NUEVA VERSIÓN

La Calòrica recupera su antimonárquico primer espectáculo

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Marta Cervera

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No es habitual que una compañía quiera recuperar su primera obra para celebrar 10 años. Pero La Calòrica no es una compañía cualquiera. Les gusta sorprender y esperan hacerlo de nuevo a partir de este viernes en el Lliure de Gràcia con una una nueva versión fiel al original de 'Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I'. Primero, porque muchos de sus fans se la perdieron. Segundo, porque les hacía ilusión montarla con medios. Esta tragicomedia histórica, una crítica a la monarquía inspirada en los últimos días de Isabel la Católica, fue el germen de esta compañía barcelonesa. "Es una obra sucia y grandilocuente a la vez", afirma Israel Solà, director de La Calórica, cuyo nombre hace referencia tanto a lo mucho que comían en sus reuniones, como "al peso de los actores" y a la chicha de sus espectáculos, generosos en todos los sentidos. "Esta obra duraba casi dos horas cuando la estrenamos, ahora solo es hora y cuarto", apunta el dramaturgo Joan Yago. 

En el 2010, en plena crisis, cuando los montajes iban menguando en actores y oropeles, montaron esta ambiciosa obra con seis intérpretes. "Fue un trabajo que hicimos para un taller que reunía a estudiantes de las diferentes especialidades del Institut del Teatre", recuerdan. En el Lliure la interpretan los mismos que la hicieron entonces: Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López, Marc Rius, Júlia Truyol y Carla Rovira. 

Premio vital

El primer éxito de 'Feísima enfermedad de la reina Isabel I' fue pasar de proyecto universitario a estrenarse en el Versus Teatre, donde estuvo dos meses y medio. El segundo, ganar un premio que les permitió montar su segundo espectáculo e ir de gira. Pero muchos espectadores descubrieron a La Calòrica después con otras creaciones propias como 'L'editto bulgaro', 'Bluff', 'Fairfly', ganadora de dos premios Max, y 'Els Ocells'.

La Calòrica aprovecha su debut en el Lliure para revisar su primer trabajo con toda la experiencia adquirida y los medios que no tuvieron en sus inicios. La nueva versión no es un calco de la antigua pero la idea básica es la misma: "Mostrar lo ridículo de aferrarse al poder y pretender que un gran imperio se perpetúe eternamente", dice Solà. Han incluido aspectos relacionados con la actualidad catalana y banda sonora. "Incidimos más en la idea de Isabel I como ideóloga de la unidad de España, de manera más autoritaria y agresiva". 

La obra se gestó en una época en la que "flipábamos con 'Ricardo III' y Shakespeare", recuerda Yago. La idea original fue hablar de la monarquía española inspirándose en "un personaje poderoso pero oscuro y negativo". Aunque Carlos II también entró en la fase final del 'cásting' se decantaron por Isabel I. "Ella murió de un cáncer de útero, de ahí el título de la obra, algo que nos permite mostrar la decadencia del imperio en su momento de esplendor como metáfora de algo que nace podrido".

La escenografía de Albert Pasqual está presidida por una gran cama. "Muestra la fina línea que separa poder y familia. Todo pasa en la cama donde muere la reina, donde comen, follan, discuten y toman decisiones", apunta el altísimo Aitor Galisteo-Rocher, que interpreta a la reina. Su esposo Fernando lo encarna el actor más bajito de la compañía para acentuar lo grotesco. También aparecen la heredera al trono, su hija Juana la Loca, esposa de Felipe el Hermoso, el cardenal Cisneros, consejero de la reina, que representa a la Iglesia, y una criada, símbolo del pueblo.