Jubileo de Platino

Los británicos apoyan mayoritariamente a la reina Isabel II pero no a su heredero, el príncipe Carlos

Biografía de Isabel II, la reina infinita

Quién es quién en la línea de sucesión al trono de Isabel II

El respaldo a la institución decrece entre los más jóvenes y aumenta el deseo de elegir un jefe de Estado en las urnas

Uno de los retratos de Isabel II realizados por Andy Warhol en 1985 es expuesto en la galería Phillips de Londres, este miércoles.

Uno de los retratos de Isabel II realizados por Andy Warhol en 1985 es expuesto en la galería Phillips de Londres, este miércoles. / NEIL HALL

Begoña Arce

Begoña Arce

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La monarquía sigue siendo el sistema constitucional favorito de los británicos e Isabel II el miembro más popular de la familia real. El 61% de los ciudadanos, según la encuesta de YouGov publicada el año pasado, prefiere el sistema de monarquía parlamentaria y sólo un 25% cree que debe ser reemplazada por un presidente de la república.

Esa popularidad de la institución se debe en buena media a la reina, con un 81% de opiniones positivas, frente a tan sólo un 12% en contra, de acuerdo con otro sondeo reciente publicado a finales de mayo. La soberana es especialmente apreciada entre los mayores de 65 años, pero incluso el 60% de los entrevistados entre 18 y 24 años tiene una visión positiva de la monarca. Es, sin embargo, ese mismo grupo de gente más joven el menos apegado a la monarquía. El 40% preferiría en el futuro un jefe de Estado elegido en las urnas y sólo un 31% sigue optando por un monarca. El peligro para la Corona se irá dejando sentir más cuando la reina desaparezca.

Guillermo favorito a la sucesión

El príncipe Guillermo, a punto de cumplir 40 años, es el segundo miembro de la familia real con más opiniones positivas (77%), seguido de cerca por su esposa, Catalina (76%). La mayoría de los británicos querría que él sucediera a Isabel II. El príncipe Carlos apenas cuenta con una mayoría de simpatizantes (56%) y su esposa, Camila, no llega a ello (48%). Entre los menos populares se hallan el príncipe Enrique (34% de votos positivos), Meghan (26% ) y, el último en la cola, el príncipe Andrés (6%), condenado rotundamente por la sociedad británica.

En las siete décadas de reinado, Isabel II ha evitado celosamente emitir cualquier opinión política en público. Sí ha defendido en cambio la unidad del país en alguno de sus discursos y en vísperas del referéndum de independencia en Escocia, en 2014, pidió a la gente que "piense cuidadosamente sobre el futuro", lo que se interpretó como un rechazo a la separación.

Las disculpas de Johnson

Nunca ha mencionado preferencias por este o aquel primer ministro. Se sabe que con Margaret Thatcher hubo algún roce y no debe estar muy contenta con Boris Johnson, quien tuvo que pedirle disculpas por las fiestas en Downing Street celebradas la víspera del funeral de su marido, el duque de Edimburgo, durante la pandemia. Johnson ya había tenido que disculparse antes con la soberana por haberla llevado a prorrogar ilegalmente el Parlamento en 2019, tal y como decidió una sentencia del Tribunal Supremo.

De la influencia velada que ejerce en asuntos públicos la familia real apenas se habla, pero una investigación del diario The Guardian desveló a principios del pasado año que la reina, utilizando una convención parlamentaria, el Queen’s consent, había  vetado más de 1.000 leyes antes de que alcanzaran el Parlamento. Un ejemplo fue la presión en los años 70 sobre legislación de transparencia para asegurarse de que su fortuna privada se mantenía secreta, como así sigue siendo.

Al margen de la fortuna personal, que The Times calcula en unos 410 millones de euros, la reina recibe del presupuesto que pagan los contribuyentes 100 millones de euros al año, equivalente a 1,53 euros por persona en el país. De ese dinero cada miembro en activo de la Corona recibe una asignación. De ahí también sale lo necesario para el mantenimiento de las residencias, el personal, los viajes y las recepciones oficiales entre otros gastos. La Corona dispone además de dos ducados, el de Lancaster para gestiones de la monarca y el de Cornualles para el príncipe de Gales. Este último garantiza la independencia económica del heredero al trono.

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