Dos décadas de conflicto

La retirada militar de EEUU acelera el avance de los talibanes en Afganistán

La desbandada de los estadounidenses, que salen de Afganistán con prisa y sin mirar atrás, facilita la ofensiva de los insurgentes, cada vez con más poder y control territorial

El Ejército regular afgano está siendo absolutamente superado en muchas provincias del país y más de un millar de soldados han desertado y huido a los países vecinos

Afganistán

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Adrià Rocha Cutiller

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Eran las siete de la mañana cuando Asadullah Kohistani, el nuevo comandante de la base afgana de Bagram, se enteró de que ya se habían marchado los soldados estadounidenses. Conocía que el repliegue total era inminente, pero no sabía la fecha, que llegó sin que se enterase, sin que nadie le avisase.

Los soldados norteamericanos se habían marchado algunas horas antes, la madrugada del viernes pasado: al alba, ya con todos fuera, cortaron la luz y abandonaron la que había sido su principal base aérea en el país centroasiático durante los últimos veinte años. Dos horas después se enteraría Kohistani. "Empezaron a sonar rumores de que los estadounidenses se habían ido, y finalmente pudimos comprobar a las siete de la mañana que efectivamente habían evacuado Bagram. Nadie nos avisó", dijo el nuevo comandante de la base a la prensa afgana.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ya lo anunció en abril: la fecha límite es el 11 de setiembre de este 2021, pero esta semana anunció que adelantaba la fecha al próximo 31 de agosto. De hecho, el repliegue está casi completado y la inmensa mayoría de los soldados norteamericanos en Afganistán -y sus aliados de la OTAN, entre los que se encuentran militares españoles- ya ha abandonado el país centroasiático. Solo queda un pequeño contingente controlando el aeropuerto de Kabul, la capital.

Tras la desbandada, el vacío

El repliegue va tan rápido, sin apenas mirar atrás, que más que una retirada parece una desbandada. En Afganistán la guerra se recrudece por minutos sobre todo gracias al vacío que dejan tras de sí los estadounidenses y sus aliados.

En las últimas semanas, los talibanes han conquistado decenas de provincias en el norte del país, poniendo cerco a varias ciudades controladas por el Gobierno afgano. El Ejecutivo de Kabul, por su parte, ve cómo miles de sus soldados desertan, abandonan la lucha y cruzan la frontera para salir de Afganistán. Este sábado se ha confirmado que Islam Qala y Torghundi, principales enclaves fronterizos con Irán y Turkmenistán respectivamente, en la provincia de Herat, han caído en manos de los talibanes.

La clave de la desventaja militar está en el aire. "Lo que más daño le hace al Gobierno afgano es la falta de cobertura aérea, que proveía EEUU, es decir, drones, helicópteros, artillería aérea... que era lo que más castigaba a los talibanes. Sin eso, las Fuerzas Armadas afganas son más débiles", explica Ana Ballesteros, experta del Cidob, un think tank barcelonés de relaciones internacionales.

A la carga

las torres gemelas de Nueva York50% del territorio afganoel 30% de la población

Desde la llegada de EEUU, nunca antes los talibanes habían tenido tanta fuerza y el motivo, en parte, son los propios estadounidenses y el Gobierno afgano. "Durante todos estos años, las fuerzas extranjeras y el Estado han cometido miles de crímenes de guerra contra la población civil, y la falta de transparencia, responsabilidad y reparación a las víctimas es una de las razones clave de la alineación de la población local, que se marcha a unirse a los talibán. Todo esto ha hecho crecer la cultura de la impunidad en nuestro país, y ha ayudado a levantar el miedo y la falta de confianza a las fuerzas internacionales", escribe Shaharzad Akbar, directora de la Comisión Independiente afgana para los Derechos Humanos.

Todo sigue

un cerco de los talibán a Kabul]TeheránfracasoAl Qaeda, el Estado Islámico

Pero la prioridad de EEUU y sus aliados es otra: irse cuanto antes. En la base de Bagram, que en su día albergó hasta 100.000 soldados estadounidenses, ahora no queda ni un alma, aunque sí su rastro. Cuando las fuerzas afganas entraron en la base después de que fuese abandonada encontraron de todo. "3,5 millones de objetos, según hemos calculado", dijo Kohistani, el nuevo comandante. Absolutamente de todo: envases de bebidas energéticas llenos y vacíos, comida, teléfonos, armas pequeñas, munición, pomos de puertas, blindados e incluso coches de civiles. La decepción fue ver que los estadounidenses habían dejado los coches pero no las llaves de muchos de ellos.

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