Entrevista

Ilya Yashin, opositor ruso encarcelado: "Goebbels tendría mucho que aprender de los propagandistas de Putin"

Multimedia | 500 días de guerra: El poder de Putin se agrieta en plena contraofensiva de Ucrania

Ilya Yashin

Ilya Yashin / Yuri Kochetkov/Pool vía REUTERS

Àlex Bustos

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Decir en público que la matanza de civiles ucranianos en Bucha fue cosa del ejército ruso no le salió gratis al opositor Ilia Yashin. Este disidente lleva años posicionándose abiertamente en contra del Gobierno de Vladímir Putin y sus postulados, junto a otros nombres como Aleksei Navalni – también encarcelado – o Boris Nemtsov – asesinado en pleno centro de Moscú - . Y lo que la justicia rusa tildó de “desacreditar al ejército ruso” le costó una condena de ocho años y medio de cárcel. Antes de que lo trasladaran a una colonia penal, una institución heredada de la Unión Soviética, pudo responder a través de sus abogados a las preguntas de EL PERIÓDICO.

Pronto le trasladarán a una colonia penal. ¿A qué cree que se debe ese traslado?

Así es este proceso. La primera vez que se detiene a alguien se le mantiene en la cárcel durante el proceso de investigación y el procedimiento penitenciario. Una vez aprobado el veredicto, el arrestado es condenado oficialmente y se le envía a la colonia penal, donde lleva un uniforme especial y generalmente, debe hacer trabajar produciendo. Pronto me llevará a uno de estos sitios, aunque aún no se conocen los detalles.

Cuando supo de su condena, apuntó que Putin no iba a durar tanto tiempo en el cargo. ¿Cómo ve el futuro más cercano para el mismo Putin?

Al desatar una guerra contra Ucrania, Putin también aceleró los procesos históricos dentro del Estado ruso. Hoy se ha convertido en una figura absolutamente tóxica que arruina la vida de absolutamente todos. Destruye físicamente a un país vecino, provoca una crisis alimentaria y energética en el mundo, amenaza la seguridad europea, blande armas nucleares. Al mismo tiempo, quitó al 'establishment' ruso el confort doméstico habitual, volviéndose inconveniente para su propia burocracia y oligarquía. Privó al pueblo de Rusia de estabilidad y seguridad, poniendo nuestras ciudades bajo ataque, enviando a decenas de miles de nuestros ciudadanos a la muerte. No mentí el día de mi veredicto: realmente no entiendo cómo, en las condiciones actuales, Putin podrá permanecer en el poder por otros ocho años (...). Considero a Vladimir Putin un criminal de guerra responsable de la sangre y lágrimas de cientos de miles de personas. Por lo tanto, me gustaría verlo en La Haya: tras las rejas en la Corte Penal Internacional, que, por cierto, ya emitió una orden de arresto contra él. Admito que si los generales y altos funcionarios del Kremlin reciben garantías fiables de seguridad personal por parte de la comunidad internacional, pueden tomar medidas decisivas contra su actual líder e intentar entregarlo a las autoridades judiciales. (...). Aunque si Occidente se da por vencido, reduce el nivel de asistencia a Kiev y congela el conflicto según el escenario de los “acuerdos de Minsk” de 2014-2015, entonces es posible que Putin todavía pueda estabilizar la situación política en el país, calmar a las élites y retener el poder.

¿Cree usted que es posible en el futuro que Occidente y Rusia tengan buenas relaciones?

Creo que hay mucho más en común entre Rusia y Occidente de lo que se suele pensar. Tolstoi y Remarque, Chaikovski y Chopin, Malevich y Picasso son parte del mismo espacio cultural. Tsiolkovski, Vernadski, Einstein, Curie, el patrimonio científico común. Para nosotros es beneficioso estar juntos, integrarnos mutuamente, cooperar en los ámbitos económico, social y humanitario. (...) A menudo (Putin) se compara con el emperador Pedro I, pero el gran emperador ruso abrió una ventana a Europa. Putin ha tapado esa ventana con tablones podridos y está convirtiendo nuestro país en una gasolinera china. Asímismo, ese proceso no es irreversible (...) Desde mi punto de vista, los políticos occidentales, los personajes públicos y los periodistas no tendrían que percibir a nuestro pueblo y nuestro Gobierno como un solo ente. Es importante entender que la sociedad rusa también es una víctima del régimen de Putin. Sometió a los ciudadanos a la represión, la intimidación y la manipulación propagandística durante años.

¿Conoció a otros disidentes en la cárcel? ¿Como sigue la actualidad desde allí?

Actualmente hay centenares de presos políticos en Rusia y su número aumenta cada día. A los presos políticos no se les pone juntos en la misma celda, pero a veces coinciden en los furgones o en espacios comunes. Por ejemplo conocí a activistas que salieron a la calle contra la guerra de Ucrania en los primeros días de la invasión. Muchas veces estos encuentros van acompañadas de abrazos cálidos y deseos de libertad mutua. Hay un televisor en mi celda, pero francamente, no hay ninguna información objetiva, ni siquiera se parece a la verdad. Creo que si una persona se alimenta cada día de este tipo de información pronto se convertirá en un zombi. Aún y así, de vez en cuando la miro con cuidado. Es importante para mí entender qué técnicas usa el Kremlin para manipular la conciencia colectiva. Y puedo dar fe: Goebbels tendría mucho que aprender de los propagandistas de Putin.

En una entrevista con otro medio, mencionó que funcionarios de prisiones mostraban descontento con el Gobierno. ¿Cómo fue la conversación con ellos?

Me sorprendió que, entre el personal penitenciario, haya bastante gente crítica con las autoridades e incluso simpatizando con la oposición. Al menos, más de los que esperaba. Las razones, aparentemente, son de naturaleza social. Los funcionarios reciben salarios pequeños y se enfrentan sistemáticamente a horas extra no remuneradas y humiliaciones por parte de las autoridades. En general este sistema es típico del Estado ruso moderno. Casi todas las estructuras oficiales tienen un liderazgo corrupto y empleados corrientes que reciben migajas, y a quién nadie aprecia o respeta. Y admito que estas personas pueden convertirse en aliados potenciales de la oposición porque también quieren cambios.

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