pleno municipal

Doble bofetón a Colau: ni tranvía ni multiconsulta

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Carlos Marquez Daniel

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Jordi Hereu deben de haberle pitado los oídos. En la sala de plenos del ayuntamiento, que el exalcalde tan bien conoce, se han debatido este martes dos de los asuntos que a él le costaron el cargo. Por un lado, las consultas populares. Por el otro, el tranvía por la Diagonal. El otrora líder del PSC en Barcelona maridó ambos conceptos en mayo del 2010 para parir un referéndum que la oposición moldeó hasta convertirlo en un sonoro fiascoAda Colau ha bebido de ese jarabe y ha vivido el que, probablemente, sea el día más gris de su primer mandato al frente de la capital catalana después de que le hayan tumbado la multiconsulta prevista para mayo y el proyecto de unión del Trambaix y el Trambesòs. El gafe continúa.

Asalta la duda de si el tono de las intervenciones, o incluso el sentido del voto, habría sido el mismo si las elecciones municipales no estuvieran a la vuelta del año. La mañana ha arrancado con la multiconsulta ya cojeando, ya que se han caído de la votación las dos preguntas propuestas por el propio gobierno: una sobre la modificación del planeamiento del número 19 de la calle del Rec Comtal y otra sobre una modificación urbanística en el 22@. Sí han entrado al ruedo las cuestiones sobre la municipalización del agua y sobre el cambio de nombre de la plaza de Antonio López. Ninguna de ellas, impulsadas por distintas entidades, ha recibido el apoyo mínimo del pleno. Y tumbadas las preguntas, tumbada la multiconsulta, que ni será multi ni será consulta.

Maniobras de Agbar

La propuesta sobre el agua ha sido largamente debatida. Y ha generado la participación, no esperada, de la propia Colau, que no se ha mordido la lengua al denunciar las maniobras de Agbar por “boicotear” la iniciativa. “Una multinacional ha lanzado una ofensiva judicial, no contra Colau, sino contra la carta municipal de Barcelona. ¿Cuántos millones se ha dejado esta empresa en publicidad engañosa que ha inundado nuestra ciudad?”. A la alcaldesa le ha dolido especialmente el voto contrario de la CUP: “Veo cosas que pensaba que nunca vería; me parece triste, pero las elecciones dirán quién se equivoca”. Por parte de los ‘cupaires’, Maria Rovira ha justificado el voto contrario argumentando que no se trata de “participación real” porque el resultado no es vinculante. Por eso, en el caso del agua, han invitado a “poner la directa, se apruebe o no la pregunta”. 

Esquerra ha sido el único grupo municipal que ha apoyado la pregunta sobre la municipalización del agua. Curioso que unos minutos más tarde dilapidara con su voto el tranvía planteado por Barcelona en Comú. Una de cal y otra de arena. Aunque sorprende su posicionamiento favorable después de escuchar a la concejala Trini Capdevila: “Lo han gestionado fatal y creemos que está destinada al fracaso”.

Ciutadans, PP, PDeCAT y el PSC han coincidido en hablar de “chapuza”, o incluso de “multichapuza”. Se ha criticado al gobierno por “escuchar solo a las entidades afines a su ideología”, por su “incapacidad de dialogar” o por la nula voluntad de interrogar sobre “los temas que realmente importan a la ciudadanía”. En este sentido, se han citado asuntos como la cobertura de la Ronda de Dalt, la pacificación de la Meridiana o los carriles bici. En definitiva, y tal y como ha resumido el popular Alberto Fernández Díaz, “consulta sí, pero no así”.

"Postureo" y reproches

El mismo argumento podría usarse en el caso del tranvía por la Diagonal. Prácticamente no ha habido una sola novedad en los discursos vertidos por las partes, pero sí se ha mascado un punto más de tensión, con ataques personales incluidos. Recuerden: elecciones dentro de poco más de un año. La única novedad, al margen del tono calentito, la ha aportado el líder del PSC, Jaume Collboni, que ha planteado la retirada del punto a la vista de que la derrota era inevitable. Por momentos ha parecido que el socialista seguía formando parte del gobierno de Colau. Recuerden que les echaron en noviembre por aclamación popular de las bases de los ‘comuns’. “Votaremos a favor por coherencia histórica, pero este plan no se puede impulsar con la mitad de la ciudad en contra”. También ha acusado a Barcelona en Comú de “postureo” y de actuar con “frivolidad, tarde y mal”. No le han hecho caso, y la votación, nominal, se ha producido. Quizás el gobierno quería que los contrarios al tranvía tuvieran nombre y apellido y no solo siglas. Resultado: 16 a favor y 25 en contra. El voto de Alfred Bosch, líder de ERC: "Así, no; en contra".

En el apartado de reproches, el cruce dialéctico más crudo lo han disputado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, y el republicano Jordi Coronas. Como la pareja que arrastra malos tiempos y un día explota en una sobremesa, ambos ediles se han acusado de torpedear el buen avance del tranvía tras semanas de cruces de declaraciones públicas. La teniente de alcalde ha acusado a ERC de “llevar tres años bloqueando el proyecto” y ha asegurado que el ‘no’ de Bosch “le invalida como candidato” para las elecciones del 2019. El concejal republicano la ha acusado de realizar una “demostración de política patética” y ha acusado al gobierno de “engañar a la gente”. “La ciudad no es un juego, no estamos para campañitas”, ha asestado. Coronas ha recordado que Esquerra no votará a favor del proyecto hasta que se garantice, con un convenio y no con un protocolo no vinculante, la gestión pública del tramo que está sobre la mesa, de Glòries a Verdaguer. En este sentido, ha recordado que la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), que es quien tiene la competencia, dijo que podía tener listo ese documento en un plazo de tres meses: “Que se pongan a ello, no sé qué están esperando”.

Tal y como están las cosas, las opciones son pocas e improbables. La ATM podría liderar el plan sin contar con el consistorio, ya que el estudio informativo que realizó demuestra que la mejor opción de conexión es por la Diagonal y en superficie. ¿Pero de dónde saca el dinero? Hasta la fecha, era el consistorio quien sacaba la cartera. Pongamos por caso que el ente metropolitano aprueba el trazado. Si Barcelona tiene que pagar, sería necesaria una modificación de crédito del presupuesto municipal que debería pasar por el pleno. Imposible que pase el corte en las circunstancias actuales. El tranvía, en vía muerta. Y Colau, con un día de perros.