Conflicto en Oriente Próximo

Los colonos se organizan para volver a Gaza: "Hay que arrasarlo todo y repoblarlo con 300.000 judíos"

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La activista colona israelí, Nadia Matar, cofundadora del Movimiento por la Soberanía

La activista colona israelí, Nadia Matar, cofundadora del Movimiento por la Soberanía / Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

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Antes de comenzar la entrevista, Nadia Matar se acerca con una voluminosa Biblia en una mano y un librito sobre la historia palestina en la otra. "El mundo tiene que elegir cuál de los dos prefiere", dice antes de abrir el libro palestino y mostrar que todas sus páginas están en blanco. "La historia palestina es una invención. Todos aquellos que quieren un Estado palestino quieren la destrucción de Israel", añade sin pestañear. Matar es una de las figuras más activas del movimiento nacional religioso, el paraguas ideológico que engloba al sector más radical de los colonos judíos, una mezcla de ultranacionalismo sionista e integrismo religioso. También es una activista clave en los planes del movimiento para volver a colonizar Gaza con asentamientos judíos una vez acabe la guerra. "Esta vez construiremos grandes ciudades y la repoblaremos con 300.000 judíos", dice desde una reserva natural en la Cisjordania ocupada

La devastadora guerra que libran Israel y Hamás ha abierto una ventana de oportunidad para la derecha expansionista israelí, que lleva soñando con regresar a Gaza desde que Ariel Sharon desmantelara las colonias judías del enclave en 2005 y retirara a las tropas israelíes que protegían a los más de 8.000 colonos que las poblaban. "Después de eliminar a todos los terroristas, ofreceremos a los árabes que queden que se marchen a otros países. Si tanto le preocupan al mundo, que se hagan cargo de ellos porque Gaza nunca volverá a estar bajo control árabe. Es parte de la tierra de Israel", dice repitiendo las bases del plan propuesto por el exembajador israelí en la ONU y diputado del Likud, Danny Dannon. Una limpieza étnica a la carta. El que no quiera irse, añade, podrá seguir en la Franja siempre que acepte el control israelí.

Matar nació en Bélgica y emigró a Israel cuando tenía 18 años. Hoy tiene a tres de sus seis hijos luchando en Gaza y la frontera del Líbano, mientras ella colidera una organización que aboga por la anexión de Gaza y Cisjordania, hasta ahora solo ocupadas, para que queden bajo soberanía israelí. Un día después de que Hamás matara brutalmente a centenares de civiles en el sur de Israel, el Movimiento por la Soberanía que encabeza envió una carta al Gobierno de Binyamín Netanyahu instándole a pulverizar la Franja. "La destrucción de Gaza es un imperativo moral", decía en la línea expresada por varios líderes políticos y militares del país. "No hay inocentes allí. Tienes a los asesinos, a las madres que los educaron y a aquellos que celebraron con caramelos el asesinato de judíos", dice ahora disparando su lanzallamas. "Tenemos que hacer lo mismo que los aliados hicieron con Dresde e Hiroshima". 

Un Gobierno dividido frente a los planes de recolonización

La viabilidad de sus planes para recolonizar Gaza después de la guerra es todavía un misterio. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que sería "un gran error", mientras que Netanyahu sostuvo hace semanas que "no es realista". Los militares en su gobierno de unidad nacional, como Benny Gantz y Yoav Gallant, no parecen estar por la labor, pero sí toda la ultraderecha y el grueso del Likud de Netanyahu. Todo podría depender del nuevo equilibrio de fuerzas que salga de las presumibles elecciones que se celebrarán cuando callen las bombas, así como de lo que suceda el próximo mes de noviembre en las presidenciales de EEUU. "No creo que podamos hacerlo sin el apoyo estadounidense, así que espero que Trump vuelva a la Casa Blanca", admite Matar. 

En otra de las colonias del bloque de asentamientos de Gush Etzion, todos ellos ilegales según el derecho internacional, vive Danny Halamish, otro de los activistas en la vanguardia del movimiento. "Nada de lo que le ha pasado al pueblo judío en su historia era realista, pero acabó sucediendo", dice en una cafetería de Tekoa. "El apaciguamiento no nos ha llevado a ningún sitio. Pero esta crisis es diferente. No solo por el número de israelíes asesinados en el ataque terrorista, sino porque hemos llegado al final del camino".

El activista israelí Danny Halamish, parte del movimiento colono y de la llamada Juventud de los Cerros

El activista israelí Danny Halamish, parte del movimiento colono y de la llamada Juventud de los Cerros / Ricardo Mir de Francia

Aunque ya tiene 53 años, Halamish se considera parte de la llamada Juventud de los Cerros (Hilltop Youth), los cachorros del movimiento que se dedican a aterrorizar a los palestinos para que se marchen, quemarles los campos o vengar la muerte de colonos abatidos por la resistencia armada. Durante casi tres lustros vivió en uno de esos cerros, concretamente en Maale Rahavam, un protoasentamiento de caravanas levantado en tierras privadas palestinas. Pero sus miembros acabaron todos peleados y optó por marcharse. "Los judíos somos como en 'La vida de Brian', nos peleamos a muerte todo el tiempo por cualquier tontería".

Sus aspiraciones, sin embargo, no tienen nada de banal. "Tenemos que deshacernos de los árabes. Primero en Gaza, donde no puede quedar ni uno, y luego en Cisjordania", dice Halamish con tanta moderación en el tono como si hablara del tiempo. No le importa que lo que propone pueda ser un crimen de guerra o lesa humanidad. "La solución para esta crisis es volver a nuestra identidad judía. Nuestro problema es que hemos tratado de asimilarnos siguiendo el criterio europeo de lo que está bien y está mal. La Biblia nos insta a tomar esta tierra por la fuerza y es nuestra obligación cumplir su mandato".

Acelerar la 'solución' al problema palestino

El actual ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, uno de los líderes del movimiento, lleva años abogando por acelerar la solución al problema palestino, como reclama también Halamish. Pero, de momento, la prioridad pasa por recolonizar Gaza. Una docena de organizaciones, apoyadas por políticos, rabinos y figuras del Ejército, se han repartido las funciones para hacer lobi en el Parlamento, movilizar a la población y trazar los planes de cómo podrían ser los nuevos asentamientos en la Franja.

La organización de Nadia Matar es una de ellas. "Todos tenemos el mismo objetivo: cumplir el sueño sionista de una patria judía desde el río Jordán hasta el mar. Y eso es lo que vamos a hacer", concluye la activista del movimiento colono.

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