Ciudadanos se ratifica en que no entrarán en el Gobierno

Marín y Rivera no disimularon su alegría tras obtener nueve escaños, ayer en Sevilla.

Marín y Rivera no disimularon su alegría tras obtener nueve escaños, ayer en Sevilla.

JÚLIA CAMACHO SEVILLA

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"Nada ha cambiado, no hemos ganado y no vamos a formar parte del gobierno". Albert Rivera y su candidato en Andalucía, Juan Marín, no podían ocultar anoche su satisfacción por los nueve escaños obtenidos --los mismos que en Catalunya- y el apoyo de más de 368.000 votantes que certifican que "el cambio sensato ha llegado". El líder del partido augura no obstante que se trata de la primera etapa del camino y que estos buenos resultados se verán realzados en menos de dos meses en muchos ayuntamientos y otros parlamentos autonómicos. Y lanzó otro mensaje: "El cambio será sensato, o no será".

Los resultados se han ajustado a sus previsiones, que apuntaban a un escaño por provincia e incluso dos en algunos feudos de tradición conservadora. No obstante, a última hora de la noche lamentaban aún que algunas papeletas pudieran haber creado confusión, como la de Cilus (Ciudadanos libres unidos). De hecho, muchos apoderados se quejaron en las redes sociales de que estas papeletas se habían colocado encima de las de C's y llamaban a la confusión de los votantes, especialmente los de más edad. Esta fuerza, prácticamente desconocida, ha obtenido más de 10.400 votos.

Pero ni siquiera eso podía empañar la felicidad de Rivera y compañía, que entraron en el salón de hotel donde esperaban los militantes formando el número 9 con sus dedos y aclamados al gritos de "presidente, presidente". "Viene una nueva forma de entender la política, aunque habrá gente que no quiera ver que España está cambiando", sentenció Rivera, "dirán que han ganado, pero sabemos que el bipartidismo ha muerto".

Tanto Rivera como Marín se mostraban satisfechos de un resultado trabajado casi contrarreloj en esta campaña, y que tildaron de «histórico» porque tendrán un papel "decisivo en el cambio" y la Cámara autonómica. Pero reconocían que ahora viene la parte más difícil del camino, que es saber gestionar ese "cambio sensato" con "generosidad y diálogo2, una palabra que el líder nacional repitió en varias ocasiones.

Creen tener parte de los deberes hechos porque sus enemigos, dijeron anoche, no son los otros partidos, sino «el paro y la corrupción», y aspiran a poner «de moda la ética en la política». No obstante, no tardaron en dirigir algún que otro reproche a sus adversarios, «esos que hace poco contaban sillones y han perdido unos pocos», por el PP, o los que «lo daban todo por ganado, se presentaban como el cambio» y ahora la sorpresa la han dado otros.

Para despejar dudas, Marín insistió en que no entrarán en el Gobierno andaluz, y que su forma de gestionar pasa por apoyos puntuales a políticas y medidas concretas. De nuevo anoche Rivera insistía en sus líneas rojas: fuera imputados por corrupción, adelgazamiento de la grasa de la administración, especialmente de los cargos de confianza, y apoyo a las pequeñas empresas.