Competición global

La Unión Europea acelera la estrategia para reducir su dependencia de China en minerales críticos para tecnología

Tierras raras: el as en la manga de China que el mundo despreció

Descubren el posible mayor yacimiento de litio del mundo

Descubren el posible mayor yacimiento de litio del mundo / HandyChef Lady

Carles Planas Bou

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Inteligencia artificial, robótica, ciberseguridad, vehículos autónomos o nanoelectrónica. Estas son algunas de las tecnologías llamadas a determinar la economía del futuro mediante el impulso de una transición verde, pero también son esenciales para el desarrollo militar. Todas ellas no existirían sin los minerales críticos, materias primas tan estratégicas como poco comunes que se encuentran incrustadas en el subsuelo de distintas regiones del mundo.

Su importancia es cada vez mayor. Según previsiones del Banco Mundial, la demanda de minerales como el grafito, el litio, el níquel o el cobalto aumentará un 500% de aquí a 2050. Es por esa razón que la Unión Europea (UE) está impulsando la Ley de Materias Primas Críticas, una iniciativa decisiva para garantizar su abastecimiento, reducir su fuerte dependencia externa y poder competir en el mercado global.

Sellado el pasado 14 de noviembre, el acuerdo político entre los europarlamentarios y los gobiernos de los 27 Estados miembros establece que, de cara a 2030, el bloque comunitario deberá extraer el 10%, reciclar el 25% y transformar el 40% de sus necesidades anuales de materias primas estratégicas. "Se han sentado las bases del rumbo de Europa hacia la soberanía abierta, económica y geopolítica", celebró la eurodiputada alemana Nicola Beer, ponente de la nueva legislación que entrará en vigor a principios de 2024.

Dependencia de China

Ningún país ostenta un mayor dominio sobre las cadenas de suministro de estos materiales que China. Ya en la década de 1980, el gigante asiático fijó el control de este emergente sector como una de sus prioridades, una planificación que le ha dado una destacada ventaja competitiva a nivel global. Actualmente, Pekín posee hasta un 60% de las reservas mundiales de las llamadas tierras raras —elementos químicos también cruciales— y lidera tanto la extracción como el procesamiento y refinación de estas materias primas.

La UE depende en gran medida de China. Sin ir más lejos, el 93% del magnesio que consume —clave para la electrónica— lo importa desde ahí. Durante años, ese desequilibrio no era visto como un problema. "Era una globalización donde no parecía importar dónde se producía, solo que fuese barato", explica a EL PERIÓDICO la eurodiputada española Lina Gálvez, eurodiputada y vicepresidenta de la comisión de industria.

Giro geopolítico

El escenario geopolítico ha cambiado. La invasión rusa de Ucrania y la crisis del covid-19 evidenciaron que la "tremenda dependencia" europea puede ser convertida en una amenaza. "No tener materiales críticos nos pone en riesgo de que China corte su acceso" como hizo Rusia con el gas, añade la alemana Hildegard Bentele, coponente de la ley. Incluso las represalias chinas a los aranceles impuestos por Estados Unidos pueden perjudicar más a la UE, advierte Alicia García Herrero, profesora de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, en la Revista CIDOB. El pasado jueves, Pekín dio otro paso en la guerra comercial entre superpotencias y prohibió exportar tecnología para la extracción y procesamiento de tierras raras para proteger su casi monopolio.

Bruselas también depende por completo de proveedores extranjeros en 14 de las 27 materias primas críticas, según un informe del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW). Además, Deloitte calcula que en 2024 podría haber una "importante escasez" de galio y germanio, minerales clave para la fabricación de semiconductores. Así, la nueva ley establece que ningún tercer país podrá suministrar al bloque europeo más del 65% de esas materias primas estratégicas y se diversifican las alianzas en busca de alternativas con países como Angola, Australia, Canadá, Chile, Japón o República Democrática del Congo. Las empresas que requieran de estos minerales deberán evaluar periódicamente el riesgo de sus cadenas de suministro para evitar problemas mayores.

Transición verde y digital

La ley se prevé indispensable para que la UE tenga más autonomía para impulsar su transición energética, la digitalización y cumplir con sus objetivos climáticos. Sin litio, cobalto o grafito no habría placas solares, aerogeneradores o los electrodos que componen las baterías de los coches eléctricos. Tanto es así que, entre 2017 y 2022, el despliegue récord de las renovables ha duplicado el mercado de estos minerales críticos, que ya alcanzaría los 291.000 millones de euros, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Esa cifra podría duplicarse o triplicarse de cara a 2030.

Para garantizar su abastecimiento, la nueva normativa europea también contempla reducir y agilizar los plazos para la concesión de permisos a proyectos estratégicos de extracción, transformación y reciclado de recursos mineros. España, Suecia, Alemania y Portugal son algunos de los países mejor posicionados. El reto será cómo impulsar ese sector sin causar daños medioambientales o a las comunidades locales. "Se puede innovar mucho con el procesamiento para desarrollar materiales de forma sintética", explica Gálvez, que ha introducido enmiendas en esa dirección. "Hay que impulsar proyectos limpios que creen trabajos", añade Bentele.