Crece el escándalo

Facebook, en la picota

Idoya Noain

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Durante meses Facebook y otras plataformas como Twitter o YouTube han ido a duras penas esquivando el escrutinio intensificado ante las informaciones de que en los últimos años han sido actores clave en la propagación de noticias falsas y desinformación y una herramienta utilizada por distintos actores –incluyendo estados—para interferir en procesos democráticos como el referendum del 'brexit' o las elecciones presidenciales de Estados Unidos. La huída, al menos para Facebook, termina.

La compañía fundada por Mark Zuckerberg está en la picota desde que el sábado 'The New York Times' y 'The Observer' revelaron que Cambridge Analytica, una empresa que trabajó para la campaña de Donald Trump, hizo un uso indebido de datos de 50 millones de usuarios de la red social. Y la presión política, de regulación y de expertos en privacidad está llegando a cotas hasta ahora inéditas.

Explicaciones y algo más

A ambos lados del Atlántico se reclaman explicaciones, y algo más, a Facebook. En EEUU la Comisión Federal de Comercio ha abierto una investigación para determinar si la compañía (que insiste en que la vulneración del uso de datos ha sido exclusiva responsabilidad de Cambridge) ha violado un acuerdo que firmó en 2011 comprometiéndose a garantizar la privacidad de sus usuarios.

En el Congreso de Washington, tanto desde la bancada republicana como desde la demócrata, se intentan organizar comparecencias. Pero además cobran fuerza las voces que ya venían reclamando que se ponga finalmente algún tipo de coto legislativo a las operaciones de la compañía. "Esto es prueba de que el mercado de publicidad política online es esencialmente el salvaje oeste", ha dicho el senador demócrata Mark Warner, vicepresidente del Comité de Inteligencia.

"Sea permitiendo a los rusos comprar anuncios políticos o amplio microtargeting basado en datos de usuarios conseguidos ilícitamente, está claro que, si se deja sin regular, este mercado seguirá siendo propenso al engaño y a la falta de transparencia".

En el Reino Unido el Parlamento también exige respuestas y, esta vez, las quieren oír directamente de Zuckerberg, que hasta ahora ha delegado en cargos inferiores de la compañía para diversas comparecencias tanto en Londres como en Washington. "Las respuestas de sus empleados han minimizado consistentemente el riesgo y han engañado al comité", le ha escrito en una carta Damien Collins, presidente de un comité ante el que han testificado esos empleados, que pide una respuesta antes del día 26. "Es hora de oír a un alto ejecutivo con suficiente autoridad para dar información ajustada de este catastrófico fallo del proceso. Espero que sea usted".

También el Parlamento Europeo quiere escuchar al milmillonario. Su presidente, Antonio Tajani, ha escrito en su cuenta en Twitter que "Facebook debe aclarar ante los representantes de 500 millones de europeos que su información personal no está siendo empleada para manipular la democracia". Mientras, la comisionada de Justicia de la Unión Europea, Vera Jourova, ha explicado que va a pedir más clarificaciones de Facebook y a hablar de lo ocurrido en sus encuentros esta semana en Washington con el fiscal general y el secretario de Comercio de EEUU.

Zuckerberg, desaparecido

Ni la presión creciente ni el descalabro que Facebook está sufriendo en bolsa (donde el lunes sus acciones cayeron casi un 7% perdiendo 36.000 millones de dólares y este martes también caían un 4%) han sido por ahora suficientes para que Zuckerberg hable en público. Y tampoco se esperaba que participara en una reunión convocada para este martes con los empleados de la compañía, desde donde siguen filtrándose noticias de tensiones y ansiedad.

Sin embargo, sí que ha dado algunas explicaciones el vicepresidente de la compañía, Paul Grewal, en un comunicado a los medios. "Si estos informes son ciertos, es un abuso grave de nuestras reglas. Todas las partes involucradas, incluido SCL Group / Cambridge Analytica, Christopher Wylie y Aleksandr Kogan, nos certificaron que destruyeron los datos en cuestión", ha asegurado.

'The New York Times', por ejemplo, reveló el lunes que Alex Stamos, el directivo encargado de seguridad, ha sido apartado de sus funciones, aunque seguirá en la empresa hasta agosto. Y en ese movimiento laten las discrepancias internas que desde hace tiempo se viven en Facebook sobre cómo abordar el papel que la red jugó en la injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses. Stamos quería más apertura y transparencia. Chocó contra otros directivos, incluyendo la directora de operaciones, Sheryl Sandberg.

"La gente cuyo trabajo es proteger al usuario siempre pelea una batalla cuesta arriba contra la gente cuyo trabajo es hacer dinero para la compañía", le ha explicado al diario Sandy Parakilas, que trabajó en Facebook hasta 2012 y ahora asesora al Centro para Tecnología Humana. Mientras, Tavis McGinn, que dirigió los esfuerzos de la red para cuidar la reputación de sus directivos cinco meses el año pasado, ha declarado que "a Facebook le importa tanto su imagen que los ejecutivos no quieren salir en público y decir toda la verdad cuando las cosas salen mal". ¿El problema? "Si no lo hacen dañan su imagen".