Pequeño observatorio

La propina tiene vida propia

A mí no me escandaliza que se den o se reciban propinas; hay quien lo interpreta como una sumisión aceptada, pero yo no

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Josep Maria Espinàs

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Pienso que tengo una cierta conexión con Juli Capella, colaborador también de este diario. Últimamente me lo hace pensar el artículo que ha publicado hace unos cuantos días: '¿Es justo dejar propina?'¿Es justo dejar propina?' Es uno de esos temas que me gustan, basados en la observación de un hecho social. A un artículo periodístico no se le puede pedir trascendencia, pero sí que despierte curiosidad e interés.

Capella explica que en Washington se ha aprobado una ley que suprime el sistema de cobro por propinas. "Recuerdo con grandísima ilusión el reparto de propinas cuando era joven y hacía de camarero en un hotel". Y la frase es notable: "Los miles de euros que hayas podido ir regalando durante tu vida no son una reducción patrimonial, sino una rentable inversión de felicidad instantánea". Pero atención, dice Capella, que si la propina es para comer tiene otro nombre: "salario justo".

En castellano, 'propinó' es dar un golpe -'le propinó una paliza'-, y en catalán es beber antes que otro. El lector comprenderá que no me enreden, a mí, en difíciles etimologías. Pero vuelvo a la pregunta de Capella: "¿Es justo dar propina?" Yo me atrevería a insinuar que este interrogante es aplicable a una gran diversidad de situaciones humanas.

A mí no me escandaliza, en principio, que se den o se reciban propinas. Hay quien lo interpreta como una sumisión aceptada. Yo no veo ninguna sumisión. Quien pide una propina ejerce un acto de libertad que no tiene nada de agresivo y quien la concede lo puede hacer por voluntad propia. Y por varios motivos.

Hay quien no da o no ha dado ninguna propina en su vida. Es un derecho personal. He pensado en aquel tiempo en que, cuando alguien pedía limosna por la calle, una persona de buena voluntad le daba una moneda y decía, paternalmente: "Y ahora no te lo gastes en vino". Me gustaría que la palabra 'propina' tuviera ese significado: "Déjame estar, ahora, un poco más cerca de ti". En castellano, "más propicio".