ELECCIONES EN VENEZUELA

Votar en Caracas, la ciudad de los peligros

En medio de la polarización política, los venezolanos no se olvidan de la escasez ni de la constante inseguridad

Un grupo de venezolanos hacen cola para votar ante un mural de Hugo Chávez, en Caracas, este domingo.

Un grupo de venezolanos hacen cola para votar ante un mural de Hugo Chávez, en Caracas, este domingo. / periodico

ABEL GILBERT / CARACAS (ENVIADO ESPECIAL)

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Llegó a votar a la Unidad Educativa Nuestra Señora las Mercedes con solo tres neumáticos en buen estado. Su automóvil “sufrió un percance” en la avenida Andrés Bello, cerca del Hospital de Ortopedia. El hombre maldijo tanto la situación que, al entrar a la escuela, no podía disimular su bronca. Su problema no eran las elecciones y el resultado -a pesar de todo, había optado por los candidatos del Gobierno- sino el desafío que tenía por delante. Debía encontrar un repuesto. Se enfrentaba a una tarea descomunal. El 'caucho' escasea. Es un objeto rodante del deseo.

Horas antes de los comicios, en 'Cartas del corazón', el programa de Venevisión, las presentadoras le recomendaron a una esposa indignada por la presunta infidelidad de su esposo “maletearlo” (sacar las pertenencias de la casa). Pero, de ninguna manera, ella podía tentarse con la venganza usual de pincharle un neumático: eso sería un acto de guerra económica en una economía de guerra. El Gobierno acaba de anunciar la distribución de 100.000 'cauchos' de origen chino. Pero la Central Única de Carros Libres asegura que esa cifra no resuelve la situación de “colapso general”. El hombre que había votado debía saberlo. Se subió resignado a su auto y lo puso en marcha, a paso de tortuga, por la Andrés Bello.

De haber seguido por esa avenida caraqueña habría pasado por las puertas de la funeraria Hispania. Esa mañana, se lloraba allí a un difunto. Su muerte, podía al menos deducirse, no había sido cruel. Las funerarias no aceptan en sus instalaciones a los “tiroteados”. Las personas que mueren en enfrentamientos son veladas en sus casas. Según el último informe del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), en el 2014 perdieron la vida 24.980 personas, 68 por día. En la entrada de muchos restaurantes de Caracas puede verse un letrero de tamaño medio con un revólver atravesado por una raya roja y una advertencia: no se puede entrar con armas. 

MILLONES DE ARMAS ILEGALES

De acuerdo con el Ministerio de Interior y Justicia circulan ilegalmente en el país tres millones de pistolas. Los especialistas duplican ese número. El ministro de Defensa, Vladimir Pedrino López, se vio este domingo obligado a recordar a los ciudadanos: "Hay una prohibición expresa de la tenencia y porte de armas". López informó también de que, en medio de las elecciones, las Fuerzas Armadas incautaron 700 cauchos, solo en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia.

En otra parte de una Caracas vigilada por miles de efectivos de las Fuerzas Armadas, en el colegio Santo Tomás de Villanueva de la calle Caurimare, en el barrio de Las Mercedes, una señora mayor era acompañada por un militar hasta el lugar de votación. De allí salía un joven que había optado por la oposición. Al encontrarse con su amigo, le mostró las marcas de tinta indeleble en su dedo. Luego le contó su reciente experiencia nocturna. 

Había visitado el muy parisino Buddha Bar, a pocas manzanas. La Pacific Rim Cuisine llegó a una ciudad con una inflación anual del 211% para ofrecer sus platos panasiáticos, californianos y europeos. Se han invertido cuatro millones de dólares. En el interior del restaurante, relataba, todavía sorprendido, hay un Buda de cuatro metros de altura. Bajo su piadosa mirada se había deleitado con un Filet Mignon Tepamyaki. “No, no había arroz”, dijo, cuando su amigo le preguntó. El cereal es democrático: le falta a casi todos.