PLAN ESTRATÉGICO DE LA MAYOR PETROLERA ESPAÑOLA

Repsol invertirá un 40% menos por el abaratamiento del crudo

Antoni Brufau, izquierda, y Josu Jon Imaz, ayer.

Antoni Brufau, izquierda, y Josu Jon Imaz, ayer.

P. ALLENDESALAZAR / MADRID

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La fuerte caída del petróleo -un 50% desde finales de septiembre del 2014, desde los 100 a los 50 dólares- ha obligado a Repsol a replantearse en profundidad su estrategia para los próximos cuatro años. La petrolera presidida por Antoni Brufau anunció ayer que reducirá cerca de un 40% sus inversiones hasta el 2020 (a 23.000 millones), venderá activos por valor de otros 6.200 millones (de los 44.000 millones totales) y recortará gastos en 2.100 millones (incluyendo la baja ya anunciada de 1.500 empleados, el 6% de la plantilla).

«El nivel actual de precios se puede prolongar durante mucho tiempo. Vamos a gestionar la compañía como si el precio del barril se fuera a quedar en 50 dólares, que no se va a quedar. Ahora la estrategia no es el crecimiento, es crear valor», argumentó su consejero delegado, Josu Jon Imaz. El barril de Brent, de referencia en Europa, cerró ayer a 48,55 dólares. Pese a haber construido su plan estratégico sobre un precio estable de 50 dólares, el grupo cree más posible que suba a 65 dólares el año que viene y a 91,8 en 2020.

La Agencia Internacional de la Energía, sin embarco, estimó esta semana que podría estabilizarse en 55 dólares por la débil demanda prevista para el 2016. La situación está pasando factura: Repsol ha anunciado que va a ganar entre un 7% y un 22% menos este año y otras petroleras, como Exxon y Chevron, también acumulan fuertes descensos (49% y 69% en el primer semestre).

El grupo español afirmó que se puede permitir hacer el ajuste sin perder valor porque adelantó el crecimiento que quería alcanzar gracias a la compra en primavera de la canadiense Talismán. En esta línea,  Imaz afirmó que con los proyectos que tiene vigentes su producción alcanzaría los 100.000 barriles diarios en el 2020, pero que para la compañía es mejor estar en entre 700.000 y 750.000 (el doble que en el 2014). Lo alcanzará tras las ventas de activos, que se concentrarán en las áreas de exploración y producción.

JOYAS DE LA ABUELA

 Este objetivo de producción permite a la petrolera «desinvertir sin vender las joyas de la corona ni las joyas de la abuela», aseguró Imaz. «No desinvertimos porque lo necesitamos financieramente, sino para tener unos activos más racionales», añadió.

El primer ejecutivo (al que Brufau, que no participó en la presentación, cedió poderes hace unos meses) aseguró que el resultado bruto de explotación (Ebitda) se duplicará en el 2020, hasta los 11.500 millones, y que las ventas permitirán reducir deuda en unos 6.500 millones, desde los actuales 14.000 millones. La compañía prevé  un flujo de caja de 10.000 millones si el petróleo queda en 50 dólares y de 20.000 millones si sube a 65 dólares.

Sus cálculos están basados en el primer supuesto, pero si sube más -como espera- dedicará al excedente a reducir deuda y remunerar al accionista. En ningún caso a aminorar el recorte de plantilla: «No vamos a reducir empleados por un estrés de caja; para el futuro de la compañía y para que dé oportunidades a las personas, es bueno hacer este plan de eficiencia». Precisamente, uno de los grandes objetivos del plan es mantener el dividendo en torno a los actuales un euro por acción, a elegir a cobrar en metálico o en acciones.

Los inversores acogieron bien el plan en un primer momento y la acción subió más del 3%, pero posteriormente se dio la vuelta y cerró con un fuerte descenso del 4,28% (22% de caída anual). La compañía lo achacó a un informe de Goldman Sachs que aseguró que su previsión de margen de refino por barril era demasiado optimista. Un juicio erróneo basado en cifras desfasadas, según la petrolera.

Imaz también afirmó que Repsol está «cómoda» con su participación en Gas Natural. Incluso se podría plantear alianzas en ciertos negocios, ya que el 60% de su producción es gasista: «Estratégicamente es una opcionalidad interesante».