Sin futuro

Los médicos huyen de Líbano

Más de 400 doctores han abandonado el país en lo que va de año, acuciados por la peor crisis económica desde la guerra civil (1975-1990)

"No hay ningún motivo para quedarse", explica Mouhamad al Moussawy, protagonista de este éxodo con 27 años

Medical staff members of the Saint George Hospital University Medical Centre  in charge of COVID-19 coronavirus patients  are seen in reflections off a window as they listen to music played by a band thanking them for their efforts to support patients during the novel coronavirus pandemic  in Lebanon s capital Beirut on April 24  2020  (Photo by PATRICK BAZ   AFP)

Medical staff members of the Saint George Hospital University Medical Centre in charge of COVID-19 coronavirus patients are seen in reflections off a window as they listen to music played by a band thanking them for their efforts to support patients during the novel coronavirus pandemic in Lebanon s capital Beirut on April 24 2020 (Photo by PATRICK BAZ AFP)

Andrea López-Tomàs

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"Estábamos tolerando al Líbano tal y como era, pero ahora estamos en modo de supervivencia y cuando estás en modo de supervivencia, no puedes quedarte". El doctor Mohamad Houri es la tercera generación de médicos de su familia. Hijo y nieto de doctores, es el asistente del decano en la Universidad Árabe de Beirut. "El Líbano está expulsando a su pueblo, cada día es más difícil quedarse aquí", lamenta, "ya no puedo predicar a mis alumnos sobre ser leales a su país". Según el sindicato de Doctores, en lo que va de año más de 400 nuevos profesionales de la salud han abandonado un Líbano sumido en mil y una crisis.

Cada promoción, la Universidad Árabe de Beirut (BAU, por sus siglas en inglés) gradúa 80 nuevos doctores, pero de esta última generación una veintena de ellos se irán al extranjero a trabajar. “Los que se quedan en el Líbano después de graduarse y obtener su especialización es porque no pudieron encontrar trabajo fuera, pero el 100% está buscando”, explica Houri. La crisis económica que ha salpicado a todos los sectores se ensaña con el de la salud. Ante la falta de oportunidades para crecer y las malas condiciones económicas, muchos doctores optan por marcharse. 

“Un médico puede hacer una operación muy larga y compleja y ganar menos de 50 dólares, es frustrante”, denuncia Mouhamad Al Moussawy, “antes, no era así; a la gente se le pagaba bien, lo que se merecía”. Hasta hace unas semanas, este joven de 27 años estaba en su segundo año de especialización en el centro médico de la Universidad Americana de Beirut (AUB, por sus siglas en inglés). “En los últimos meses no pude ver un signo de esperanza en este país”, reconoce mientras hace sus maletas para marcharse a Estados Unidos. 

“El Líbano está expulsando a su pueblo, ya no puedo predicar a mis alumnos sobre ser leales a su país”, reconoce el doctor Mohamad Houri de la Universidad Árabe de Beirut

Triste por dejar el país que le ha visto crecer, este urólogo sabe que en Pittsburgh (Pensilvania) le espera un futuro. “Mis supervisores me lo están diciendo: ‘estás al inicio de tu carrera, debes irte para tener una mejor educación’”, confiesa Moussawy, “médicos en la cincuentena, ya con experiencia y reconocimiento en el Líbano, se están yendo también”. Algunos se marchan a países del Golfo, “con la esperanza de estar cerca de su país y volver en un par de años”, explica Sola Bahous, decana de la Universidad Libanesa-Americana (LAU, por sus siglas en inglés). 

Oasis de la medicina

“Los centros médicos del Líbano eran un referente en toda la región”, rememora Moussawy, “pacientes de Egipto, Siria, Irak, hasta del Golfo, venían a tratarse con nuestros médicos”. Pero la crisis económica ha eliminado al Líbano del mapa de la medicina. La pandemia del coronavirus y la explosión del puerto de Beirut solo han empeorado una situación ya de por sí crítica. “Con el panorama político actual, es difícil ver una mejora”, reconoce Houri. “La gente fue muy optimista con la revolución pero nada cambió a pesar de todos los sacrificios hechos”. 

Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido. Menos el Líbano, cualquier lugar es bueno para desarrollar su carrera. “Gente de todas las edades y especialidades se van, porque han perdido la esperanza en su país”, reconoce Bahous, cuya universidad gradúa entre 60 y 65 doctores anuales. “Muchos todavía tienen hijos pequeños y quieren asegurarles una vida mejor desde el extranjero”, lamenta. Poco tardará el sistema de salud libanés en resentirse del éxodo masivo de sus doctores. 

Educación en juego

El futuro de la educación en estos hospitales universitarios está en juego. “Los buenos educadores médicos, los que tienen una experiencia buena y prolongada, se van porque están recibiendo mejores ofertas en el extranjero”, se alarma Houri. Algunos de sus alumnos ya están empezando a notar las consecuencias. “No tendremos las mismas oportunidades de aprendizaje que tuvo nuestra generación anterior porque todos los supervisores se van y se llevan su talento con ellos”, denuncia Moussawy, “si me quedo, pongo en riesgo toda mi carrera”. 

La crisis económica ha eliminado al Líbano del mapa de la medicina mientras que la pandemia del coronavirus y la explosión del puerto de Beirut solo han empeorado una situación ya de por sí crítica.

Pero, sobretodo, serán los pacientes quienes sufran en su propia piel estas partidas. “Cuantos más residentes tengamos, mayor será la diversidad y habrá mejores discusiones sobre los pacientes y sus tratamientos”, lamenta la decana de la LAU. “Quiero quedarme aquí, quiero tratar a personas con las que comparto una cultura”, reivindica el joven urólogo mientras planea sus últimas semanas en el país, “entendemos el dolor, toda la situación que han, que hemos sufrido”.  

Aunque el amor por su país es inmenso, no es suficiente para arriesgar su futuro. “Podría volver si las cosas mejoraran pero estoy seguro que eso no ocurrirá ni en cinco años”, lamenta el futuro doctor estadounidense. El deseo por protagonizar la resurrección de su Líbano se esfumó no hace tanto. Por mucho que el país les expulse, siempre querrán volver. Desde su despacho por el que han pasado muchos jóvenes ansiosos por partir, Sola Bahous se aferra a este anhelo. “Aunque las esperanzas sean escasas, los libaneses sueñan con volver”.