Desplome económico

El colapso del sistema bancario del Líbano arrastra a su población a la pobreza

El despilfarro y la corrupción de la banca de quién fue "la Suiza de Oriente Próximo" es causa de una de las peores crisis económicas desde el siglo XIX

La libra local se ha devaluado en un 84% mientras los bancos no permiten a la ciudadanía acceder a sus ahorros y gran parte de ellos se ha evaporado

Una mujer libanesa huye de la ciudad Bint Jbail, en Líbano, bombardeada por las fuerzas israelíes en 2006. (AP Photo/Lefteris Pitarakis)

Una mujer libanesa huye de la ciudad Bint Jbail, en Líbano, bombardeada por las fuerzas israelíes en 2006. (AP Photo/Lefteris Pitarakis) / Lefteris Pitarakis

Andrea López-Tomàs

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Un mosaico de grietas atraviesa la pantalla congelada de un cajero. La máquina no acepta ninguna tarjeta. El polvo cubre las teclas numeradas mientras a los pies del cajero, una madre anima a sus retoños a pedir limosna. Dentro de las oficinas del banco, no hay luz ni apenas trabajadores. El retrato se repite a las puertas de los bancos de la capital del Líbano. El colapso del sistema bancario de la que fue apodada "la Suiza de Oriente Próximo” es una realidad que lleva dos años estancada. Hoy es causa de una de las peores crisis económicas desde el siglo XIX. 

Todo empezó con cajeros escupiendo las tarjetas bancarias en el otoño del 2019. Las máquinas se negaban a proporcionar dólares a quienes los solicitaban, aunque la sociedad libanesa llevara años usando la moneda estadounidense a la par que su libra local. Desde diciembre de 1997, tras el fin de la guerra civil libanesa, un dólar equivalía a 1.507,5 libras libanesas. Hace dos años, las décadas de corrupción y derroche del Estado libanés y la insostenibilidad de sus fuentes de financiación provocó el colapso ya anunciado.

El detonante del golpe fue la desaceleración de las entradas de divisas fuertes en el sistema bancario, del que depende el gobierno. Los más de medio centenar de bancos en el país vieron cómo en apenas un mes, sus usuarios retiraron unos 3,8 millones de dólares por la falta de confianza en la banca. Con una diáspora mucho mayor que su población, la economía y el sistema financiero libaneses dependen de estas remesas que ahora, hacen el camino inverso. Hay más dólares saliendo del país que entrando.

Las condiciones que los bancos libaneses habían ofrecido para atraer la moneda extranjera –leyes de secreto bancario, exenciones de impuestos, tasas de interés elevadas– cayeron sobre sí mismas. Ahora, la banca del país debe unos 77 millones de euros. Desde finales del 2019, la ciudadanía no puede acceder a sus ahorros ya que los bancos no permiten retirar el dinero de sus cuentas. La devaluación de la moneda en un 84% ha provocado que aunque puedan sacar los dólares del banco, solo obtendrán el 16% de su valor inicial. 

País endeudado

Así el Líbano es uno de los países más endeudados del mundo. La deuda pública con respecto al PIB fue de un 171,7% en el 2020. Además, su colapso ha salpicado a los países vecinos augurando los fantasmas de una bancarrota regional. Entre 20.000 y 42.000 millones de dólares de depositantes sirios están atrapados en el Líbano, agravando la crisis económica que ya vive el país en conflicto. A su vez, el 20% de las divisas de Yemen, unos 240 millones de dólares, están bloqueadas en bancos libaneses. Hay pocas probabilidades de que estos millones se recuperen ya que la banca del Líbano no tiene fondos para pagar a los imponentes.

Con el nombramiento del nuevo gobierno el mes pasado, la ciudadanía libanesa tenía cierta esperanza en que se nombrara a representantes dispuestos a resolver estos problemas. Pero la investidura de Yusef Khalil como ministro de Finanzas fue otro duro golpe para una sociedad cuyo 70% ya vive bajo el umbral de la pobreza. Khalil fue uno de los arquitectos de la ingeniería financiera que provocó el colapso de los bancos. También se le conoce como el aliado de Riad Salameh, el gobernador del Banco Central durante los últimos 30 años, cuyo nombre apareció en los Papeles de Pandora recientemente. 

Negociaciones con el FMI

Este nuevo Ejecutivo tiene la tarea de retomar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un paquete de rescate. En julio del 2020, las conversaciones colapsaron después que los parlamentarios y los bancos del Líbano se opusieran al plan del gobierno anterior al no estar de acuerdo sobre el valor de las pérdidas financieras. La banca, aplaudida por sus diputados aliados, no quería pagar tanto. Mientras, la comunidad internacional exige este plan de rescate como requisito previo para la ayuda al desarrollo.

Pero muchos libaneses en las calles se preguntan cómo van a sacarlos de la crisis aquellos mismos que la crearon con su corrupción desenfrenada, su despilfarro y sus incontables delitos financieros. Cada mañana al despertar, los libaneses consultan a cuánto está el cambio del dólar a la libra y para aquellos cuyo salario se mantiene en la moneda local, cuál es el valor real de su día de trabajo. Los precios no han tardado en adaptarse y la inflación está desbocada.

Miseria y hambruna

Diversas manifestaciones frente a los bancos esta semana han escenificado el hartazgo del pueblo libanés, incapaz de acceder a su propio dinero. Ya se ha evaporado. Ante la ausencia de dólares en el país, los bancos permiten retirar libras al cambio de 3.900 libras por dólar. Mientras, en la calle la moneda estadounidense se vende a un valor alrededor de 17.000 libras y todo se paga acorde a esta cifra. 

En el Grand Serail, residencia del primer ministro, aún siguen discutiendo sobre cómo presentarse a las negociaciones con el FMI pero los libaneses no pueden esperar más. Las grietas de los cajeros automáticos les han alcanzado, abocándoles a un abismo de miseria, hambre y desesperación.