Caos en el Líbano

Seis muertos en enfrentamientos violentos en Beirut

Más de 30 personas han resultado heridas a causa de los disparos en una concentración de Hizbulá y el movimiento Amal contra el juez Bitar a cargo del caso por la explosión en el puerto

Una población atemorizada denuncia la estrategia de intimidación y violencia de la milicia chií para evitar rendir cuentas por los crímenes cometidos y perder su dominio político y financiero

El puerto de Beirut un año después de la explosión.

El puerto de Beirut un año después de la explosión. / Nabil Mounzer / Efe

Andrea López-Tomàs

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La tensión domina Beirut. La capital del Líbano ha sido, este jueves, escenario de tiroteos y caos en medio de una concentración de Hizbulá y el movimiento Amal contra el juez Tarek Bitar a cargo de la investigación de la explosión del puerto. Seis personas han muerto a causa de los disparos y unas 32 han resultado heridas durante cuatro horas de tiros entre las fuerzas chiís y atacantes desconocidos. Una de las víctimas mortales es una joven de 24 años que recibió un disparo en la cabeza de una bala perdida mientras estaba en su casa. Apenas una hora antes de la manifestación, el Tribunal de Casación había permitido a Bitar reanudar el caso.

Como parte de su campaña para obstaculizar el curso de la justicia, Hizbulá y Amal habían convocado a sus seguidores frente al Palacio de Justicia de Beirut para exigir el "fin de la politización de la investigación". Sus ministros también amenazaron este miércoles con retirarse del Gobierno si no se aparta a Bitar de la investigación, ya que acusan al juez, el segundo magistrado en más de un año que lleva el caso, de apuntar solo hacia sus representantes. 

La concentración a las puertas del Palacio de Justicia se ha convertido en una escenificación de esta intimidación a nivel físico. Con personas armadas entre los manifestantes, se han visto sorprendidos por francotiradores que han disparado desde las terrazas. Aún se desconoce la identidad de estos atacantes, pero Hizbulá y Amal han acusado al partido Fuerzas Cristianas Libanesas (FL) de llevar a cabo el ataque contra sus partidarios. El líder de las FL, Samir Geagea, ha denunciado el incidente y lo ha atribuido a la proliferación de armas en el país. Una vez sembrado el caos, los seguidores de las milicias chiís no han dudado en hacer uso de las armas durante cuatro horas.

Pueblo traumatizado

Pistolas, kalashnikovs, granadas de mano y granadas propulsadas por cohetes han desatado el pánico en barrios residenciales del sur de Beirut. La población atemorizada ha corrido a refugiarse en los pasillos de sus casas en una realidad peligrosamente parecida a la de la guerra civil (1975-1990). El pueblo libanés aún se intenta recuperar del trauma que provocó la explosión del 4 de agosto de 2020, que mató a más de 210 personas e hirió a miles. El despliegue del Ejército en las calles ha provocado la retirada de los alborotadores.

Muchos denuncian el uso de la misma estrategia por parte de Hizbulá para evitar rendir cuentas por los crímenes cometidos. Partiendo del temor colectivo a una guerra civil, hacen un ejercicio de fuerza en las calles que busca mostrar su arsenal militar e intimidar a aquellos que exigen justicia. No es la primera vez que Hasán Nasrala se muestra dispuesto a sacrificar al país con tal de no perder su dominio político y financiero, apoyado por Irán. La milicia, con un Ejército más poderoso que las propias tropas libanesas, ya lo hizo durante los juicios por los asesinatos políticos de 2005. 

"Libre de sectarismo"

Los familiares de las víctimas de la explosión expresaron su rabia ante la campaña contra Bitar. "Nuestra causa es el crimen del siglo y tiene que mantenerse libre de cualquier controversia política, sectaria o religiosa", denunciaron este miércoles en un comunicado tras conocerse la convocatoria de la concentración.

También han pedido al Consejo de Ministros que se abstenga de intervenir en el trabajo de Bitar o de obstaculizar la investigación. "Nosotros, las familias de las víctimas, advertimos de las terribles consecuencias de sustituir al juez Bitar o atemorizarlo, por más que se intensifiquen las amenazas", exigían con contundencia. "Apartad vuestras manos del poder judicial", concluían. El Tribunal de Casación ha desestimado este jueves la última denuncia legal presentada contra Bitar por dos exministros acusados, lo que le permitió reanudar el caso.

El Gobierno libanés ha tardado en reaccionar al caos que dominaba las calles. "Los primeros disparos contra los manifestantes fueron de francotiradores, ya que apuntaban a la cabeza", ha denunciado el ministro del Interior, Bassam Maulaui. "Esta es una señal muy peligrosa; lo veo como un ataque a la nación". A su vez, el presidente Michel Aoun, aliado de Hizbulá, ha descrito la violencia como una "escena dolorosa e inaceptable". "No es aceptable que las armas regresen como medio de comunicación entre las partes libanesas, porque todos hemos acordado pasar esta página oscura de nuestra historia", ha declarado en televisión. Tras varias horas de tiroteos, una tensa calma ha retornado a Beirut mientras su ciudadanía bajaba a la calle a limpiar los cristales rotos.