Primer borrador de los acuerdos

Glasgow pospone el acuerdo global para reducir las emisiones

A person gestures as people protest during the UN Climate Change Conference (COP26), in Glasgow, Scotland, Britain, November 10, 2021. REUTERS/Yves Herman

A person gestures as people protest during the UN Climate Change Conference (COP26), in Glasgow, Scotland, Britain, November 10, 2021. REUTERS/Yves Herman / REUTERS/Yves Herman

Valentina Raffio

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Glasgow arranca la recta final de unas negociaciones clave para el futuro del planeta. Este miércoles, cuando tan solo faltan dos días para el final de la Cumbre del Clima, la presidencia de la COP26 ha publicado el primer borrador de los acuerdos pactados tras diez agotadores días de debate. Tras más de una semana y media de reuniones, los gobiernos afirman que están comprometidos con los objetivos del Acuerdo de París pero, a pesar de eso, necesitan entre uno y dos años más para rediseñar sus estrategias de reducción de emisiones. La hoja de ruta definitiva para limitar el calentamiento global a 1,5 grados de media, pues, tendrá que esperar a la Cumbre del Clima de 2022 y 2023. Al menos según recoge este primer borrador de los acuerdos de Glasgow.

El texto, publicado a las seis de la mañana de este miércoles, despliega en poco más de diez páginas todos los acuerdos, compromisos y deberes que los países han puesto sobre la mesa en estos días. El diagnóstico del problema y el enfoque de las soluciones parece estar claro. Los países reconocen que para limitar el calentamiento global a 1,5 grados para 2100 se necesita "una reducción rápida, profunda y sostenida de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida la reducción de las emisiones globales de dióxido de carbono en un 45% para 2030 y a cero neto para mediados de siglo". También muestran su preocupación porque, según constatan recientes estudios, todo apunta a que los niveles de emisión subirán al menos un 13% durante la próxima década.

El problema empieza en cuanto toca pasar de la teoría a la práctica; del diagnóstico a las soluciones. Según recoge este primer borrador de los acuerdos de Glasgow, "urge" que los gobiernos sigan trabajando para "actualizar sus estrategias climáticas con la mejor evidencia científica disponible" para conseguir cero neto de emisiones para 2050. El documento también incluye una breve mención a la necesidad de "acelerar la eliminación progresiva del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles" aunque, más allá de este guiño, no desarrolla ningún plan o propuesta concreta para conseguirlo. 

Tras una semana y media de negociaciones, tampoco parece que se ha llegado a una conclusión clara sobre cómo se conseguirán los 100.000 millones de dólares anuales que los países más ricos (y contaminantes) del globo prometieron entregar al sur global para hacer frente a la creciente amenaza de la crisis climática. El borrador "urge" a los países desarrollados a cumplir sus compromisos y "anima" a otras entidades a aportar dinero a estos fondos.  Lejos de conseguir un acuerdo definitivo, el primer borrador de los pactos de Glasgow pide a las partes que en los próximos años entreguen un plan más detallado y "más claro" sobre cómo pretenden movilizar y repartir estos fondos. Por el momento, todo apunta a que esta meta se conseguirá en 2025; quince años después del lanzamiento del primer acuerdo de solidaridad climática.

Últimas horas del debate

"Todavía hay una enorme brecha entre donde estamos y donde necesitamos estar", ha reconocido el primer ministro británico Boris Johnson. Cuando apenas faltan 48 horas para el fin de las negociaciones, Johnson ha pedido a los jefes de estado de todo el mundo que llamen a sus negociadores en la COP26 para darles "más margen de maniobra" y conseguir así unos acuerdos que consigan fijar el techo de 1,5 grados.

A pesar de todo, también ha habido quien ha visto el vaso medio lleno en este esbozo de los compromisos de Glasgow. "Es un primer borrador interesante y equilibrado donde aparecen por primera vez referencias a aspectos clave de la acción en materia de clima, de la banca de desarrollo en el sector privado, donde hay un reconocimiento expreso al papel de los jóvenes y una llamada a incrementar la ambición", ha declarado este miércoles Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica de España. En esta misma línea, otros delegados gubernamentales también han valorado positivamente el avance de las negociaciones aunque, eso sí, son muchos los que esperan que el texto final despeje algunas de las incógnitas que ahora mismo hay sobre la mesa.

Indignación de los ecologistas

La publicación de este primer borrador de los acuerdos de Glasgow ha creado gran malestar entre activistas, entidades y expertos que, tras una semana de grandes promesas, se sienten decepcionados con esta primera mirada al resultado de las negociaciones. "Este borrador del acuerdo no es un plan para resolver la crisis climática; es un acuerdo para que todos crucemos los dedos y esperemos que el problema no vaya a más. No es una buena noticia que esta Cumbre acabe con 'una solicitud cortés' para que los países intenten hacer más el año que viene", afirma Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace. "Los negociaciones ni siquiera deberían pensar en salir de esta ciudad hasta que no se alcance un pacto proporcional a la gravedad del momento", añade. 

Molesta, y mucho, que el "principal compromiso" de Glasgow sea retomar el debate sobre la brecha de emisiones en 2023. "Si los acuerdos se aplazan a 2023, los compromisos pasarán a situarse al año 2035, a casi 15 años de distancia de ahora, y no abordarán la enorme brecha que vemos para 2030", señala Bill Hare, de Climate Analytics. "La presidencia de la COP26 no puede postergar el debate. No nos podemos quedar solo con un recordatorio a los países para que respeten un Acuerdo de París que, hasta ahora, muchos han ignorado", añade.

Una decena de manifestantes reclama a las puertas de la COP26 que el acuerdo final de Glasgow tenga en cuenta la perspectiva de los derechos humanos.

Una decena de manifestantes reclama a las puertas de la COP26 que el acuerdo final de Glasgow tenga en cuenta la perspectiva de los derechos humanos. / Valentina Raffio

Horas después de la publicación de este primer borrador, decenas de activistas han protagonizado una protesta a las puertas de la COP26 para denunciar que, además de todo lo dicho hasta ahora, el texto final tampoco contempla "los derechos humanos". "Los acuerdos no tienen en cuenta que la crisis climática pone en riesgo el derecho a la comida, al hogar, los derechos de las mujeres y de las poblaciones indígenas. Están ignorando que estamos ante una cuestión de de derechos humanos", han gritado los manifestantes mientras los delegados de los gobiernos entraban a las salas de negociación para la recta final de este debate. 

Hace ya días que en los pasillos de la Cumbre del Clima se rumorea que el redactado final de los acuerdos de Glasgow incluye centenares de paréntesis que, en la práctica, suponen una vía de escape para que los países omitan esos fragmentos de este pacto. O los interpreten a su manera. El miedo a que estos asteriscos diluyan todavía más los compromisos de la COP26 ha llevado a los activistas a gritar un contundente "eliminen los paréntesis, no los derechos humanos".