ELECCIONES LEGISLATIVAS

La oposición venezolana confía en un triunfo y el chavismo espera un milagro electoral

Maduro hace el signo de la victoria antes de votar en un centro de Caracas, este domingo.

Maduro hace el signo de la victoria antes de votar en un centro de Caracas, este domingo. / periodico

ABEL GILBERT / CARACAS (ENVIADO ESPECIAL)

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Las cartas de tarot arrojaron misterios y nubarrones a sus lectores. "Aún las sombras del pasado están presentes", dijo el horóscopo para los de Sagitario. El consultor de la Revista Dominical recordó a los taurinos “lo que está en juego” y llamó a “actuar a conciencia”. Los seguidores de las deidades afrocubanas, que han proliferado en Venezuela desde que Hugo Chávez llegó al poder, le pidieron a los caracoles una muestra más de pericia oracular. Sin embargo, los babalawos (sacerdotes) no se atrevieron a responderles. Las elecciones legislativas venezolanas, celebradas este domingo, ofrecían arcanos que quizá ni siquiera los números finales terminarán de dilucidar.

La oposición, reunida en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), confiaba en otra forma de augurios, los estadísticos. Llegó a la contienda como favorita en las encuestas. Pero una cosa son los sondeos y otra la realidad de los resultados. La ciudadanía se fue a dormir sin saber muy bien qué país los esperaría al levantarse. Están en juego algo más que 167 escaños. María Corina Machado, la voz del sector más duro de la MUD, fue enfática después de sufragar en la escuela Elena de Bueno: “Este voto va más allá del nuevo Parlamento. La mayoría definirá el futuro y destino del régimen actual”.

LA SONRISA

El presidente Nicolás Maduro, piloto de tormentas heredadas y autoinfligidas, llegó al Colegio Miguel Antonio Caro de Caracas acompañado de custodios y observadores internacionales. Saludo uno a uno a los miembros de mesa, hizo la “V” de la victoria, eligió su papeleta y la introdujo en la urna. Propios y extraños trataron de interpretar esa sonrisa. Para unos, reflejaba la certeza en el milagro político con el cual un Gobierno vapuleado por años de recesión, un terremoto inflacionario y “un ataque inclemente”, lograba retener el control de la Asamblea Legislativa. Otros, en cambio, detectaron cierta turbación. Maduro había tenido antes de votar palabras cautelosas por primera vez: “lo que diga el poder electoral, a la hora que lo diga, para nosotros será santa palabra”. No dejó de reprocharle a la oposición la ausencia de un gesto simétrico: “lamentablemente no hemos tenido enfrente la misma hidalguía política. Si ganan reconozco y si pierdo no, ¿qué cultura política es esa?”.

Hace 17 años, Chávez entraba en la gran escena política. Venezuela vivió años de bonanza gracias al precio del petróleo. El chavismo repartió panes y peces pero nunca resolvió su problema fundamental, el de la diversificación productiva. Los pilares de la Venezuela saudí no solo no se tocaron: se agravaron. El precio del crudo ha caído de manera drástica, el país no pudo recuperarse de los efectos de la crisis financiera de 2008 y el castillo de naipes providenciales se ha venido en parte abajo. 

En este contexto de precariedad se ha votado. La oposición puede perder u obtener mayoría simple, tres quintos o dos tercios de los escaños. Si la MUD termina por confirmar los pronósticos de las encuestas, aun los más pesimistas, el país entrará en un nuevo escenario, a tono con los desplazamientos regionales hacia la derecha. Podría dictar leyes, enmendar normas o tener la prerrogativa de de la censura. Pero nadie podrá eludir los problemas candentes. La distorsión de precios que azota a Venezuela coloca al Gobierno, si es que vence, o la MUD, en caso de ganar y dominar la Asamblea, frente al mismo y explosivo horizonte: el ajuste parece ser inexorable. De alguna manera, el que gana pierde. Las medidas impopulares acechan.

BUSCAR EL CONSENSO

“En Venezuela quedarán derrotados los extremos: los únicos que deben sentir miedo es la pequeña cúpula. Todos esperamos que la nueva Asamblea signifique solución a la crisis”, dijo el dirigente opositor, Henrique Capriles.  El diario 'El Nacional', nada sospechoso de tener simpatías por el chavismo, pidió, frente a las circunstancias, encontrar un mínimo de consenso entre aquellos que están de uno y otro lado de la línea divisoria. En su editorial del domingo, 'El Nacional' llamó a “hacer el esfuerzo para tratar de entendernos, sin que se nos acuse de débiles e ingenuos”. Hay que armarse de “valor y pensar, en medio de tanta indignación y de furia contenida, si a estas alturas es posible distinguir en medio de la ceguera política, algunos puntos de coincidencia”. Para el diario, “ningún venezolano, sea oficialista o de oposición, desea la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción, la violación de los derechos humanos y la  escasez de alimentos y medicinas, o las universidades cerradas”.