Carrera militar

Juegos de guerra sin fin en el Asia Pacífico

China promete represalias por el viaje de la presidenta taiwanesa a Estados Unidos

Gran parte de los países asiáticos ha llevado a cabo maniobras militares en las últimas semanas

China simula un bloqueo de Taiwán en el último día de sus maniobras militares

China simula un bloqueo de Taiwán en el último día de sus maniobras militares / EFE

Adrián Foncillas

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Las mediáticas maniobras militares chinas sobre Taiwán eclipsan al resto. No hay aguas más estruendosas que las del Asia Pacífico, un rutinario escenario de juegos de guerra, ni más erógenas. Ahí se juntan heridas históricas sin cicatrizar, pleitos territoriales, una carrera armamentística desenfrenada, varias potencias nucleares y una polarización con aroma de guerra fría.

Carece de precedentes un mes tan fragoroso. En la segunda semana ensayó China durante tres días el bloqueo marítimo y aéreo de Taiwán y los ataques quirúrgicos a sus objetivos sensibles como respuesta a última visita de su presidenta, Tsai Ing-wen, a Estados Unidos. Acababa de concluir Pekín sus quintos ejercicios militares con Camboya, aliado tradicional del sudeste asiático, que por primera vez incluyeron maniobras navales en el Golfo de Tailandia. Tres días después empezaron las de Estados Unidos y Filipinas por tierra, mar y aire, con 17.000 tropas y una duración de dos semanas y media. Nacieron tres décadas atrás para prevenir atentados de los grupos islamistas y ahora, que buscan embridar el auge chino, han alcanzado su edición más ambiciosa, con el estreno de la artillería real y hundimiento de barcos.

A mediados de marzo habían concluido Washington y Seúl sus mayores ejercicios militares en el sur de la península coreana del último lustro. La respuesta de Pionyang, que interpreta esos movimientos como ensayos de invasión, incluyó varios misiles y las pruebas de un dron submarino con carga nuclear para "generar un tsunami radioactivo con capacidad de destruir los buques y puertos del enemigo", según la descripción de la agencia nacional KCNA. Y al mismo tiempo, unos miles de kilómetros al suroeste, Tailandia apadrinaba las macromaniobras conocidas como 'Cobra dorada'. Contaron con 3.000 tropas estadounidenses, el mayor número hasta la fecha, junto a colegas surcoreanos, singapureses, indonesios y malasios.

Política estadounidense

En la génesis del frenesí actual está el "giro al Pacífico" ordenado por Barack Obama tras desangrarse en Oriente Medio. Donald Trump prometió un regreso a los cuarteles con su "América, primero", pero acabó profundizando en una estrategia que ha alcanzado su cúspide con Joe Biden. En Asia se han citado Estados Unidos y China para discutirse la hegemonía global con una agresiva política de cortejos. La globalización y el comercio impiden los compartimentos estancos de aquella Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Lo ejemplifica Tailandia, que igual compra cazas F-35 estadounidenses que reúne en Bangkok a 4.000 empresarios chinos y contrata a Huawei, la tecnológica castigada por Washington, para sus redes 5G. Muchos gobiernos se sienten rehenes de una dinámica peligrosa, tan cansados de China por su vía de hechos consumados en aguas en disputa como temerosos de que Estados Unidos les organice una guerra en la región.

La masiva presencia de tropas de Washington y su política de alianzas militares como el AUKUS o el Quad descomponen a China. La pugna, al fin y al cabo, tiene como escenario su patio trasero y no las costas de Florida o Centroamérica, así que las denuncias de Washington al "expansionismo chino" son desdeñadas aquí como cínicas. Las críticas alcanzaron su punto álgido en la reciente Asamblea Nacional Popular, el legislativo chino, cuando el presidente, Xi Jinping, acusó a Estados Unidos de liderar la “contención” de su país. Nunca había mencionado Xi ese concepto con evidentes reminiscencias de la Guerra Fría.

Los afilados discursos de Xi y su nuevo ministro de Exteriores, Qin Gang, llegaban poco después de que Estados Unidos y Reino Unido, en el marco del AUKUS, firmaran la venta de submarinos con propulsión nuclear a Australia. La decisión de Canberra, adoptada sin ninguna consulta popular, fue interpretada por Pekín como una flagrante violación del Tratado de No Proliferación Nuclear. Los analistas temen que por esa gatera se cuelen Corea del Sur y otros países con evidentes amenazas. La deriva nuclear sería el colofón a una carrera armamentística sin bridas. La zona pasó de concentrar el 17,5 % del gasto mundial en 2000 al 27,7 % en 2021 y no hay mejor escaparate para sus compras que las aguas del Asia Pacífico.

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