Guerra en Ucrania

Las tropas rusas martirizan Mariúpol con un asedio medieval

Resumen de dos semanas de invasión

La ciudad de Mariúpol, antes y después de los bombardeos

Bombardeo en un hospital pediátrico en Mariupol

Bombardeo en un hospital pediátrico en Mariupol

Marc Marginedas

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Ya no se trata solo de declaraciones de gobernantes ucranianos, ni tampoco de denuncias de ciudadanos locales sin constancia o prueba gráfica. Las imágenes aéreas recién difundidas de la localidad portuaria de Mariúpol, último eslabón que queda por conquistar a las fuerzas rusas para establecer ese ansiado corredor terrestre entre la Crimea anexionada y las autoproclamadas repúblicas prorrusas del Donbás, demuestran el terrible grado destrucción causado por el asedio de las tropas de Moscú. Este puerto ucraniano en el mar de Azov, donde residen aún 400.000 personas, tiene muchas papeletas para acabar corriendo la misma suerte de Grozni o Alepo, dos localidades que en su día fueron destruidas a conciencia por los bombardeos antes de que fueran ocupadas por los militares del Kremlin o de sus aliados.

El ataque contra un hospital pediátrico, acaecido en la víspera, sigue un patrón similar a lo vivido en la reciente guerra de Siria, una contienda en la cual las oenegés de derechos humanos han denunciado de forma reiterada episodios similares con el objeto de desmoralizar a la población civil y empujarles a huir de sus lugares de arraigo. Numerosas personalidades, desde la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von Leyden, hasta el presidente francés, Emmanuel Macron, pasando por el director de la Inteligencia Nacional estadounidense, Avril Haines, han condenado el incidente de forma unánime, que dejó reducido a escombros el edificio, provocó al menos tres muertos y generó unas impactantes imágenes de mujeres embarazadas heridas siendo evacuadas mientras caía la nieve.

Según los escasos testimonios procedentes del interior, la población permanece refugiada en sótanos, sin luz ni calefacción, mientras las mínimas condiciones de vida han dejado de existir. "En Mariúpol, ahora mismo no hay agua potable, y no hay donde sacarla", denuncia Oleksándr, un colaborador de Médicos sin Fronteras. Para beber o asesarse, apunta esta misma fuente, la gente "busca fuentes en los parques o recoge el agua de los tejados cuando la nieve se derrite", continúa. Afirma el cooperante que quienes sufren más las consecuencias del asedio son "las personas mayores y las que tienen algún tipo de discapacidad", porque "no pueden encontrar comida o hacer un fuego para cocinar o "los niños pequeños, porque necesitan muchas más cosas, como productos de higiene, y no hay manera de encontrarlos".

El pasado martes, la municipalidad había denunciado la muerte de más de 1.200 habitantes en nueve días de asedio a este importante puerto del mar de Azov.Las autoridades municipales han podido por fin empezar a recoger y enterrar los cadáveres que se habían acumulado en las calles, ha declarado el teniente de alcalde Serhiy Orlov a la cadena británica BBC. "No hay posibilidad de que haya fosas privadas, debido al elevado número de personas y a los continuos bombardeos. Los están depositando en fosas comunes", dijo.

Corredores humanitarios

Además, los corredores humanitarios para evacuar a la población civil de Mariúpol siguen sin ponerse en marcha debido a los bombardeos, con ambos contendientes responsabilizándose del fracaso. Hace una semana, el Gobierno de Ucrania rechazó y calificó de "cínicas" las propuestas rusas para establecer estos pasillos, ya que conducían únicamente a territorio bajo control del Kremlin.

A diferencia de conflictos recientes como los de la exYugoslavia, donde se practicó con denuedo la limpieza étnica de comunidades enteras, Moscú sostiene que su intervención militar lo que busca en realidad es "salvar" a la población rusófona de Ucrania de un supuesto "genocidio", razón por la cual para el Kremlin es muy importante asegurarse que asume y gestiona a la población civil de las localidades que va conquistando , evitando que busquen refugio en territorio bajo control del Gobierno ucraniano. Sea como fuere, tal y como ha constatado la viceprimera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, ningún civil pudo abandonar este jueves la ciudad portuaria.

Con esta situación sobre el terreno, estaba cantado que la primera reunión de alto nivel político entre representantes ucranianos y rusos acabara en fracaso y sin lograr ningún avance. Serguéi Lavrov y Dmitro Kuleba, ministros de Exteriores de ambos países, se han reunido en Antalya, al sur de Turquía, para un apretón de manos y poco más. Los analistas descartan que Moscú acepte un alto el fuego mientras no logre algunos de sus objetivos militares: el control de las grandes ciudades, es decir, Kiev y Járkov, y el mencionado corredor terrestre en el litoral sur.

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