Diana Rigg

De 'chica Bond' a reina medieval

Icono sexual de los años 60, la actriz rompió moldes seduciendo al agente 007. Ahora es la astuta monarca Olenna Tyrell en 'Juego de Tronos'

A la izquierda, Diana Rigg, en 'Al servicio de su majestad'. A la derecha, como reina Olenna Tyrell en 'Juego de Tronos'.

A la izquierda, Diana Rigg, en 'Al servicio de su majestad'. A la derecha, como reina Olenna Tyrell en 'Juego de Tronos'.

BEGOÑA ARCE

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Los más jóvenes la conocen como la astuta y viperina reina Olenna Tyrell, la madre de Mace Tyrell, en la serie de Juego de Tronos, pero fue en su día una chica Bond, que rompió con el molde tradicional de la maciza imponente, que había impuesto la serie. Como condesa Tracy Di Vicenzo, Diana Rigg le robó el corazón al 007 en Al servicio de su majestad, en 1969. Tal era el encanto de aquella mujer hermosa y vulnerable, que Bond le pidió lo que nunca había hecho: que se casara con él. El matrimonio y la felicidad duraron poco. Tracy moriría poco después, abatida por los disparos de los enemigos del agente secreto.

Hoy, a los 77 años, Rigg recuerda con cariño aquel papel. La eligieron, entre otras muchas candidatas, por la enorme popularidad que había alcanzado con la carismática Emma Peel, la elegante e irónica espía en la teleserie Los vengadores, que aún ahora es objeto de culto. «Tengo una deuda con la serie y la película (de James Bond)Me han permitido hacer después muchas cosas», ha declarado en una reciente entrevista. Jamás -afirma- ha jugado, ni en la pantalla, ni en la vida real, el rol de objeto sexual, para deleite de los hombres. «Es muy simple, nunca me he visto como alguien sexi». Rigg no era desde luego una chica de calendario, todo curvas y poco más. Gran actriz, su trayectoria había comenzado en la Royal Shakespeare Company, ni más ni menos. Los responsables de la troupe de teatro clásico más prestigiosa del mundo, se ofendieron cuando la joven promesa aceptó trabajar en televisión. Le dijeron que sería desperdiciar su talento. Se equivocaron. «Mi vida cambió de la noche a la mañana», recuerda. Millones de espectadores se quedaron prendados de ella. Sin dejar la tele o el cine, volvió más tarde a las tablas, para bailar en un musical, o para ser Medea y Madre Coraje. La lista de premios con la que ha sido galardonada es infinita.

Si al final Daniel Craig da por zanjada su etapa Bond, a Rigg le gustaría que el personaje diera un giro. «Un Bond negro sería estupendo», ha comentado. Sin embargo, «no querría ver a un Bond femenino, porque, si eso ocurriera, no habría chica Bond. Pero ¿Por qué no una Bond lesbiana?». La sugerencia queda ahí.