CITA CON LAS URNAS EN EUROPA
Verdes y ultraderecha buscan rédito del declive del bipartidismo alemán
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Carles Planas Bou
En junio de 1953 Thomas Mann acudió a la Universidad de Hamburgo para dedicar unas palabras a sus jóvenes estudiantes. En un discurso que pasaría a la historia, el influyente escritor advirtió de la necesidad de impulsar una "Alemania europea", no una "Europa alemana". Cuatro décadas después, en 1993, la fundación de la Unión Europea (UE) dio alas a ese sueño integrador que tras la crisis financiera se ha desdibujado.
Berlín se ha convertido en la potencia indispensable del club comunitario, una locomotora económica cuyo peso asegura que sus directrices marcarán el rumbo del continente. Eso también se reflejará en las elecciones europeas del 26 de mayo. Alemania es la nación que más eurodiputados aporta al Parlamento comunitario, 96. Eso hace que estos comicios tengan una importancia especial para un país que, con 60,9 millones de votantes, pretende reafirmar su influencia en Bruselas.
A partir del día 26 eso será un poco más difícil. Y es que, como ocurre en el panorama nacional alemán, la política europea se encamina a una situación más fragmentada, donde los partidos que tradicionalmente han amasado el poder se hunden dejando espacio a una extrema derecha nacionalista y euroescéptica con cada vez más voz.
Cae el bipartidismo
Resistencia a pesar de la caída. El partido de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), se ha recuperado del revés recibido desde el 2015 por su política migratoria, pero sigue arrastrando la herida. Así, apuntan a un 32% de los votos, no muy lejos del 35,3% obtenido en el 2014.
Por primera vez, el partido comparte programa con sus socios bávaros (CSU), hasta hace poco amigos del autócrata húngaro Viktor Orbán. Entre esos socios está Manfred Weber, candidato a la presidencia de la Comisión Europea como líder del Partido Popular Europeo. Aunque pretenden plantar cara a los populistas de derecha su programa pide reforzar las fronteras exteriores de la UE y frenar la inmigración no regulada.
Solo hace dos años, pero parece lejos cuando Martin Schulz era presidente del Parlamento Europeo. Incapaces de revertir la desafección hacia sus siglas, los socialdemócratas (SPD) apuntan a otra debacle: pasarían del 27,3% del 2014 a un 16%. La actual ministra de Justicia, Katarina Barley, se convertirá en la primera política que renuncia a su posición en el Gobierno para ir a Bruselas. Su agenda incluye fiscalizar a las grandes empresas, expandir la UE hacia los Balcanes y reforzar las fronteras exteriores.
Impacto mediático
Ningún partido parece sacar tanto de la crisis bipartidista como los verdes. A diferencia del resto de la UE, en Alemania los ecologistas apuntan a un 19% de los votos que les situarían como segunda fuerza. En 2014 sacaron un 10,7%. Con un perfil más centrista que en otros países, piden un aumento de los impuestos a grandes fortunas, una política climática más ambiciosa y se opone a la militarización de las fronteras. Su líder y también cabeza de lista de su grupo, Ska Keller, es partidaria de que las instituciones europeas medien en el conflicto catalán.
Sin embargo, el partido cuyo ascenso genera un mayor ruido mediático es sin duda Alternativa para Alemania (AfD). Justo acabada de formar, en el 2014, la extrema derecha consiguió un 7,1% de los votos que ahora apuntan a un 12%, según los sondeos. Consolidado como partido de la oposición, la formación ultraderechista aspira a captar el voto de protesta pidiendo una salida de la UE si no se reforma, eliminar las instituciones comunitarias para devolver las competencias “exclusivamente en los estados nacionales” y criminalizando el salvamento de personas en el Mediterráneo. Su candidato, Jörg Meuthen, ya ha dejado claro que AfD formará parte de la internacional populista encabezada por el vicepresidente de Italia Matteo Salvini que pretende torpedear el club comunitario desde dentro.
Fruto de ese avance de AfD y Verdes, la izquierda sindicalista (Die Linke) apunta a una ligera caída del 7,4% al 6%. El partido poscomunista propone la gratuidad del transporte público, la creación de un programa europeo de rescate de las personas que se ahogan en el Mediterráneo y dar a los gobiernos poder para expropiar pisos vacíos para evitar la especulación.
Quien también se puede beneficiar de la caída del bipartidismo son los liberales (FDP), miembros de la tercera mayor familia del Europarlamento, que pasarían del 3,4% del 2014 a un 6%. La formación pide la creación de una constitución y una ley de asilo comunitaria, reforzar las fronteras exteriores e impulsar el libre mercado. Los 96 escaños de Alemania estarán más disputados que nunca.
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