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Israel lleva la batalla por lavar su imagen hasta Eurovisión

La UER expulsa a Rusia de Eurovisión por la guerra en Ucrania

Eden Golán

Eden Golán / EP

Andrea López-Tomàs

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Israel libra una “lucha por su existencia”. Es el mantra que repiten líderes políticos, militares y ciudadanos para justificar la guerra contra Gaza, que ha acabado ya con más de 28.000 vidas palestinas. Pero el frente de batalla va mucho más allá de las fronteras israelís. Pronto llegará a las televisiones europeas. De momento, todos los movimientos están ocurriendo entre bambalinas. El próximo mes de mayo Israel mandará a su candidata Eden Golán al concurso musical de Eurovisión, como lleva haciendo en más de 40 ediciones tras convertirse en el primer país no europeo en participar en el certamen. Su presencia siempre ha sido polémica, pero en esta ocasión el debate está más que servido, con miles de artistas en Europa pidiendo su expulsión del concurso.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER), a cargo de la organización de Eurovisión, ya ha salido en defensa de Israel. “Este es un concurso apolítico, que une a audiencias de todo el mundo a través de la música, y es un concurso para emisoras, no para gobiernos”, ha defendido recientemente en un comunicado. Pero, desde movimientos solidarios con Palestina en toda Europa, consideran que, en el contexto actual, estos argumentos son más que problemáticos. “Una cosa es la política y otra es incumplir los derechos humanos, ejecutando un genocidio”, denuncia Luis Salazar Rabasa, miembro del grupo de trabajo contra la participación de Israel en Eurovisión de la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid. “En cualquier concurso, por muy apolítico que sea, si el concursante mata a sus vecinos, lo normal es que no se le deje concursar”, declara a este diario. 

“Además, hay pruebas suficientes para decir que la cadena KAN israelí [la radiodifusora pública que se presenta a Eurovisión] está participando en el genocidio, no es una cadena apolítica”, señala Salazar Rabasa. Desde diferentes países europeos, grupos políticos y activistas se han posicionado en la misma línea. En España, Podemos ha presentado una iniciativa en el Congreso dirigida al Gobierno, al Ministro de Exteriores y a RTVE para pedir la expulsión de Israel de Eurovisión. En los países nórdicos, esta oposición se ha hecho más fuerte, con concentraciones ante las sedes de sus cadenas públicas nacionales y la unión de artistas pidiendo el boicot. Por ejemplo, la televisión pública islandesa, RÚV, ha dejado en el aire su participación, emplazando al ganador de su propio concurso de canciones, que se conocerá en marzo y en el que se presenta el candidato palestino Bashar Murad, a decidir si participar en Eurovisión o boicotear el evento. 

"Doble rasero"

Más de mil músicos suecos han exigido que Israel sea excluido de la edición de 2024, que se celebra en la ciudad de Malmö en el extremo sur del país, del concurso de canciones por su “guerra brutal en Gaza”. Estas críticas han llegado hasta el Parlamento Europeo, donde 25 eurodiputados de diferentes organizaciones, en su mayoría progresistas, han exigido lo mismo. “Su participación blanquea a un régimen que está ejecutando una limpieza étnica en Palestina”, señalan en una carta enviada a la UER. En la misiva, han pedido coherencia a la UER con su espíritu fundacional de solidaridad y cooperación, ya que creen que la participación de Israel estaría en clara contradicción. Tanto la Eurocámara como otras voces críticas se amparan en el pasado más reciente, cuando en 2022 la UER prohibió la participación de Rusia por la guerra de Ucrania.

“El doble rasero con Israel es evidente en Eurovisión y en todo lo demás”, denuncia Salazar Rabasa. “Existe esta fuerza, esta presión de proteger a Israel”, añade. En cada actuación de la pasada edición, aparecía el logo de la compañía cosmética Moroccanoil, una empresa israelí. Este 2024 vuelve a ser el patrocinador del festival de la canción por tercer año consecutivo. “Israel dedica muchísimo dinero y medios para defender su imagen, para mejorarla y para justificar toda su existencia y sus acciones, y Eurovisión es uno de los grandes escaparates que tiene”, señala el representante de la Plataforma Solidaria con Palestina. La candidata israelí, Eden Golán, es consciente de ello. “Quiero estar frente a toda Europa y levantar nuestra nación”, dijo tras ganar el programa ‘Hakochav Haba', que significa ‘estrella en ascenso’.

Hasta hace dos años, esta joven de 21 años vivía en Rusia, donde pasó dos tercios de su vida hasta la guerra de Ucrania. “Es un sueño, en particular este año, cuando tiene aún más significado, para mostrarle al mundo entero quiénes somos realmente”, dijo la artista. Golán actuó en el 2016 en el festival Children’s New Wave en la Crimea anexionada a Rusia y fue finalista de La Voz Kids dos años después en Rusia.

En su actuación final en ‘Hakochav Haba’, cantó ‘I Don’t Want To Miss A Thing’ de Aerosmith, con un pin amarillo en honor a los rehenes retenidos en Gaza y rodeada de sillas vacías en el escenario como homenaje a los desaparecidos. Hasta el próximo mes, no se seleccionará la canción que Israel presentará, pero la emisora pública Kan afirmó que debe incluir algunas letras en hebreo, “a la luz del período complicado”.

“¿Qué sentido tiene admitir un país que no cumple los derechos humanos en un concurso de canciones, de fiesta?”, se pregunta Salazar Rabasa. Desde la Plataforma de Solidaridad con Palestina, critican el uso que Israel hace del 'pinkwashing', que es “la utilización de una posición de supuesto respeto a todo el entorno LGTBI+ para mejorar su imagen”. “Realmente es insultante que hablen de un respeto a las minorías, a la diversidad sexual o de identidades cuando están masacrando a sus propios vecinos, y están utilizando Eurovisión para eso por su vinculación al mundo queer”, señala a EL PERIÓDICO.

Hace 25 años, Israel presentó a Dana International a Eurovisión y se convirtió en la primera artista transgenéro en ganar el concurso en su más de medio siglo de historia. El pasado mes de noviembre ella misma defendió la ofensiva israelí, alegando que había que “hacer todo lo posible por la diplomacia pública para Israel” y añadiendo que “Israel difunde amor; este es el espíritu de la comunidad gay y este es el espíritu israelí”.

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