Tensión en la UE

Un partido xenófobo y favorable a Rusia aspira a ganar las elecciones en Eslovaquia

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La dimisión del primer ministro agrava la crisis política en Eslovaquia

El exprimer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, principal candidato a ganar las elecciones.

El exprimer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, principal candidato a ganar las elecciones. / Jakub Gavlak / EFE

Carles Planas Bou

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La OTAN podría tener en breve a otro miembro cercano a Rusia. Este sábado, Eslovaquia celebra unas elecciones parlamentarias en las que el nacionalpopulista Robert Fico tiene el viento a favor para regresar al poder. Su partido, el socialdemócrata Smer-SSD, lidera todas las encuestas, pero no con un margen lo suficientemente amplio. Los comicios también podrían decantarse del lado de Eslovaquia Progresista, formación socioliberal que aboga por reforzar sus vínculos con la Unión Europea (UE) y el apoyo a Ucrania.

Los comicios han puesto a Bruselas en alerta. Smer-SSD dominó la política eslovaca gobernando casi ininterrumpidamente entre 2006 y 2020, pero en 2018 las protestas sociales por corrupción y por el asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak y su pareja Martina Kušnírová forzaron la dimisión de Fico. Durante sus 12 año en el gobierno, el partido jugó un rol pragmático y profundizó la integración europea de Eslovaquia. Sin embargo, su paso forzado por la oposición y la guerra en el este del continente han acentuado una posición en política exterior descrita como rusófila que inquieta a gran parte de los 27.

De llegar a ser primer ministro, Fico, de orígenes comunistas, podría virar a Eslovaquia hacia una posición incómoda para la UE y la OTAN. Su formación, profundamente hostil a los postulados de Estados Unidos, culpa a los "fascistas ucranianos" del conflicto –replicando las palabras del presidente ruso Vladímir Putin–, aboga por dejar de prestar ayuda militar a Kiev, por retirar las sanciones económicas a Moscú y por un mayor entendimiento con países como China. Más de la mitad de la población ha comprado los postulados de Fico y culpa a Occidente de la guerra, según el estudio de un think tank eslovaco.

Desinformación reaccionaria

Un nuevo gobierno de Fico también cambiaría las cosas en casa. A pesar de definirse como socialdemócrata, el partido Smer-SD mantiene posturas de profundo acento conservador en lo social. Así, exige la prohibición del matrimonio homosexual y eliminar las ayudas a los más pobres, pues considera que la población gitana –a la que criminaliza– abusa de ellas. Con una retórica tradicionalista e identitaria, Fico ha cargado contra el multiculturalismo y la inmigración, se ha negado a combatir la violencia contra las mujeres y ha asegurado que el Islam no tiene cabida en el país.

Múltiples expertos han alertado que estas elecciones estarán marcadas por un alud de desinformación, especialmente aquella favorable a los intereses del Kremlin, y que los líderes políticos operan como principales difusores. Fico y altos cargos de Smer-SD han escampado la idea de fraude electoral entre sus votantes –siguiendo la estrategia preconizada por Donald Trump– y recurren de forma habitual a la teoría de la conspiración antisemita que pone al multimillonario judío George Soros en el centro de todos los males del país.

Comicios disputados

Eslovaquia debía celebrar elecciones en 2024, pero el pasado diciembre el primer ministro Eduard Heger perdió una moción de censura. Su partido, el populista y conservador OĽaNO, se impuso en 2020 gracias en parte a la promesa de combatir la corrupción. Sin embargo, su líder, Igor Matovic, tuvo que renunciar como primer ministro en 2021 tras el escándalo generado por la compra unilateral de miles de vacunas Sputnik V contra el covid-19. Desde finales del año pasado, el país es gestionado por un gobierno tecnocrático provisional.

El escándalo también rodea los comicios. En abril del año pasado, Fico fue acusado de crear y dirigir durante sus 12 años en el poder un grupo criminal en el que habría participado su exministro del Interior, Róbert Kaliňák. El exlíder eslovaco y altos cargos de su Ejecutivo han recibido decenas de acusaciones de corrupción, unas imputaciones que ha desechado como un "proceos político" para destruirlo.

Equilibrio complicado

El otro partido que podría imponerse en los comicios del sábado es Eslovaquia Progresista, formación socioliberal fundada hace tan solo cinco años que quiere estrechar los vínculos de Bratislava con Bruselas y Kiev. Sus opciones se han disparado desde junio y los últimos sondeos le dan una intención de voto del 18%, tan solo dos puntos por detrás de Smer-SD.

Sin embargo, ninguno de los dos partidos lo tendrá fácil. El parlamento eslovaco está fuertemente fragmentado –actualmente los 150 escaños de la cámara cuentan con representación de 14 formaciones políticas– y algunas de las más pequeñas que podrían decantantar la balanza hacia un lado o el otro han descartado la cooperación.

Con un 13% en intención de voto, los sondeos dan la tercera posición a HLAS-SD, una escisión socialdemócrata del Smer-SD formada por antiguos aliados convertidos en sus enemigos. Los conservadores de OĽaNO han caído a un 8% y en quinto lugar, con un 7%, despuntaría la organización neofascista Republic, también rusófila y plagada de antiguos miembros del neonazi LSNS, cuyo líder está en la cárcel. Aun así, Fico ya se ha mostrado abierto a tender la mano a los ultras para tratar de alcanzar el poder. Con un 6% estarían tres partidos de ideología liberal, cristianodemócrata y de extrema derecha.

Las elecciones en Eslovaquia son vistas como un test a Bruselas. No obstante, algunas voces discrepan. "Dado lo (económicamente) dependiente que es el país de la UE, al final no importará tanto", apunta Matthew Karnitschnig en POLITICO. Fico querría que su país se pareciese más a la Hungría de Víktor Orbán, pero la verdad es que no cuenta con el apoyo masivo del líder húngaro.