Informe filtrado

Aviones, consumo de carne y los todoterrenos: los tres aceleradores de la crisis climática

El tercer informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) reclamará una reducción drástica de las emisiones a partir de 2025

El 10% más rico del planeta emite casi la mitad de los gases que desencadenan la crisis del clima

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A1-122325571.jpg / Manu Mitru

Valentina Raffio

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El 10% más rico del planeta emite casi la mitad de los gases de efecto invernadero que están provocando un calentamiento global, alterando el clima en todos los rincones del globo y desencadenando una crisis climática sin precedentes. Así lo constata el tercer informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), cuya publicación oficial está prevista para marzo del 2022, en el primer borrador científico al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

El documento, filtrado por la asociación Extinction Rebellion España, argumenta que el 10% más rico del mundo emite entre un 36 y un 45% del total de gases de efecto invernadero que ahora mismo inundan el planeta, mientras que el 10% más pobre aporta entre un 3 y un 5%. El análisis constata que uno de los principales impulsores de este fenómeno es que los patrones de consumo de los países de altos ingresos están basados en actividades con una gran huella de carbono. Sin ir más lejos, se estima que el 1% más rico del planeta contribuye al 50% de las emisiones del sector de la aviación. Esta abismal brecha entre ricos y pobres señala de manera directa quiénes son responsables de la crisis climática y, a su vez, deja claro dónde hay que atajar la emisión de gases contaminantes.

El informe constata, una vez más, que el planeta se encuentra en una situación crítica y reclama un ultimátum para frenar la crisis climática. Los expertos dan un plazo de cuatro años para frenar drásticamente las emisiones contaminantes. Si queremos evitar que el planeta se caliente entre 1,5 y 2 grados respecto a los niveles preindustriales, las emisiones de dióxido de carbono tendrán que alcanzar su máximo antes del año 2025 y llegar a cero en la década de los setenta. "Esto implicaría una mayor ambición a corto y medio plazo, una acción acelerada y una implementación efectiva", sentencia el análisis liderado por 239 científicos. 

Repunte de las actividades más contaminantes

El informe arranca con un diagnóstico completo de la situación. Los registros corroboran que las emisiones globales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando desde el año 2010 alcanzando su máximo en 2018, cuando se registraron las tasas más altas de toda la historia de la humanidad. La pandemia provocó un descenso puntual de las emisiones de alrededor de un 7%, pero los niveles volvieron al alza en cuanto se reanudó la actividad económica. El análisis constata que el principal impulsor de este fenómeno es, sin lugar a duda, el aumento de las necesidades energéticas y de consumo del planeta. 

El análisis señala un repunte en tres actividades económicas altamente contaminantes: la aviación (que ha aumentado un +28,5% entre 2010 y 2020), el uso de coches (+17%) y el consumo de carne (+12%). Asimismo, los registros corroboran que la demanda mundial de energía para refrigeración de los hogares ha aumentado hasta un 40% en la última década; señal indiscutible de que el calentamiento global ya está dejando huella en gran parte del planeta

Una fila de coches inunda una autopista de la Costa Brava dirección Platja D'Aro.

Una fila de coches inunda una autopista de la Costa Brava dirección Platja D'Aro. / David Aparicio

El informe también constata que, de seguir aplicando las mismas políticas que hasta ahora, en 2030 habremos sobrepasado los compromisos de reducción de emisiones. Si la humanidad quiere evitar un calentamiento global por encima de 1,5 grados centígrados, las emisiones deberán caer entre un 35 y un 60% antes de que acabe esta década y para 2050 los indicadores deberán descender entre un 55 y un 74% respecto a los niveles actuales. 

Cambios estructurales

El IPCC se muestra tajante al abordar las soluciones contra la crisis climática. Los expertos, de hecho, determinan que los esfuerzos de mitigación deben recaer principalmente en gobiernos y empresas. Los ciudadanos, por su parte, pueden contribuir a este cambio "como consumidores, inversores y profesionales o modelos a seguir". Eso sí, el informe constata que, a menos que se produzcan transformaciones profundas en la sociedad, "el cambio de comportamiento individual por sí solo no puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera significativa".

La hoja de ruta para frenar la crisis climática, argumenta el informe, deberá incluir cambios estructurales como, por ejemplo, una transformación de la dieta. "Un cambio hacia dietas con una mayor proporción de proteínas de origen vegetal en regiones con un consumo excesivo de calorías y alimentos de origen animal puede conducir a reducciones sustanciales en las emisiones", comenta el documento, argumentando que una dieta basada en plantas supondría una reducción de hasta un 50% de las emisiones actuales

Una mujer examina varios paquetes de carne envasada en un mercado.

Una mujer examina varios paquetes de carne envasada en un mercado. / JORDI OTIX

"Las personas con un nivel socioeconómico alto tienen la capacidad y la flexibilidad de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo, evitando volar, viviendo sin automóviles, cambiando a la movilidad eléctrica, invirtiendo en negocios bajos en carbono y apoyando activamente las políticas climáticas", reclama el informe. Los expertos concluyen que solo se necesita que entre un 10 y un 30% de la población se comprometa con un estilo de vida más sostenible para que los cambios estructurales empiecen a calar en todas las capas de la sociedad.

Última llamada a la acción

"Este informe demuestra que hemos llegado a los límites físicos del planeta y que tenemos que actuar cuanto antes para frenar esta crisis. Por eso lo hemos filtrado; queremos mostrar que estamos ante una situación de urgencia y que necesitamos trabajar desde ya en una transición justa y basada en la justicia climática", explica Elena González Egea, física de la Universidad de Hertfordshire y miembro de Scientist Rebellion, la rama de Extinction Rebellion que ha impulsado esta última filtración. 

"Este informe demuestra que hemos llegado a los límites físicos del planeta y que tenemos que actuar cuanto antes para frenar esta crisis"

— Elena González Egea, física y miembro de Scientist Rebellion

EL PERIÓDICO ha podido comprobar la autenticidad de los documentos filtrados, en los que se resumen las directrices que la comunidad científica plantea a los gobiernos de todo el mundo para frenar la crisis climática. Este borrador científico pasará ahora por la revisión de expertos independientes y autoridades políticas (que tienen la potestad de alterar el lenguaje utilizado en el análisis) antes de que en marzo del 2022 se publique la versión definitiva

"Una parte de la comunidad científica implicada en la elaboración del informe está impulsado estas filtraciones para evitar que los gobiernos maquillen el documento final que se publicará en 2022", recalca González Egea en una conversación con este diario. "Esta es la última alerta roja para la humanidad. Si seguimos alimentando la crisis climática estaremos expuestos al colapso de nuestra civilización. El planeta saldrá adelante, pero nosotros no", zanja la científica.

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