La Europa de los 27

La UE y el Brexit de nunca acabar: Irlanda del Norte atasca las negociaciones

La Unión Europea y el Reino Unido empezarán 2022 negociando una solución para el protocolo norirlandés

brexit banderas

brexit banderas / Unsplash

Silvia Martinez

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Hace prácticamente un año que expiró el período transitorio del brexit y que Londres y Bruselas sellaron el histórico Acuerdo de Comercio y Cooperación destinado a regular las relaciones comerciales entre la Unión Europea y el Reino Unido tras el tormentoso divorcio. Fue en vísperas del día de Navidad de 2020 tras una negociación agónica. Un año después y pese a las decenas de reuniones a nivel técnico y político celebradas en los últimos tres meses para desencallar la aplicación del Protocolo de Irlanda del Norte, una pieza clave del acuerdo de separación creado para evitar el regreso de una frontera dura a la isla de Irlanda, Londres y Bruselas siguen sin ponerse de acuerdo y arrancarán el año 2022 negociando. 

El año 2021 ha sido de nuevo un año plagado de encuentros y muchos desencuentros, de advertencias, ultimatums y amenazas. El año arrancó con problemas a cuenta de los controles fronterizos en el Mar de Irlanda, a los que están sujetos los productos que llegan desde Gran Bretaña, y la escasez de productos en los supermercados norirlandeses.

Y continuó a mediados de marzo, y por segunda vez en medio año, con la apertura de un procedimiento sancionador por parte de la Comisión Europea contra el Gobierno británico por vulnerar el acuerdo del brexit, al prolongar unilateralmente la exención de los citados controles sanitarios y fitosanitarios a los que deben estar sujetas las mercancías al entrar en el mercado único y la unión aduanera a la que sigue perteneciendo el territorio norirlandés.

Tregua 'in extremis'

“Abril, mayo y junio fueron meses realmente muy difíciles”, reconocen fuentes del Ejecutivo comunitario al tanto de unas conversaciones y discusiones que derivaron en palabras gruesas del Gobierno de Boris Johnson, que solo siete meses después de enterrar el hacha de guerra y cantar victoria ante la opinión pública británica llegó a dar por muerto el protocolo norirlandés. Este nuevo choque derivó en lo que se bautizó como la “guerra de las salchichas”, en más tensión y más enfrentamientos e incluso la amenaza británica de invocar el artículo 16 del protocolo, que permite suspender unilateralmente partes del acuerdo.

A finales de junio finalizaba el período de gracia por el cual los productores de carnes procesadas, como las salchichas, podían enviar el producto desde Gran Bretaña sin controles. Tras varias semanas de enfrentamientos, Londres y Bruselas pactaron una tregua in extremis con una prórroga de tres meses -hasta el 30 de septiembre- de los controles. “No es un cheque en blanco. Es una solución temporal con condiciones estrictas”, avisó entonces el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.

Bruselas advierte de que la situación de incertidumbre no puede prolongarse mucho más y reclama un acuerdo pronto

Fue hacia el final verano, en agosto, cuando las relaciones empezaron a reconducirse, tras varios desplazamientos del vicepresidente Sefcovic a Irlanda del Norte para reunirse con representantes de las distintas partes afectadas por la aplicación del protocolo. Este ejercicio culminó en octubre en una propuesta de la Comisión Europea y la oferta de reducir un 80% los controles a los que están sujetos la mayoría de los productos que terminan en los supermercados de Belfast y otras ciudades norirlandeses -aunque con normas un poco más estrictas en el etiquetado- así como un 50% el papeleo.

Londres, sin embargo, rechazó el trato y las diversas rondas celebradas a caballo entre Londres y Bruselas no han dado frutos. Tampoco la última oferta de hace 10 días para facilitar la libre circulación y el abastecimiento de medicamentos de Gran Bretaña a Irlanda del Norte ni las negociaciones sobre Gibraltar.

En enero, nueva ronda

El resultado es que ambas partes tendrán que volver a la mesa de negociación a principios de año aunque con una novedad. En la ecuación ya no está David Frost, el tercer negociador británico en dimitir por sorpresa, un cambio lo que en la capital comunitaria ven con cierta esperanza. “Nunca se puede predecir nada con la política británica” pero “el hecho de que tenga otras tareas puede que ayude”, opinan fuentes del Ejecutivo comunitario sobre la ministra de Exteriores, Liz Truss, estrella en ascenso de los conservadores británicos, y la nueva responsable de negociar en sustitución de Frost.

En Bruselas ven con cierta esperanza su llegada gracias a su mayor pragmatismo y su enfoque menos ideológico aunque admiten que esté quien esté al timón al otro lado del Canal de la Mancha, la situación de incertidumbre actual no puede prolongarse por mucho más tiempo. “Esto ha durado ya demasiado tiempo. Queremos solventarlo en enero o febrero como máximo”, añaden las fuentes consultadas que apuntan a tres motivos por lo que es necesario pisar el acelerador.

En primer lugar, por la necesidad de dar estabilidad a los ciudadanos de Irlanda del Norte y salir del psicodrama en el que llevan viviendo desde hace cinco años. En segundo, porque no es bueno para la UE que no se implementen los acuerdos internacionales que negocia y firma y, por último, porque hay elecciones en Irlanda del Norte en el mes de mayo y Bruselas considera esencial resolver este enquistado problema antes de que los partidos se metan en campaña. De momento, según el calendario previsto, las negociaciones se retomarán durante la segunda semana de enero. El objetivo de Bruselas: lograr cerrar un pacto en los primeros meses del nuevo año.

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