Pedro Sánchez comunicará su posible dimisión el día de este santo mártir

La ciudadanía aguarda qué decisión tomará el lunes el presidente del Gobierno Pedro Sánchez: si seguirá al frente del Ejecutivo o si dimitirá y, en consecuencia, abocará al país a cuatro posibles escenarios. Sea como sea, el gesto inédito al hacer un parón de cinco días para reflexionar sobre su continuidad  a raíz de la investigación judicial a su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias, no se lo quita nadie. De él se desprenden varias interpretaciones, como la férrea defensa de la honorabilidad de su pareja desde hace más de 20 años. Más allá de las especulaciones que han puesto en alerta a todo el panorama político español, el lunes no es un día cualquiera, ni en la agenda de Sánchez ni en el calendario santoral.

El lunes no solo es 29 de abril, una fecha que puede pasar a la historia por la decisión que tome el presidente del Ejecutivo. "¿Merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que detrás los políticos hay personas", escribió en la carta a la ciudadanía que publicó en X el miércoles, en la que apuntó a PP y Vox como "colaboradores" de hacerle estar "en el fango". 

Las reacciones a la misiva no se hicieron esperar, en especial de la oposición, que considera que Sánchez utiliza el victimismo como arma política y electoral. Pero si algo tiene de victimista es la fecha en la que comunicará su futuro a la ciudadanía: el lunes es la festividad de San Pedro Mártir. ¿Es una casualidad, estrategia o destino?

Quién fue San Pedro Mártir

Conocido también como Pedro de Verona, San Pedro Mártir fue un religioso dominico y sacerdote italiano del siglo XIII muy conocido en la época como ser un gran orador y predicador y por su gran conocimiento de la Biblia y su severidad en la forma de vida: arremetía contra los católicos que profesaban la fe de palabra, pero que actuaban en contra con sus actos.

Miembro del Tribunal del Santo Oficio, fue asesinado. La historia dice que el crimen habría sido urdido por el obispo hereje Daniele da Giussano y algunos señores milaneses, entre ellos Stefano Confalonieri. Le fueron atribuidos muchos milagros en vida y aún más después de su martirio, de ahí el nombre que obtuvo tras ser canonizado. Una canonización, por cierto, inmediata: en 1252, solo 337 días después de su muerte, siendo de esta manera el santo más rápidamente glorificado de la Iglesia Católica.