VUELCO EN EEUU
Obama impugna las ideas de Trump en su último discurso antiterrorista
El presidente afirma que Estados Unidos no debe renunciar a sus valores en la lucha contra el yihadismo
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
¿Es el mundo un lugar más seguro que hace ocho años? ¿Ha conseguido Barack Obama frenar a las fuerzas oscuras o se ha limitado únicamente a minimizar los daños? La última palabra la tendrán los historiadores, pero a poco más de un mes de su despedida definitiva de la Casa Blanca, el todavía presidente de Estados Unidos ha defendido su legado en el último gran discurso dedicado a la lucha antiterrorista. Sus palabras han sido tanto una justificación de sus acciones como una impugnación de los principios que defiende su sucesor, desde el uso de la tortura a la reactivación del penal de Guantánamo. “Mantener nuestros valores y adherirnos al Estado de derecho no es debilidad, es nuestra principal virtud”, ha dicho Obama en la sede del Comando Central del Ejército en Florida.
El legado del primer presidente negro es una mezcla de luces y sombras. No ha conseguido cerrar las guerras heredadas de Afganistán e Irak, aunque ha retirado a la gran mayoría de soldados estadounidenses que combatían en ambos teatros bélicos. Ha acabado con la tortura como técnica de interrogatorio y ha rebajado la población de Guantánamo de 242 a 49 reclusos. Pero bajo su mandato también estalló la guerra en Siria y se hizo fuerte el Estado Islámico (EI), nacido de los rescoldos de Al Qaeda en Mesopotamia. Washington no supo llevar a buen puerto las primaveras árabes y es copartícipe de la carnicería en Yemen, donde aporta inteligencia y reabastece los aviones de la coalición saudí, un país al que la Administración de Obama le ha vendido 110.000 millones de dólares en armas.
En su discurso, el presidente subrayó el progreso en la lucha contra el terrorismo islámico. “Al Qaeda –dijo-- ya no es ni una sombra de lo que fue” y, si bien reconoció que la amenaza del yihadismo se mantendrá durante años porque la tecnología impide frenar la difusión de sus ideas, subrayó que “se está secando” el reclutamiento del EI y ha perdido buena parte del terreno conquistado gracias a los 15.000 bombardeos estadounidenses.
Aplaudido por los soldados del Comando Central, desde donde se dirigen las operaciones en Oriente Próximo, Obama afirmó que hay que utilizar una “estrategia inteligente” para combatir el terrorismo. Esa idea es la misma que utilizó hace ya algún tiempo para encapsular su doctrina: “No hagas estupideces”. Y eso pasa por no exagerar la amenaza yihadista ni seguir el ejemplo de otros imperios pasados que se desmoronaron al tratar de hacer más de lo que eran capaces. También en formar coaliciones y utilizar la diplomacia, un mensaje directamente dirigido a Donald Trump, cuyo nombre no llegó a utilizar, pero que ha renegado de la OTAN e insultado a otros socios tradicionales de Washington.
USO DE DRONES
Obama defendió también el uso de los drones, su arma predilecta para cazar enemigos. Aunque reconoció que generan “incidentes desafortunados”, en alusión a las víctimas civiles, sostuvo que la alternativa es todavía peor. “Estas acciones han salvado vidas en casa y en el extranjero”. El comandante en jefe culpó al Congreso de haber frustrado todos sus intentos para cerrar Guantánamo, “un coágulo en nuestro honor nacional”, y dijo que la historia juzgará a su país con “dureza”.
Buena parte de su discurso se puede leer como una batería de advertencias a Trump. Obama dijo que EEUU no se construyó sobre un aura de miedo, sino de esperanza. “Lo correcto te hace fuerte y no lo contrario”, dijo casi al final, antes de añadir también que el suyo es un país donde la ciudadanía es libre de “criticar al presidente sin miedo a una represalia”.
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