Más allá de la falta de oxígeno

El rescate del Titan era casi imposible por estos tres obstáculos

Tragedia del Titan: última hora del siniestro del sumergible turístico, en directo

Los cinco tripulantes del Titan fallecieron en una "catastrófica implosión" del sumergible

¿Qué es una "implosión catastrófica" como la que sufrió el Titan y qué efectos tuvo?

La mujer del piloto del Titan es la tataranieta de un rico matrimonio que murió en el Titanic

Así es el 'Titan', el submarino que llevaba turistas al 'Titanic'

Así es el 'Titan', el submarino que llevaba turistas al 'Titanic' / OCEANGATE

Alexandra Costa

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Sobre los cinco ocupantes del Titan, el sumergible turístico que desapareció el domingo en una expedición para ver los restos del Titanic, se cernían diferentes hipótesis. Mientras seguía la agónica búsqueda del submarino en una zona donde se detectaron sonidos subacuáticos en una misión de rescate sin precedentes, los tripulantes pudieron hacer frente a otros elementos que complican todavía más su superviviencia.

Los cinco triplantes pagaron 230.000 euros y firmaron un acuerdo que mencionaba los riesgos de morir por bajar a las profundidades del océano Atlántico para ver los restos del célebre buque que naufragó en 1912. La falta de oxígeno, que además se vuelve tóxico a esas profundidades, no fue el único obstáculo al que se enfrentaron.

La presión, insoportable a tanta profundidad

 El Titanic, de 269 metros de eslora, está a unos 3.800 metros de profundidad, lo que implica una inmersión de aproximadamente de ocho horas en un vehículo especial diseñado para aguantar la presión del agua. En la llanura abisal, la presión es de alrededor de 40 megapascales (MPa), 390 más fuerte que en la superficie terrestre.

Para poner en perspectiva esta situación, el récord mundial de apnea sin límites es de 214 metros de profundidad, que equivale a unos 2 MPa, casi 21 veces la presión atmosférica.

Además, a más presión, menos volumen de aire. A esa profundidad, un fallo en el hermetismo del submarino sería catastrófico y finalmente es lo que sucedió: la nave implosionó y se destruyó de manera fulminante.

Corrientes marinas, completa oscuridad y agua helada

En la más completa oscuridad. Así es la vida en el océano profundo. La luz del sol es absorbida rápidamente por el agua y no puede penetrar mucho más allá de los 1.000 metros de profundidad. Más allá de este punto, la oscuridad se adueña de todos y cada unos de los rincones. De hecho, el Titanic se encuentra dentro de una región conocida como la "zona de medianoche". 

Con esa capacidad de visión limitada, que han confirmado los que han vivido y sobrevivido a la experiencia del Titan, más allá de los pocos metros iluminados por las luces del sumergible, navegar a esta profundidad es un desafío y es fácil desorientarse en el lecho marino.

Además, las ruinas del Titanic se encuentran en una zona de importantes corrientes marinas. Es más, los restos del transatlántico provocan corredores de inestabilidad, que a su vez mueven todavía más el agua y el lecho. A todo ello, se le suma unas temperaturas que rozan los cero grados.

El peso del Titan no ayuda

Agencias estadounidenses y canadienses, junto con la cooperación de otros países, trabajaron cuatro días consecutivos para poder encontrar lo que algunos dicen ser una aguja en un pajar, ya que el área de búsqueda cubrió 20.000 kilómetros cuadrados.

Pese a la gran misión de rescate, hubo un qué: no todas las naves pueden sumergirse hasta el océano profundo, y menos todavía que sean tripuladas. En este sentido, el vehículo del que disponía Estados Unidos para hacer este tipo de recuperaciones solo podía sumergirse hasta los 600 metros, por lo que la única posibilidad se redujo a hacerlo todo con naves no tripuladas.

Por eso, se unieron a la operación varios robots (no militares) capaces de llegar a las profundidades. De hecho, llegaron a los 3.000 metros y encontraron restos del Titan. Si lo hubiesen hallado intacto, también hubiera surgido otro impedimento: esas máquinas solo pueden levantar unas 2 toneladas de peso y el sumergible de OceanGate pesaba más de 10.