Final trágico

"Experimental" y potencialmente "catastrófico": Los expertos avisaron en 2018 de los riesgos del Titan

Un directivo de la empresa OceanGate subrayó "los peligros potenciales para los pasajeros conforme el 'Titan' alcanzara profundidades extremas"

Tragedia del Titan: última hora del accidente del sumergible turístico, en directo

Los cinco tripulantes del Titan fallecieron en una “catastrófica implosión” del sumergible

¿Qué es una implosión como la sufrida por el Titan y qué efectos tiene?

Un buque, drones acuáticos y aviones buscan al 'Titan', el sumergible turístico que iba al Titanic

Un buque, drones acuáticos y aviones buscan al 'Titan', el sumergible turístico que iba al Titanic. / OCEANGATE / EUROPA PRESS / VÍDEO: EFE

Idoya Noain

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La intensa carrera contra el tiempo y los elementos para tratar de localizar el Titan y rescatar a sus cinco ocupantes terminó el jueves de la peor manera posible: los tripulantes murieron por la "catastrófica implosión" del sumergible de OceanGate. Pese a la magnitud de la tragedia, los expertos ya avisaron de los riesgos del submarino. En concreto, fuentes de dentro y fuera de la compañía alertaron de problemas de seguridad.

En 2018, cuando la nave de fibra de carbono y titanio de algo menos de siete metros de eslora se iba a entregar al equipo que debería organizar los viajes al pecio, el entonces director de operaciones marítimas de la compañía, David Lochridge, expresó su preocupación sobre la calidad y la seguridad del sumergible, y subrayó “los peligros potenciales para los pasajeros conforme el Titan alcanzara profundidades extremas”.

Concretamente, y según documentos judiciales a los que ha tenido acceso ‘The New Republic’, Lochridge mostró su temor de que la enorme presión en las profundidades intensificara fallos en el diseño y dañara la estructura del sumergible y subrayó la necesidad de realizar más pruebas para detectar potenciales fallos.

Según una contrademanda que presentó Lochridge tras ser despedido (en un caso que se solventó con un acuerdo extrajudicial) en una reunión en la que además de él participaron entre otros los directores de ingeniería y operaciones de la empresa, se enteró de que la ventana instalada en la parte frontal del sumergible para observar el exterior estaba construida solo para soportar la presión hasta 1.300 metros de profundidad. El icónico pecio, hundido en 1912 y hallado en 1985, se encuentra a 3.800 metros y los restos del sumergible fueron localizados a 3.300 metros.

Posibles “resultados catastróficos”

No fue solo Lochridge quien lanzó la voz de alerta. En marzo de 2018, un par de meses después de sus advertencias (y de que OceanGate le acusara en los tribunales de haber compartido información confidencial de la empresa), Stockton Rush, fundador y consejero delegado de OceanGate (y al mando del ‘Titan’ en este viaje) recibió una carta de la Sociedad de Tecnología Marina (MTS por sus siglas en inglés) firmada por 38 expertos en las que estos le trasladaron su “preocupación unánime” respecto al sumergible y las expediciones al Titanic.

En la misiva, que ha reproducido ‘The New York Times’, el grupo de oceanógrafos, exploradores y representantes de la industria de sumergibles, todos miembros del comité de Vehículos Subacuáticos Tripulados de la sociedad, advertían que el “enfoque experimental” que había adoptado la compañía, que ya había denunciado Lochridge, “podría tener resultados negativos, de menores a catastróficos”.

Específicamente, le señalaban por no tener intención de seguir los parámetros y protocolos de seguridad habituales en la industria y le urgían a que sometiera el sumergible a pruebas independientes por alguna de las compañías que realizan esas inspecciones que garantizan y validan esa seguridad.

Asimismo, afeaban que diera información "como mínimo engañosa" sobre el Titan y sus estándares de seguridad en el material promocional de los viajes, acusándole de romper el código de conducta de la industria, y le instaban a someterse a las pruebas aunque costara “tiempo y gastos adicionales”.

Esas pruebas nunca llegaron, y los papeles que deben firmar quienes viajan en la expedición, según ratificó un reportero de CBS que descendió en el sumergible al ‘Titanic’ el año pasado, advierten que es una “nave experimental” que “no está aprobada o certificada por ningún cuerpo regulatorio”. También en esos documentos de firma obligada se advierte de que el viaje “puede causar lesiones físicas, trauma emocional o muerte”.

Regulación e innovación

Según ha explicado este martes en una entrevista con ‘The New York Times’ Will Kohnen, presidente del comité de la MTS que escribió a Rush, este le llamó unos días después de recibir la carta y le dijo que los parámetros de la industria estaban frenando la innovación.

OceanGate, su compañía, hizo esas mismas alegaciones en un post colgado en un blog en 2019. En ese texto se aseguraba que “poner al día a una entidad externa de cada innovación antes de que se pone a prueba en el mundo real es anatema para la innovación rápida”.

También en unas declaraciones en 2019 a la revista del Smithsonian el propio Rush destacó que no había habido ninguna lesión en la industria en más de 35 años y dijo: “Es obscenamente segura porque tenemos tenemos todas estas regulaciones, pero tampoco ha innovado o crecido porque tenemos todas estas regulaciones”.

Sin bandera

Aunque en Estados Unidos la Ley de Seguridad de Naves de Pasajeros de 1993 requiere que sumergibles que llevan pasajeros se registren con la Guardia Costera, la norma no aplica al ‘Titan’ porque no estaba registrado en ningún país, no lleva bandera estadounidense ni opera en aguas estadounidenses. El pecio del ‘Titanic’ estaba oficialmente en aguas internacionales, aunque técnicamente bajo control de EEUU), y el sumergible fue trasladado hasta allí por un barco fletado, en este caso el canadiente 'Polar Prince'.