Cada año, 90 millones

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Con una facturación de 15,1 millones de euros y un excedente de 4,88, la Fundació Gala-Salvador Dalí de Figueres goza de una salud económica que es la envidia de los centros culturales del país. «Hemos pasado la crisis creciendo y ganando dinero», afirma su gerente, Joan Manuel Sevillano. Todo ello sin un euro de subvención pública, algo inaudito en estos lares. Tampoco depende del patrocinio privado sino que se autofinancia. Y no solo eso sino que además es capaz de generar un impacto económico en el territorio de 181 millones de euros, 90 de los cuales son beneficios (una cantidad similar al 2,5% del PIB del Alt Empordà) y 1.850 puestos de trabajo. Datos que llevan a Sevillano a afirmar que «el efecto multiplicador de la cultura es real y tangible». Los números de la fundación privada son relativos al 2012, los del 2013, que prometen ser similares, todavía no se han cerrado. Y las cifras sobre el impacto económico salen de un estudio elaborado, también en el 2012, por la Universitat de Girona.

El éxito no es casual sino «consecuencia de las decisiones tomadas hace años para evitar que cuando hubiera una caída del negocio local nos encontráramos en precario», explica Sevillano. Y ello supuso crear una estrategia para atraer al máximo flujo de visitantes y pasar de los 400.000 de hace 16 años al millón y medio del 2013. La idea pasaba por «dejar de ser una ciudad pequeña [Figueres] en medio de ningún sitio para convertirnos en una ciudad de entrada de la península Ibérica que aprovecha el flujo de turistas que pasan por delante». Y lo consiguieron ya que el 79% del público es foráneo. Para ello la fundación se implicó en la actividad turística del entorno y la iniciativa tuvo éxito: los ingresos por venta de entradas, 9,8 millones, son el 60% de los 15,1 millones de presupuesto. El resto sale de lo recaudado en las tiendas, las exposiciones y la gestión de los derechos.

Este último apartado, el de la gestión de los derechos de propiedad intelectual, industrial y de marca, supone un 10% de lo que entra en caja, aunque no siempre ha sido así: «Durante años fue un área deficitaria por los costes en temas jurídicos». Sevillano se refiere a los años de lucha por poner en orden todo el legado de Dalí. Temas ya olvidados: «La herencia daliniana ha entrado en una dinámica de normalidad en todos los aspectos», asegura el gerente.

LA INVERSIÓN MÁS RENTABLE  / Pero aunque la fundación lleva años de éxito las cosas no siempre han sido fáciles. Tras la muerte de Dalí -la institución la creó el propio artista en 1983 para preservar y divulgar su obra- pasó por momentos delicados. El personaje clave para enderezar el rumbo de la institución fue Ramon Boixadós, que, como presidente de la fundación, empezó a poner en práctica su capacidad de gestión en 1991. Él aún sigue al frente y la fundación puede alardear de gestionar una herencia que es de todos los ciudadanos sin que le cueste un euro al Estado. Es la no inversión más rentable que ha hecho el Estado en cultura durante años.