Explicación científica

¿Cómo se escoge el nombre de una borrasca? Esta es la historia del rosco de las tormentas

Borrasca Domingos, en directo: llega un nuevo temporal con vientos fuertes y lluvias

Año récord también de borrascas: Patricia es el primer fenómeno registrado en España un mes de agosto

Otra borrasca, "Domingos", sacudirá a España desde el sábado y será también muy profunda

Otra borrasca, "Domingos", sacudirá a España desde el sábado y será también muy profunda

Valentina Raffio

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todos recordamos el desastre causado hace unos años por la borrasca Filomena. O cómo las tormentas Oscar y Patricia causaron gran revuelo el pasado verano. Ahora, en el arranque del otoño, mucho se ha hablado del paso de Aline, Bernard, Celine y Domingos. ¿Pero alguna vez se han preguntado por qué llamamos a estos fenómenos meteorológicos con nombres de personas? ¿Y quién escoge con qué apelativos nombrar a las borrascas? La historia sobre cómo se empezaron a nombrar las borrascas tiene una parte de ciencia, otra de poesía y, por extraño que parezca, incluso esconde un trasfondo sexista que casi roza lo absurdo.

Empecemos, pues, por el principio. La costumbre de 'bautizar' a las tormentas, borrascas y huracanes con nombres de persona arrancó en la década de los cincuenta en Estados Unidos. Fue ahí donde la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) empezó a utilizar esta técnica para referirse a los fenómenos de meteorológicos de gran impacto y, sobre todo, para facilitar la comunicación con la ciudadanía. Con el tiempo, esta práctica empezó a extenderse por las agencias meteorológicas de todo el mundo y acabó por convertirse en norma en buena parte del globo.

El rosco de las borrascas

En el caso de Europa, el seguimiento, estudio y 'bautizo' de las borrascas se realiza a través de una plataforma conocida como EUMETNET que se encarga de coordinar el trabajo de todas las agencias meteorológicas de la región. En el suroeste del continente, los meteorólogos de España, Portugal, Francia, Bélgica y Luxemburgo se reúnen cada año para elaborar su "rosco de borrascas" en el que, de forma preventiva, se escogen una veintena de nombres (uno por cada letra del abecedario) para nombrar este tipo de fenómenos meteorológicos de gran magnitud que puedan brotar entre septiembre de un año y agosto del siguiente.

Una vez pactado el 'rosco de borrascas' de la temporada está en manos de las diferentes agencias meteorológicas de la región decidir cuándo se 'desbloquea' un nombre. Normalmente lo hace la primera entidad que detecta si un fenómeno meteorológico de este tipo puede alcanzar una gran magnitud (algo que, en muchos casos, suele coincidir con la primera región que sufre su impacto). Este año, la temporada de tormentas se estrenó oficialmente el 17 de octubre con la llegada de la borrasca Aline. Tres días más tarde llegó Bernard. Una semana después, Celine. Y ahora, justo cuandoa caba de arrancar octubre, ha brotado Domingos. Esta es, por cierto, la primera borrasca de la temporada 'nombrada' por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

La existencia de un 'rosco de borrascas' no implica necesariamente que se tenga que completar cada año. De hecho, lo normal es que nunca se llegue al final. La temporada pasada, en la que se engloba todo lo que ocurrió entre septiembre de 2022 y agosto de 2023, fue una de las más convulsas de las últimas décadas y se zanjó con un total de 16 fenómenos meteorológicos de este tipo. O dicho de otra manera, arrancó con Armand y finalizó con Patricia. Nombres como Rafael, Sarah, Tiago, Valérie y Waid se quedaron en el tintero de las tormentas.

Tormentas con nombre de mujer

¿Pero en qué momento algo tan trivial como escoger el nombre de un fenómeno meteorológico puede convertirse en algo sexista? Pues bien, la historia es la siguiente. Resulta que, según apuntan varios estudios, cuando se empezaron a utilizar nombres tanto de hombres como de mujeres para bautizar tormentas y huracanes se produjo un fenómeno social un tanto absurdo. Dado que la gente asociaba las tormentas con nombre de mujer con algo más débil e inofensivo, el impacto de estos fenómenos acababa siendo más grave. Es por eso que ahora se alternan nombres masculinos, femeninos y hasta de género neutro para que nadie baje la guardia ante el impacto de estos sucesos.

Varios estudios apuntan a que la gente baja la guardia ante tormentas con nombre de mujer porque cree que son más inofensivas

Un último dato curioso relacionado con esto es el 'reciclaje' de nombres de los fenómenos meteorológicos. Son varias las agencias meteorológicas que cada seis años, aproximadamente, reutilizan algunos de los nombres de sus 'roscos anteriores'. ¿La única excepción? Cuando un huracán o tormenta se convierten en algo devastador. En Estados Unidos, por ejemplo, Katrina ya no se volverá a utilizar para referirse a una perturbación climática. En España, probablemente tampoco se vuelva a hablar de otra Filomena.

Suscríbete para seguir leyendo