Los vecinos de la Zona Franca no quieren que la Modelo se traslade a su barrio

En resumidas cuentas, no quieren seguir siendo el patio trasero de la ciudad. "Estamos cansados de que instalen aquí los equipamientos que no saben dónde poner porque no los quiere nadie. No queremos que construyan las nuevas cárceles en la Zona Franca Zona Franca y no entendemos por qué toman este tipo de decisiones sin contar con nosotros". Así de contundente se muestra Abdó Florencio, miembro de la asociación de vecinos del Plus Ultra, de la asociación de vecinos La Vinya y tesorero de la Coordinadora de asociaciones de vecinos y comerciantes y de La Marina de Port y La Marina de Prat Vermell, federación de reciente creación que aúna las asociaciones de las siete barriadas que conforman el territorio para coordinar reivindicaciones.

"De entrado decimos que no. Queremos que se abra una mesa de negociación con el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya y que nos presenten los proyectos, algo que por el momento no ha sucedido", expone Juan Antonio Reyes, portavoz de la coordinador y fundador de la asociación de vecinos de El Polvorí, quien critica que todas las noticias que han tenido sobre los acuerdos de la cesión de terrenos para construir los centros penitenciarios en el barrio les han llegado por la prensa. Entienden, dicen, que los vecinos de la Modelo -el lejano Eixample, aún más lejos ahora, aún sin metro-, llevan años pidiendo el traslado, pero no que todo lo que no quieren en los vecindarios céntricos acabe en sus ya castigados barrios.

No es la primera batalla que luchan los miembros de la junta de la coordinadora, todos veteranos, y son buenos conocedores de cómo van las negociaciones, pero quieren, al menos, iniciarla. Sentarse en la mesa. "Quizá al final en vez de dos centros ahora proyectados construyen solo uno. Y queremos, también, si llega a construirse alguno, contrapartidas para el barrio", prosigue Eli Rolando, presidente de la coordinadora, creada, también, para insistir en la necesidad imperiosa de la llegada del metro, que ahora parece más cerca que nunca.

QUE VUELVAN LAS ACACIAS

Antes de sentarse a negociar, tienen la lista de contraprestaciones a punto. "Urge la reforma del paseo de la Zona Franca. Que vuelva a ser un paseo. Cuando yo era niño estaba lleno de acacias", apunta Florencio. "El paseo es una oportunidad. Puede convertirse en punto de encuentro de los vecinos de los distintos barrios de la Marina. Aquí no hay un lugar de recreo. El paseo puede convertirse en una rambla o un bulevar en el que pasear, con una reforma y elaborando un plan de usos para su dinamización", señala Reyes. "Un paseo que puede llegar a ser abierto al mar, ya que estamos", añade. 

Más allá del paseo, y hacen también extensiva la lista a las actuaciones que pueden desarrollarse con el actual plan de barrios, reivindican la reforma y recuperación del teatro de la Escuela Bàrkeno. "Se está cayendo. Habría que reformarlo y abrirlo al barrio", concluyen.