 8’, el documental de la reciente ganadora del Nobel de Literatura en el que revisa su vida entre 1982 y 1981 a partir de películas caseras.

Un fotograma de la película sobre Annie Ernaux.

Un fotograma de la película sobre Annie Ernaux. / EPC

Quim Casas

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Capturar la vida y el mundo. Esta es la sensación que le producen hoy a Annie Ernaux las películas de Super 8 que rodó su marido, el ya fallecido Philippe Ernaux, entre 1972 y 1981. En poco más de una hora, la última premio Nobel de Literatura ha condensado, con la ayuda de uno de sus hijos, David Ernaux-Briot, las filmaciones familiares para explicar cómo fue ella de los 30 a los 40 años, cómo fueron sus hijos, qué esperaba entonces de la vida; para explicarse mejor a sí misma, en definitiva. Las imágenes pretéritas denotan ahora cosas distintas a las que pudieron significar en su momento.

‘Los años de Super 8’ consiste en aquellos fragmentos de realidad muda y analógica a los que Ernaux ha añadido una narración escrita y grabada por ella misma. A finales del invierno de 1972 compraron una cámara Super 8 Bell & Howell –prestigiosa firma estadounidense de cámaras de cine fundada por dos operadores en 1907–, un proyector y una pantalla. Sus hijos, Eric y David, tenían entonces siete y tres años. Vivían en Annecy. Philippe tenía el cargo de secretario general en el ayuntamiento y Annie daba clases de Literatura en el instituto.

La cámara de cine era entonces para los Ernaux un objeto más deseable que el televisor en color o el lavavajillas. Vemos desfilar filmaciones de ella y los niños llegando del colegio o el supermercado, estampas familiares con la madre de ella, sus suegros, los pequeños abriendo los regalos en Navidad, retazos veraniegos… y a Ernaux escribiendo a mano. No sabemos a qué pertenecen exactamente las hojas desparramadas sobre el escritorio, pero la voz de la autora nos dice que entonces estaba escribiendo una novela en secreto, la que sería su primera obra, ‘Les armoires vides’, publicada por Gallimard en 1974.

Las imágenes muestran instantes del pasado que no volverán. La narración actual desvela el significado real de aquellas imágenes en apariencia felices. Ernaux explica que los roles de género establecidos en su vida en común le otorgaron al esposo el cargo de director y a ella el de la de cuidadora de los hijos. ‘Los años de Super 8’ discurre, si ira, tampoco sin melancolía, como un proceso de conocimiento para la escritora.

Al mostrarnos las imágenes registradas en un viaje de la Semana Santa de 1972 al Chile de Salvador Allende, Ernaux comenta que aquel vieja, organizado por el semanario francés ‘Le nouvel observateur’, le recordó la promesa que se había hecho a los 22 años –entonces tenía 32–: “Escribiré para vengar a mi raza”. Un año y medio después, aquel Chile había dejado de existir. La autora se debate constantemente entre su pasado proletario y la forma de vida burguesa que llevaba con su marido. Aparece de forma muy clara en la crónica filmada de una estancia en Marruecos, en la que no salieron del resort para turistas: “Ideal para que los padres tengan un bronceado de ensueño y los niños aprendan a nadar”, comenta Ernaux irónica.

Los planos filmados por Philippe muestran a Annie siempre fuera de sitio. Se sentía incómoda y se pregunta, ahora, que hacía en aquellos lugares: Albania, Marruecos, Londres, Córcega, Lisboa, Moscú o en las muchas casas y apartamentos en los que vivieron. En las películas de 1977 apenas aparecen ellos: el cansancio de una pareja cercana a los 40. La revelación llegó durante el viaje en 1980 por la España de los Sanfermines y el ‘siniestro’ Alcázar de Toledo: “Sobro en su vida”, escribió ella en su diario. Llevaban 17 años juntos. En 1981 se separaron. “Él se quedó con la cámara que usaría en su nueva vida y me dejó el proyector, la pantalla y todos los rollos de película. Él, resueltamente, entró en otra existencia y abandonó la memoria de la antigua con nosotros” relata Ernaux. Ahora, con los viejos Super 8, brota todo de nuevo, aunque con otra mirada.