Drama

'Baby': Bajo Ulloa siempre a la contra

Es una película imposible, extrema e histriónica, pero a la vez necesaria para seguir evaluando ese cine a la contra

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Baby'

periodico

Quim Casas

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Tiene mucho de emocionante el cine de resistencia que practica Juanma Bajo Ulloa, ex enfant terrible del cine español. Tras probar proyectos algo más comerciales, algo más cercanos a un público menos minoritario (tipo ‘Airbag)’, con ‘Baby’ parece volver a los tiempos iconoclastas en los que provocaba todo tipo de reacciones con obras al límite como ‘Alas de mariposa’ y ‘La madre muerta’.

 Puede que no haya nadie como Bajo Ulloa en el cine español actual. Y ‘Baby’ lo demuestra con creces. Es un trabajo insatisfactorio, pero nada despreciable. Es una película imposible, extrema e histriónica, pero a la vez necesaria para seguir evaluando ese cine a la contra, anti-institucional, que puede y debe hacerse en este país.

 En esta historia de adicciones en las que una heroinómana da a luz, vende su hija a una traficante de niños y después intenta recuperarla, Bajo Ulloa prescinde de la palabra (aunque utiliza la música con demasiada generosidad), realiza analogías quizá demasiado evidentes (el plano de una araña zampándose un insecto al que sigue la imagen de la protagonista inyectándose droga) y lleva siempre cada situación al límite dramático y formal.

 No es una película perfecta, no es redonda, hay momentos que fascinan y otros que chirrían, pero ‘Baby’ es coherente con lo que siempre ha querido hacer Bajo Ulloa. Y esto siempre es más que loable.