'Teleaquelarre' regio

Los reyes Felipe  y Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía saludan desde el balcón del Palacio Real, en Madrid.

Los reyes Felipe y Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía saludan desde el balcón del Palacio Real, en Madrid.

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es indiscutible, este tipo de espectáculos donde se ven mejor es por la tele. Ni pasas calor en la plaza de Oriente, ni te achicharras delante de los leones del Congreso. Y además hemos podido disfrutar en casa, tranquilamente, y en shorts, de la escuadra de opinadores que han movilizado las teles. ¡Ah! Este es un tipo de periodismo que podríamos denominar estilo aquelarre regio. Son criaturas estimables que se posan en las jaulas de los platós de las cadenas, y entretienen una barbaridad llenando de trinos y  cotilleos los tiempos muertos. En TVE-1 -cadena que está perdiendo a toda pastilla la audiencia que antes le era fiel en este tipo de eventos-, al menos hemos gozado con las pinceladas de Fernando Ónega. Viendo la gran cantidad de banderitas que llevaba el pueblo, advirtió: «Han hecho un pedido de  120.000 banderas a una empresa de Valencia». Hombre, podían habérselas encargado a Antonio Alcántara, de Cuéntame..., que se dedica a fabricarlas y está a punto de vender la empresa por falta de clientes. La exposición que nos ha ofrecido TVE-1, en general, ha sido relamida y untuosa. Más masaje que reflexión. Ya sabíamos que no nos iban a pintar un cuadro republicanote, en plan Eugène Delacroix (Marianne guiando al pueblo), pero un exceso de espuma siempre acaba obstaculizando la profundidad del lienzo. El contraste con TVE  lo hemos encontrado en La Sexta. Antonio García Ferreras ha hecho una edición especial de Al rojo vivo muy sabrosa y guerrera. En un momento dado, cuando Felipe VI estaba en el Congreso, partió la pantalla en dos y puso al lado las imágenes de archivo de hace 39 años atrás, cuando Juan Carlos estaba también ahí recibiendo la Corona, en aquellas Cortes tan franquistas y tétricas. A la vista de aquella doble imagen, la de ayer y la de hoy, exclamó: «Aquello de 1975 daba miedo». Estamos de acuerdo. Ernesto Ekaizer, que estaba a su lado, sacó de su siempre lúcido carcaj una colección de dagas afiladas y las fue lanzando al ruedo. La más iridiscente y penetrante fue esta: «Veremos si esta monárquica proclamación, Felipe VI la transforma en monárquica depuración». Dentro de su escepticismo, lo decía con enorme esperanza e ilusión.  En Tele 5 organizaron un versátil ruedo. Ana Rosa Quintana se apoyó en Pedro Piqueras y Jesús Cintora, pesos pesados del periodismo stricto sensu. Pero también fueron saliendo eso que en Mediaset enrasan bajo la denominación de comunicadores, que es un luga tan inquietante como inmenso, en donde caben todo tipo de pajaritos cantores, desde el que fue famoso héroe del papel couché, el  caro dado Alessandro Lecquio, hasta el presentador de Campamento de verano Joaquín Prat. Entre todos nos depararon una pintoresca sesión, trufando información y cotilleo. A quien no vimos fue a Jaime Peñafiel. Salió por la la tarde, en el circo de Sálvame. Apareció compungido. La señora Campos le preguntó: «Ya no eres monárquico, ¿verdad?». Y Peñafiel respondió: «¡Ya no soy nada! Tendré que reciclarme». ¡Ahh! Lo de Letizia I, reina consorte, ha debido de ser duro para él. Y en A-3 TV fue Matías Prats el gran apoyo de Susanna Griso. Nos detalló Matías la colosal magnitud del fajín de capitán general que lucía Felipe VI: «¡Son cuatro metros!», nos decía fascinado. Y en esta sesión nos informaron también de un detalle virtuoso:  «Una de las primeras medidas que impulsarán los nuevos Reyes será que las mujeres no tengan que hacer la reverencia, el plongeon, ante ellos». ¡Ah! Es una iniciativa estupenda. Nada hay más doloroso que ver una ristra de señoras finas hincando la rodilla por el suelo, genuflexas.

Todas las cadenas señalaron con emoción las hermosas caricias que se dedicaron Felipe VI y Letizia I durante la mañana de ayer. Algunas también comentaron, con mordiente, que el día anterior, en el acto de abdicación, el Rey saliente trató a Letizia como si no existiera. Es verdad. Parecía que le daba la importancia que se le da a la niñera.

En el capítulo de esta semana de Juego de Tronos (C+), el pequeño Tyrion mata a su padre, el rey-lord Tywin Lannister, con una ballesta. Lo asaetea cuando estaba en la letrina. ¡Ah! Las monarquías de aquella época tenían un punto sanguinario tremendo.