¿Con o sin Asad?

Soldados del Ejército de Asad, celebrando una victoria en la provincia de Hama.

Soldados del Ejército de Asad, celebrando una victoria en la provincia de Hama.

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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No hay ningún gobierno europeo que piense que Bashar al Asad, tras cuatro años de guerra civil, 250.000 muertos y millones de desplazados, pueda formar parte de una solución política duradera en Siria. Pero cada vez son más los Estados miembros dispuestos a abrirle la puerta durante un proceso de transición que la Unión Europea considera urgente. «No podemos trabajar con Asad como solución a largo plazo para el futuro de Siria. Si tratamos de trabajar con Asad solo empujaremos a la oposición a los brazos del Estado Islámico, lo contrario del resultado que queremos, pero podemos ser flexibles con su salida o con el calendario», admitió ayer el secretario de exteriores británico, Philip Hammond, durante el consejo de ministros de Exteriores de la UE celebrado en Luxemburgo.

El Reino Unido, que modula así su tono, era hasta ayer uno de los países que defendían una posición de extrema dureza contra el actual presidente sirio. Muy en la línea de Francia, cuyo secretario de Estado fue ayer de nuevo el más rotundo en torno al papel que debe jugar el líder del régimen de Damasco. «Para que haya paz en Siria hay que hacer una transición política y debe hacerse sin Asad. No habrá paz en Siria con Asad, que es el responsable de esta guerra civil en los últimos cuatro años», recordó Harlem Désir.

Enfrente, el grueso de países, con AlemaniaEslovaquia y España a la cabeza, que insistieron en que el presidente forma parte de la realidad actual en Siria y que guste o no hay que tenerle en cuenta. «Dedicamos demasiado tiempo a hablar del futuro de Asad y nos deberíamos centrar más en cómo resolver la situación. Asad es una realidad y un factor y hay que tenerlo en cuenta. No podemos basarnos en ilusiones sino en la realidad. No se trata de quien nos gusta y quien no, sino quien es relevante y quien no, y definitivamente hoy en día lo es», advirtió el viceministro eslovaco, Miroslav Lajcak.

Críticas a Rusia

En la misma línea se posicionaba José Manuel García Margallo. «Cuanto más tardemos en emprender una negociación habrá más muertos, más desplazados internos, más refugiados, más avance de los terroristas y más presión sobre las fronteras europeas. Urge poner en marcha esa negociación y solo es posible teniendo sentado en la mesa al régimen de Bashar al Asad, aunque él no pueda formar parte de la solución de Siria», advirtió el jefe de la diplomacia española, que admitía tras el encuentro que los 28 siguen sin estar de acuerdo en cómo abordar un proceso de transición que, según el presidente de turno de la UE, que ocupa Luxemburgo, no debería prolongarse más allá de unos meses.

Fruto de las divergencias es el documento de conclusiones pactado en el que se mantiene la ambigüedad sobre cuál debe ser el papel de Asad pero dejando claro que en el futuro se tendrá que marchar. «No podrá haber una solución duradera en Siria bajo el liderazgo actual», recuerdan sin mencionar explícitamente su nombre. García Margallo corrobora que el actual presidente no podría concurrir en unas elecciones futuras debido a que «tiene un balance monstruoso de atrocidades contra su propio pueblo y, por tanto, no puede formar parte del futuro de una Siria libre».

Los 28 también están de acuerdo en que los ataques militares de Rusia a la oposición moderada en Siria deben cesar de inmediato, que las actuaciones contra el Estado Islámico deberían estar «estrechamente coordinadas», y que la escalada bélica solo hace que prolongar el conflicto y minar el proceso político, «agravando la situación humanitaria y aumentando la radicalización», señalan las conclusiones, en las que piden a Moscú que utilice su influencia sobre el régimen sirio para frenar la violencia contra civiles.

Los ministros también abordaron ayer otro de los procesos enquistados en la región como es el de Libia. Pidieron a todas las partes implicadas en el proceso que ratifiquen lo más rápido posible el acuerdo sobre el gobierno de unidad nacional promovido por el enviado especial de la ONU, Bernardino León.