Análisis

Inventar las verdades de la historia

Domingo Ródenas

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No suele ser el Premio Nacional de Narrativa de esos que dan palos de ciego, pero este año ha acertado de pleno conAnatomía de un instante,deJavier Cercas,y después del Nobel a su admirado (y de quién no)Mario Vargas Llosa,parecía improbable otrostrikeen la bolera de los premios literarios. El deCercases un reconocimiento a un libro excepcional, no al conjunto de su obra, pero forzando el sentido del premio quiero interpretarlo como una distinción, por cuenta de un libro, a una trayectoria no menos excepcional. Y es que si no situamosAnatomía... en la ruta que se inició en 1987 con los cinco relatos deEl móvilno acaba de entenderse su extravagante cortejo simultáneo de la historia y la ficción, de las mentiras que anidan en la verdad histórica y de las verdades rotundas que empedran las narraciones inventadas. Parte de esa lección la aprendióCercasdeVargas Llosa-el primer ensayo deLa verdad de las mentirasdebería ser lectura obligatoria de cualquier ciudadano en una sociedad de simulacros-, como deCervantesy deBorgesy de tantos, y la ha aplicado a rajatabla, con creciente consciencia, a lo largo de casi un cuarto de siglo de escritura.

DesdeEl inquilino(1989) se hizo evidente que a Cercasno le bastaba con la actividad recreativa de fabular sino que en ella debía canalizarse alguna forma de asedio a la realidad o, perdón, a esa manifestación de sí mismo que podemos llamar «realidad»: lo que uno es para los demás o cree y quiere ser (aquí resuenaUnamuno) y sobre todo lo que es o aparenta ser el entorno social, cultural, ideológico y político donde uno crece y se desenvuelve y del que uno es, quiéralo o no, parte indisociable. Porque la posibilidad de pedir «paren el mundo que yo me bajo» no pasa de ser (¡lástima!) una feliz ocurrencia marxiana. Y, no pudiendo bajarse del mundo y exiliarse en las fábulas miríficas de la literatura,Cercas-lector desaforado y omnívoro- entendió que esta debía servir para acceder por una puerta falsa a la comprensión de aquel. Por eso, en la divertida y amarga (sí, también amarga)El vientre de la ballena(1997) el escenario vuelve a ser la arena universitaria que conocía muy bien y el atolondrado protagonista anda debatiéndose entre un futuro de profesor (si es que esto es futuro) y la atracción del abismo de la literatura.

Nada había cambiado enSoldados de Salamina(2001) porque elJavier Cercasperiodista que la protagoniza anda buscando qué hará de mayor y la historia que le sale al paso, la del miliciano, se le convierte en un flotador para salvarse del naufragio. De la mano de aquella anécdota, el fusilamiento deSánchez Mazasen Colell, llegó la Historia aJavier Cercas.Y, a través deLa velocidad de la luz(2005), donde la guerra de Vietnam, el éxito deSoldados…y la biografía del propio autor lograban una sorprendente emulsión,Cercasllegó, pertrechado de sabiduría literaria, a la Historia. A la más reciente, la del instante en que la naciente democracia estuvo en vilo, el sainete grotesco del 23-F. Pero esa verdad, esaAnatomía de un instante,no podía contarse sino con el utillaje promiscuo y la imaginación ordenadora de un escritor fuera de lo común.